Ante la risa y la tortura Reseña de The Conduct of Life

Caminar por las calles del East Village es simultáneamente romántico y frustrante. Las tienditas oscuras de cosas raras y pequeños estudios de tatuajes en St. Mark’s Place coexisten con restaurantes caros y tiendas chics para consumidores privilegiados. La gentrificación del área le ha robado bastante a su cultura artística, que todavía defienden lugares como La MaMa, el teatro fundado por Ellen Stewart en 1961. El espacio de Teatro Círculo, localizado justamente al lado de La MaMa, añade su voz no sólo al movimiento de teatro Off-Off Broadway, sino a la identidad latina que continúa dejando su huella con comunidades como Loisaida (Lower East Side) y el histórico Nuyorican Poets Café. Teatro Círculo fue establecido en el 1994 y sirve de hogar a una de mis compañías favoritas de la ciudad, Boundless Theatre Company. Su trabajo de excelencia es evidente en su última producción, The Conduct of Life, escrita por la dramaturga cubana, María Irene Fornés.

El trabajo de Fornés se caracteriza por su feminismo y el enfoque en las relaciones de poder entre los géneros. Fornés representa a los hombres como depredadores que explotan a las mujeres por sus propios vacíos emocionales e intelectuales. La mujer usualmente lucha por escapar su opresiva situación social a través de la educación, que le abre los ojos ante la realidad de su condición. A pesar de que estos temas pueden desembocar en la creación de personajes estereotipados y huecos que se convierten en simples portavoces de un ideal, Fornés construye personajes femeninos complejos cuyas contradicciones las humanizan. En una de mis obras favoritas, Fefu and Her Friends, los intercambios entre un grupo de mujeres nos llevan a considerar cómo cada una experimenta su mundo. Aunque sus visiones son diversas, los diferentes personajes enfrentan de maneras particulares un sistema masculino y heterosexista concentrado en controlar cualquier expresión que provenga de la mujer.

En The Conduct of Life, la acción se lleva a cabo dentro de una casa privilegiada en un país latinoamericano no identificado. El montaje divide el espacio de la casa entre dos planos opuestos. Por un lado, el comedor con sus grises y las lámparas de techo de Art Deco Moderno reflejan una armonía hogareña enfatizada por los tangos que se escuchan a través de la obra. Orlando (Dakota Granados), que siempre viste en su uniforme militar, transita el espacio con un caminar imponente que contrarresta su esposa, Leticia (Ana Grosse), que vive preocupada por la comida que cocinara la sirvienta. Esta es precisamente la normalidad del sistema que se desbarata ante el horror que se esconde en sus sombras, las cuales identifican el segundo plano. Secretamente, Orlando ha llevado a la casa a una prisionera (Déa Julian) que tortura y viola sin misericordia. A pesar de que Leticia sospecha la presencia de otra mujer, solo la sirvienta, Olimpia (Monica Steuer), logra transitar ambos espacios y constantemente reta la crueldad de Orlando. Mientras Alejo (Terrell Wheeler), un soldado amigo de Orlando, acepta el comportamiento de su amigo sin cuestionamiento alguno; Olimpia dasafia el orden masculino cuando abraza a la prisionera y escucha su historia.

El personaje de Olimpia es central para la obra ya que ella cuestiona el estatus quo. Olimpia no sólo funciona como los payasos de Shakespeare, que reconocen la realidad y la expresan de maneras cómicas, sino que también violenta las relaciones de poder dentro del hogar. Ella se resiste a las órdenes de Orlando, cuyo uniforme militar lo torna en un símbolo de virilidad destructiva. En el papel de Olimpia, Monica Steuer le da el poder necesario al personaje para resistir el sistema opresivo del hogar sin sacrificar el humor con el que subvierte las imposiciones de poder de Orlando y Leticia. La dirección de Elena Araoz acentúa la lucha de poder que define la obra de Fornés. Araoz también dirigió Mud, otra obra de la dramaturga cubana que Boundless Theatre llevó a escena en el 2017. En Mud, una mujer convive con dos hombres, uno que representa la estereotipada energía física masculina y otro cuyo intelecto sobrepasa el de los demás personajes. Ambos hombres esclavizan a la mujer, hasta que ella se rebela contra el rol de madre en el cual ellos la han aprisionado. Araoz entiende muy bien los personajes de Fornés y los confronta en un baile violento y sexual, algo similar al de Stanley, Stella y Blanche en A Streetcar Named Desire de Tennessee Williams.

Es esencial resaltar el trabajo de luminotecnia a manos de María Cristina Fusté y la escenografía de Regina García. El espacio escénico es muy pequeño y cuenta con tan solo cincuenta y tres butacas acomodadas a tres lados de éste. García hace maravillas con el espacio añadiendo profundidad a un tablillero, donde la víctima de Orlando se esconde para escapar de la tortura, sin eliminar las señales de privilegio que definen la casa de Leticia. El trabajo de García torna cada esquina en un mundo de posibilidades escénicas. La iluminación de Fusté trabaja en conjunto con la escenógrafa para delinear los diferentes lugares dentro de la casa. Mientras el comedor se ilumina de manera brillante y clara, éste se transforma en un cuarto de tortura tan pronto se apagan las luces y entra la prisionera desesperada por escapar de su torturador. Estos momentos sombríos funcionan para tapar de muchas maneras las torturas de Orlando. Las siluetas de los actores nos dejan ver las agresiones sexuales de Orlando en contra de su víctima. Al mismo tiempo, las sombras hacen más horrendas estas escenas porque obligan al espectador a definir en su imaginación la violencia y el sufrimiento de la prisionera. La colaboración de Fusté y García es para mí una de las maravillas de las producciones de Boundless Theatre.

The Conduct of Life usa como trasfondo un país latinoamericano sin identidad real como una excusa para representar la opresión masculina. A Fornés no le interesa profundizar en la violencia del estado o las consecuencias de la tortura, que son el tema central en una obra como Información para extranjeros de la escritora argentina Griselda Gambaro. Aunque la producción establece conexiones tenues a la Argentina de Juan Perón, la representación de una América Latina genérica violentada por el militarismo desaprovecha la oportunidad de comentar sobre las intersecciones entre la opresión del estado y la victimización de la mujer. Sin embargo, la producción de The Conduct of Life logra adentrar al espectador en un mundo alucinante de contradicciones donde la risa desafiante comparte un lugar con la oscuridad de la tortura.

The Conduct of Life estará en escena hasta el 30 de septiembre en el Teatro Círculo de Nueva York.

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