A propósito de Grotowski: conversando con María Collazo

El fenómeno atmosférico que devastó la isla ha repercutido también en la educación pública y superior del país. A pesar de que ha sido un semestre muy irregular, los cursos van llegando a su fin en la mayoría de los recintos de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Tal es el caso del denominado Laboratorio Grotowski, una propuesta académica nunca antes ofrecida, adscrita al Programa de Estudios Interdisciplinarios (PREI) de la Facultad de Humanidades del recinto riopedrense y guiada por la profesora María Collazo.

El trabajo del investigador, director de teatro y creador Jerzy Grotowski continúa vigente y sigue tomando nuevos rumbos entre la clase artística mundial que se ha interesado en los planteamientos de este polaco, destacado en el teatro vanguardista del siglo XX por el desarrollo del teatro pobre o filosofía que pone énfasis en el trabajo del actor mediante su propio cuerpo.

Precisamente, la también artista multidisciplinaria María Collazo se propuso continuar el legado de esta importante figura humanística con estudiantes jóvenes interesados en la antropología, las diferentes ramas del arte, la psicología, la filosofía. Para esto, ideó un curso que exploró a fondo los conceptos y planteamientos grotowskianos hasta conducir a los alumnos hacia la búsqueda de la comprensión de sí mismos.

Basada en el libro Hacia un teatro pobre de Grotowski y en los estudios que sobre él han realizado investigadores y artistas como Liza Wolford, Richard Schechner, Peter Brook, Thomas, Richards, Mario Biagini, la profesora por más de 25 años indujo a sus alumnos durante este semestre (que no dio abasto) a apoderarse del trabajo grotowskiano para reinterpretarlo y aprender de esa forma de vida, no para imitarlo.

“Cuando estudias a Grotowski, te vas a encontrar con la antropología, la psicología, la filosofía, con el arte de la forma, la imaginación. Todo eso te remite al reconocimiento de uno mismo como ser humano, empiezas a preguntarte aspectos sobre ti mismo y sobre el ser humano: nuestras búsquedas, la interioridad más visceral, más orgánica, el cuerpo vobrante. A eso te lanza este estudio y ahí es que está lo bello porque te encuentras con la interioridad humana, el dolor, la inconformidad”, comentó a En Rojo María Collazo, quien en 1986 tuvo la oportunidad de ensayar con los discípulos directos de Grotowski y de conocerlo a él en el Centro Laboratorio Europeo en Pontedera, Italia.

En ese sentido, estudiar la figura de este genio – como algunos le reconocen – significa navegar en muchas áreas del conocimiento más allá del teatro mismo. “Él te propone una búsqueda que no es superficial, que no es imitar, ni estereotipar. Es buscar lo interior, pero con tus propias asociaciones, con el trabajo al que a veces no nos metemos por protegernos. Él te lanza hasta dónde tienes que llegar, sin frenos, sin protección. Y no es que tengas que salir de ti, pero sí él te lleva a una línea muy fina: la conciencia frente a la inconciencia, la entrega total”, expresó Collazo.

“Te pone a trabajar con tus bloqueos. Más allá de tus imposibilidades y limitaciones (las que enfrenta un actor en el escenario, por ejemplo), es desenmarañar las máscaras que tenemos todos”, continuó la conocedora y creyente de la filosofía de vida grotowskiana.

Y es que, ante el uso mínimo de elementos teatrales que propone el teatro pobre de Grotowski, está el trabajo del actor, el cual – según las propuestas del investigador polaco – debe eliminar las resistencias que su mismo organismo produce ante el conjunto de ciertas técnicas teatrales preestablecidas. Esta austeridad en el teatro pobre le permite al actor explorar, experimentar y trabajar sobre su propio cuerpo.

“¿Esto es una filosofía de vida o una teoría?”, le increpó este medio a la profesora Collazo. “Las dos cosas. Hay quien lo asume como una técnica de referencia, hay gente que hace su práctica teatral a base de Grotowski, sin embargo existen grandes actores, intérpretes y artistas que no lo han estudiado”.

“Yo siempre he tenido una búsqueda interior en el sentido no clichoso, teniendo en cuenta qué sucede a diferencia del exterior, que vida hay ahí adentro, qué conflictos hay, que oportunidad me da de vivir y crear. Lo vivo como una filosofía”, se sinceró quien asistió en agosto 2017 a un encuentro en Lima, Perú con el equipo de trabajo de Grotowski dirigido por Mario Biagini.

En efecto, para este curso pronto a finalizar, la profesora se planteó un acercamiento o reinterpretación sobre conceptos grotowskianos, y lo organizó a base de ejercicios de discusión teóricos y prácticos, pero siempre precisó que quería apostar por la libertad en sus estudiantes: “creo que sería un error y una contradicción limitar el curso… hay que dar tiempo para que a su ritmo se vayan acercando y entendiendo con su propia búsqueda”, indicó.

Muchos de los estudiantes matriculados llegaron al curso con muchos conocimientos sobre actuación y con pocos acerca de Grotowski. Sobre los encuentros semanales con a sus alumnos, Collazo relató: “En la acción he visto experiencias individuales de mucha confrontación con ellos mismos y muy intensas, ha habido llantos, confesiones. De otra parte, ha sido terapéutico. Hay una gran voluntad de querernos desbloquear y llegar a lo mejor de cada cual”. Justo eso pretendió Grotowski con sus investigaciones: acercarse al ser humano y teorizar sobre cómo hacerlo. Para lograr ese acercamiento, utilizó como pretexto el teatro.

Transcurridos estos meses, María Collazo afirma que tanto ella como los alumnos han quedado “como en un estado de amor, de bondad, de dar, de ofrecer… Lo principal, que es el encuentro con ellos mismos, se ha dado. Pero un semestre no alcanza. Se han quedado con mucho interés de seguir entendiendo más, de tomarlo como referente para sus vidas y su labor creativa”.

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