Advierten necesidad de planificación contra terremotos

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El experto en geomorfología, el doctor José Molinelli Freytes, advirtió sobre la necesidad de que la isla se prepare para un evento de terremoto.

“El próximo año se cumplen 100 años del terremoto el 11 de octubre de 1918 si ocurriera un terremoto de esa magnitud al presente uno como el más  severo el 12 de mayo de 1787 asociado al sistema de falla de la trinchera de Puerto Rico  cuya magnitud estimada fue de  8 a 8.1 un evento como eso ocurriendo actual representaría un escenario mucho peor al que hemos visto con María”.

Las declaraciones de Molinelli Freytes se produjeron en una conferencia de prensa en la cual miembros de la comunidad científica del país demandaron del gobierno de Puerto Rico a que tome acciones específicas y contundentes para descontinuar la política de fomentar la construcción de edificaciones en lugares vulnerables a procesos naturales con potencial destructivo. Las demandas y urgencias de estas son secuela de la destrucción que padece la isla de Puerto Rico como consecuencia del paso del huracán María, ya hace un poco más de un mes.

“Hay un señalamiento fundamental aquí, la política de FEMA (por sus siglas en inglés de la  Administración Federal para manejo de Emergencias), con respecto a desastres naturales  debido a los que ocurrieron en la década del ’92, ‘93 en Estados Unidos cuando fallaron los diques del río Mississippi y algunos de sus tributarios, es evitar  construir en zonas de alto riesgo y eso lo sintetiza con la política no te ubiques en zonas inundables”. Dos ejemplos de zonas inundables que han resultado en desastre tras el huracán señaló son Toa Baja y Punta Santiago en Humacao.

Agregó que, en la isla hay otros lugares susceptibles donde no se debe permitir la ubicación como lo son zonas  susceptibles a deslizamiento y marejadas ciclónicas. Molinelli Freytes afirmó que la política del mismo gobierno federal es la de  ver los desastres naturales de forma integral y no aislada, de manera que no solamente se puede buscar soluciones a un problema de inundación, o de  deslizamiento, sino verlo dentro de una gestión integral donde se consideren también el efecto de los terremotos, de las sequias, del cambio climático, “o sea las soluciones de planificación y de mitigación no pueden ser solamente mirando un desastre lo que ha causado un huracán sino mirando en conjunto los desastres área geográfica en específico”.

Continuó denunciando que el huracán dejó en evidencia que tanto el sistema de comunicaciones como la resiliencia del sistema de energía eléctrica eran prácticamente nulas e igual la vulnerabilidad del sistema de distribución de agua.  “Yo veo este desastre de María como una pequeña lección para advertirnos lo mal preparados que estamos en caso de un terremoto mayor”.

El profesor del recinto de Río Piedras de la UPR no ocultó su preocupación al describir que de haber  ocurrido un terremoto mayor, habría cientos  de casas destruídas en la montaña, los  derrumbes serían mayores y el número de comunidades aisladas sería todavía mayor. De igual manera habría decenas de edificios  con fallas estructurales con cientos de personas atrapadas, sin comunicación, ni energía eléctrica, donde las agencias de emergencias no sabrían  cómo manejar esto.

“Esto es una advertencia de situaciones que potencialmente pueden ocurrir en un futuro aunque no se pueda predecir cuándo que necesitan también preparación urgente porque no nos podemos quedar  pensando en todo lo que podíamos haber hecho y no hicimos así que hay un vínculo entre las implicaciones de  planificación del huracán María en términos de vulnerabilidad, deslizamientos, marejadas con el problema de  riesgo de terremotos de Puerto Rico  con respecto a planificación de  uso de la tierra en zonas susceptibles a tsunamis”.

El experto en geomorfología  denunció  que la Junta de Planificación (JP) no toma en consideración estos aspectos en su proceso decisional para ubicar nuevos proyectos en la zona costanera “y eso es fundamental traerlo a la luz porque esa vulnerabilidad ésta y no podemos dejar que siga sin hacerse nada, es hora de que tomemos estos asuntos con seriedad y usemos la ciencia y el conocimiento que hay de las diversas disciplinas para por fin empezar a planificar un Puerto Rico  sostenible la visión antigua hay que borrarla y hay que concretizar acciones efectivas que se traduzcan en acción iniciándose todo este proyecto de reconstrucción de María”.

En tanto la ecóloga doctora Elvira Cuevas aludió  a que María dejó al desnudo la poca planificación que hubo en este país desde que llegaron los españoles, quienes tuvieron que cambiar en el 1508 a Villa Caparra  para San Juan. “La  tuvieron que cambiar porque había malaria y los mosquitos se estaban llevando a los españoles y los  cambiaron al Viejo San Juan que da la casualidad que era una montanita que había brisa  y no tenía el problema que tenían abajo o sea ahí hubo una buena planificación después de  eso tenemos otros problemas”.

Cuevas trajo a la atención a que en Puerto Rico  no hay que esperar por Estados Unidos,  para que nos digan que tenemos que hacer, y en esa dirección denuncio que se llevan “años  de años” esperando  por la limitación de la zona marítimo terrestre (ZMT) y atribuyó que “si hay algo que decir la corrupción es en la ZMT”.

Advertido el Gobierno sobre el Cambio Climático

Desde hace 10 años la comunidad científica había advertido al gobierno de Puerto Rico  de las implicaciones y consecuencias que acarrean el cambio climático (CC), en  una declaración suscrita por 175 científicos  del país y más de 1,500 otros ciudadanos que se desempeñan en una gran diversidad de profesiones. La declaración partió del hecho de que el 2 de febrero de 2007, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU integrado por más de dos mil científicos y expertos internacionales, concluyeron que la temperatura promedio del planeta ha aumentado de forma “inequívoca” y que este aumento se espera que dure por los próximos cien años.

El documento reiteraba que los cambios inducidos por el clima ocasionarían un aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos, tales como ciclones tropicales, las olas de calor y sequias, una disminución en la precipitación promedio sobre la región del Caribe y que de que todos estos efectos serán  mucho más intensos en las islas.

La demanda central de los científicos al gobierno de Puerto Rico en aquel momento, hace 10 años están como hoy totalmente vigentes: “Que  el gobierno asigne prioridad, y con ellos los recursos necesarios, para completar de forma adecuada y con urgencia un Plan de Uso de Terrenos y un Plan Integral de Aguas de Puerto Rico. En la formulación de estos y cualquier otro plan, deben considerarse los impactos esperados del cambio climático tales como, pero sin limitarse a, el alza en el nivel del mar, la erosión e inundación  costera, la salinización de los acuíferos, la reducción en la precipitación pluvial, y la necesidad de aumentar las tierras cultivadas ante la posible escasez de alimentos importados. Estos impactos deben ser analizados utilizando como referencia y como mínimo información  actualizada sobre topografía, áreas inundables y otras amenazas naturales a una escala adecuada, que facilite un proceso de planificación efectivo”.

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