24 Rendez-vous con el Cine francés: El cine a la vanguardia Parte 2

Soledad Romero / Especial para En Rojo

Lo que queda de la revolución – 

Tout ce qu’il me reste de la révolution

(Judith Davis). 

Angèle (Judith Davis), la protagonista le lanza a la generación de sus padres una estimulante propuesta y cuestionamiento. En mayo 1968 convocaron desde París a las juventudes del mundo con un movimiento de protesta callejera de inspiración ideológica maoísta, con marchas de estudiantes, obreros, profesores, renombrados intelectuales, directores de cine, artistas. Les reprocha haber renunciado a sus ideales revolucionarios y aburguesarse. El asunto la obsede manteniéndola enfocada, mientras se reúne al azar con personas de orientación diversa que andan buscándose a sí mismas, o algún ideario reivindicador. El filme, un punto de partida con perspectiva analítica expone ese período como un notable referente. París fue significativo, inspirador e importante. Pero no era, ni es el ombligo del mundo, vale afirmar. Entendemos la preocupación del personaje en una Europa donde el pensamiento conservador desafortunadamente se ha estado fortaleciendo aceleradamente con un deplorable matiz xenofóbico. Particularmente después de la disolución por acuerdo, del campo socialista. Sistema que gústenos o no, representó un balance ideológico. Esta película intenta esclarecer entre otros, la naturaleza y significado del compromiso político del individuo en la sociedad. A modo de pitonisa, alerta sobre las consecuencias del descuido al mantener la conciencia adormecida. En otras palabras ¡no bajar la guardia! (Porque te comen los dulces…)

Nota introducida como irritante y reflexión partiendo de la filmografía política guardada en el archivo de la memoria colectiva. Sería pertinente recordar segmentos del panorama político mostrados en el cine, relacionados con la cinta y el tema aludido. No es casualidad que el cine con su poderoso acopio de imágenes guarde documentación de la experiencia humana, asumiendo una de sus tareas fundamentales desde su origen en los albores del siglo pasado como instrumento artístico y didáctico. Hemos contado con ese referente específico para consulta y reflexión del discurrir histórico en el escenario político mundial. 

Como antecedente, las antiguas colonias europeas en África se fueron emancipando desde 1957, como Ghana, a través de una inteligente tarea diplomática. Jornada interrumpida por la desgarradora foto del arresto a plena luz de Patricio Lumumba (1961) Primer Ministro de la República Democrática del Congo. El líder anticolonialista convertido en mártir del nacionalismo africano. Vimos su asesinato víctima de una conspiración de oficiales africanos de alto nivel con la consabida participación de intereses extranjeros, descritos en Lumumba (2000) del haitiano Raoul Peck. 

En el norte de África la lucha de independencia de los argelinos contra el imperialismo francés, adquirió un carácter violento por la renuencia a liberarlos. (1962) La contienda resonó por todo el orbe; quedó captada en La batalla de Argel (1966) de Gillo Pontecorvo. 

Cuba había iniciado un cambio social radical después de una lucha guerrillera en las montañas contra la dictadura. (1959) Eventualmente asumiría su destino solidario en suelo africano expresado en Cuba, una odisea africana (2007) de la egipcia Jihan el –Tahri, prestando ayuda militar fundamental en África del Sur (1988) culminando con la derrota del Apartheid (1991) y la liberación de Nelson Mandela figura egregia de esa resistencia. Documentada en Plot for Peace (2013) por Mandy Jacobson, Carlos Aguilló. 

América del Norte, inició una lucha por los Derechos Civiles de los afrodescendientes (1955-1968) comprometiendo varias generaciones al iniciarse las marchas de desobediencia civil enfrentando perros entrenados contra manifestantes. Los asesinatos de los líderes carismáticos y de fundamento ideológico en 1965 Malcolm X, filme por Spike Lee (1992) y del Reverendo Martin Luther King 1968, Selma (2014) por Ava DuVernay, provocaron una sacudida en la comunidad negra seguida de una profunda crisis de desconfianza general reactivando el sentimiento radical. La batalla en el terreno legal continúa contra la segregación y discriminación de todo tipo.

