1ro. de mayo

Una jornada laboral de hasta 16 horas diarias bajo un sistema de explotación que permitía la acumulación de capital a los empresarios, mientras las familias trabajadoras apenas subsistían con salarios de hambre… Esas eran las condiciones sociales que imperaban en casi todos los países industrializados para finales del siglo XIX, y que llevaron a los trabajadores europeos y estadounidenses a organizarse y realizar manifestaciones por mejores condiciones laborales y por una reducción en la jornada de trabajo. 

Para 1886, en Estados Unidos, tras una ardua campaña sindical y múltiples huelgas, trabajadores de diversos estados de EUA, lograron varias reivindicaciones; sin embargo, en ciudades como Chicago, la oposición patronal hacia las peticiones obreras, unida a la actitud represiva de la policía, resultó en una situación extremadamente difícil. Ante la represión, la clase obrera organizada en el Sindicato Obrero Central, de carácter anarquista, decidió continuar su lucha. Es así que el 1ro de mayo declararon una huelga; el día 2, la policía disolvió violentamente una manifestación; el día 3, se llevó a cabo una concentración frente a la fábrica de maquinaria agrícola McCormick -la única que se mantenía produciendo con la colaboración de rompehuelgas-, para elegir una comisión que se entrevistara con los propietarios para presentarles sus demandas. Durante un cambio de turno se desató una batalla entre manifestantes y rompehuelgas, que dejó un saldo de 6 muertos y varias decenas de heridos, víctimas de los disparos de la policía. El día 4, concluidos los discursos de los líderes anarquistas en repudio a los atropellos del día anterior, y mientras la multitud ya se dispersaba, la policía intervino atacando a los presentes. De forma inesperada, una bomba explotó en medio de las filas policiales. Ocho policías resultaron muertos y alrededor de 50 obreros heridos como resultado del enfrentamiento. Estos hechos se conocerían luego como la Revuelta de Haymarket y sus muertos como Los Mártires de Chicago.

En honor a los ‘Mártires de Chicago’, cada 1ro de mayo se celebra el Día Internacional de los Trabajadores, convirtiéndose en una jornada reivindicativa en muchos países del mundo; no así, en Estados Unidos ni Canadá; donde crearon el «Labor Day».

En Puerto Rico, comenzó a conmemorarse el 1o de Mayo en 1899. El 24 de abril de ese año, apareció un llamado en el periódico ‘El Porvenir Social’: “Todos los que sufren los tremendos rigores de la tiranía patronal y el criminal desamparo de la sociedad gastada y corrompida, tengan un vigoroso arranque para negarse a trabajar el 1ro de mayo y reclamar juntos, formando cuerpo numeroso y voz potente, la implantación de la jornada legal de ocho horas de trabajo para toda industria, oficio y profesión”.

La manifestación del 1 de mayo contó con la representación de obreros de diversos pueblos del país. Una comisión formada por Rosendo Rivera García, Santiago Iglesias, Ramón Romero Rosa, Estanislao Serman, Quintín Pitifré y Norberto Quiñones se reunió con el Gobernador yanki Guy W. Henry para presentarle las siguientes demandas: 

1. «Que todas las leyes y privilegios que en beneficio del trabajo están establecidas en los Estados Unidos, sean decretadas para Puerto Rico.

2. Que la ley, por la cual no puede ser empleado ningún obrero más de ocho horas al día, se haga extensiva a los obreros de la Isla.

3. Que todos los obreros que se hayan sin trabajo, sean a la mayor brevedad ocupados, ya que ese es el medio que ellos  tienen para ganar la subsistencia de su familia.”


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