En el mismo contexto se denunció el militarismo, y la guerra infame de agresión de los EEUU (1955-1975) contra el pueblo vietnamita ocupando un largo curso en la historia. Hearts and Minds (1974) de Peter Davis, Oscar al mejor documental, nos estremeció con imágenes de la guerra como un crimen de lesa humanidad y violación de reglas éticas. ¿Habrá que recordarles a los invasores perdedores que los vimos por Televisión agarrándose a los helicópteros con los pantalones caídos y el trasero al desnudo, como quien dice? Imborrables secuencias de esa confrontación fueron recreadas en Platoon (1986) por el veterano de guerra Oliver Stone. En la masacre de My Lai acribillaron 504 vietnamitas. Imágenes de la población con quemaduras de napalm circularon a nivel internacional; jóvenes soldados fueron expuestos a la contaminación de agentes químicos que les obligaron a regar sobre la población asediada. 

En las Antillas, Puerto Rico, nación que el Congreso norteamericano se empeña en mantener bajo tutela colonial, los jóvenes quemaron las tarjetas que les imponía el servicio militar obligatorio para la contienda en Viet Nam, marchando en protesta por todos los senderos de la isla junto a sus madres, hermanas y novias. Fue en Vietnam donde nuestra generación perdió la inocencia siendo contaminada visualmente sin quererlo y para siempre por el espectáculo de la maldad.

Durante la segunda mitad el siglo pasado el derrocamiento de gobiernos progresistas y liberales fue promovido por medio de conspiraciones que alentaron a usurpar el poder legítimo de Jacobo Árbenz en Guatemala 1954.

La potencia bien conocida que ha ejercido con mayor poder hegemónico en este hemisferio desembarcó su fuerza naval en 1963, promoviendo un golpe de estado para derrocar al presidente Juan Bosh de la República Dominicana.

Paralelamente América Latina se fue caldeando exigiendo ajuste de cuentas a los usurpadores del poder, las burguesías nacionales en su papel de clase opresor, iniciando resistencia contra las oligarquías y sus dictadores de turno. Ni pretensión juvenil, ni pasatiempo de tontos: desataron delaciones, arrestos, exilios, desapariciones, torturas y asesinatos contra los que se aprestaron a resistir las dictaduras militares en Argentina (1976-1983), La hora de los hornos (1968) de Fernando Solanas. Brasil (1964-1986), sufrió también una larga dictadura. En Chile (1973) se inicia un régimen con desgarradoras consecuencias antes enumeradas: el combate de Grandes Alamedas con el asalto al Palacio de La Moneda, y la resistencia del Presidente Salvador Allende. Mientras el poeta nacional Pablo Neruda, agonizaba recluido en un hospital, los golpistas allanaron su residencia saqueando la biblioteca para encender una pira en la calle con sus libros. La espiral (1976) de Armand Mattelart; Missing (1982) del griego Costa Gavras; La batalla de Chile (1975) de Patricio Guzmán recogen la experiencia del asalto al poder igual que en Uruguay (1973). Sobre los Tupamaros y la represión: Estado de sitio (1972) de Costa Gavras, el director de Z (1969).

En Angola y Mozambique se sostuvo una lucha (1964-1974) hasta que las tropas portuguesas dijeron ¡basta¡ instando a la resistencia interna con la culminación de la Revolución de los Claveles provocando la implosión del poder. Ver Capitanes de abril (2000) de María de Medeiros. Las juventudes del mundo continuaron respondiendo con actos de conciencia, sacrificio, y militancia heroica. Quiere decir que la mayoría de las acciones de desafío estuvieron ocurriendo no en Europa exclusivamente, continuaron en África, Oriente Próximo, el Caribe y Latinoamérica. Esta respuesta va cargada y a la vez agradecida al filme citado que nos provocó revisar cuentas, dado a la realidad colonial o de extrema explotación donde apenas hay espacio libre para echarse fresco y respirar. Todo intento de transformación social, estructural ha sido saboteado consecutivamente por intereses económicos dictados por ese viejo enemigo de la Paz, la libertad y la justicia social: el gran capital. Solo basta leer la Prensa matutina. ¡Salud y buenos filmes!

La autora es actriz de teatro; profesora retirada, Dpto. de Lenguas Hispánicas, Q. C. y Estudios Puertorriqueños, Hostos College – CUNY.

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