Aquella ¿masacre? de puertorriqueños en Ciales , agosto 1898

Probablemente usted haya leído El levantamiento de Ciales, de Juan Manuel Delgado (Guasábara, 1981). El autor publicó algunas notas en Claridad en los años ‘80. Delgado estipula en su libro que “El 13 de agosto de 1898 más de seiscientos campesinos cialeños se levantaron en armas y proclamaron la independencia y República de Puerto Rico. Posteriormente llegaron a Ciales grupos de insurrectos de otros pueblos para respaldar la gesta”.

Estas proclamaciones se han puesto en duda por otros historiadores debido, entre otras cosas, a que no existe una prueba documental. Delgado, sin embargo, sostiene su libro sobre otros documentos que lee, obviamente, en el contexto: se trata de escritos desde posiciones oficiales y de poder. Además, recurre a la tradición oral.

“La tradición oral, como ya indicamos anteriormente, señala que cincuenta y una personas (51) murieron en el levantamiento. Esta cifra justifica la tradición oral al señalar que después del combate hubo un fusilamiento en la plaza y otro en el barrio Frontón. Posteriormente los españoles montaron los cadáveres en carretones de bueyes y los transportaron hasta el sector “Mata de Plátano” y allí los lanzaron al Río Grande de Manatí.

Aunque no hemos localizado documento alguno que respalde lo dicho por la tradición oral sobre este aspecto —y de haber ocurrido la matanza no lo iban a reconocer por escrito— la presentamos para que quede como un testimonio del propio pueblo que fue testigo de los hechos”.

Aparte de que el libro citado es celebratorio, alejándose del prurito de objetividad académica, el recurrir a la historia oral y a la tradición se ha utilizado también como elemento que demostraría debilidades de la investigación de marras.

Por otro lado, en 1898: La guerra después de la guerra (Huracán, 1987) Fernando Picó escribe:

Las autoridades españolas habían abandonado el pueblo de Ciales.

Al otro día del armisticio, 13 de agosto, dos partidas de criollos ocuparon el pueblo e izaron la bandera norteamericana en el ayuntamiento. Una partida de voluntarios auxiliares de las fuerzas españolas vino de Manatí en la tarde del 13 de agosto para reocupar a Ciales. De la confrontación armada de ambos bandos los cialeños salieron mal parados. Del tiroteo y de la actividad de ocupación del pueblo resultaron ocho muertos. (pp. 90-91)

Aparte de la documentación a la que recurren Maldonado y Picó, ¿qué otra fuente podemos usar?

Leyendo las noticias de la época (agosto de 1898) en el New York Times, me topo con dos partes sobre el tema.

Una nota está fechada el 15 de agosto de 1898 y el titular es sorprendente: MASACRE DE PUERTORRIQUENOS:

Ponce, Puerto Rico. Aug. 15. -Las banderas blancas revolotean en los puestos avanzados españoles y estadounidenses y todo está tranquilo. El primer informe de ultrajes de los españoles dentro de sus líneas fue llevado a la sede del general Wilson por un sacerdote que encabezaba una delegación de Ciales, veinte millas al noreste de Utuado.

Los habitantes de la ciudad izaron una bandera de los EEUU cuando se marcharon las tropas españolas. Las tropas regresaron, rasgaron la bandera y machetearon a noventa de los habitantes. Esto ocurrió el sábado. El sacerdote hizo un llamamiento a los estadounidenses para que los protegieran, pero estos últimos son incapaces de interferir en las circunstancias actuales, aunque se inaugure un reino de terror. (traducción mía)

La otra nota “confirma” la primera. El titular es dramático:”ESPAÑOLES MATAN OCHENTA. Se confirma rumor de masacre de puertorriqueños en Ciales a mano de las tropas de Macías. Otras atrocidades reportadas”.

Ponce, Puerto Rico. Aug. 17. – Llegan informes de todas direcciones sobre atropellos cometidos dentro de las líneas españolas. Sin duda muchos son exageraciones, pero los rumores de una masacre en Ciales han sido confirmados.

Algunos de los nativos se refugiaron en el campanario de la catedral y dispararon contra las tropas españolas, pero fueron dominados y macheteados en número de ochenta.

La Batería N del Séptimo Regimiento, bajo el Capitán. McComb, no pudo continuar a lo largo del camino de la montaña con el general Henry y al haber perdido un arma y seis caballos en un precipicio regresaron aquí. (traducción mía)

El parte noticioso señala la disposición de los puertorriqueños a perseguir a los residentes peninsulares y que algunos pequeños motines se han registrado. El día 19 de agosto el propio general Miles dirá al New York Times que ellos, el ejército norteamericano, no podrían intervenir para impedir que los españoles sofocaran a sangre y fuego estos pequeños motines.

Los periódicos de la época son otras fuentes. Sin embargo, debe estar claro que el periodismo durante la Guerra Hispano-Americana estaba en función de la máquina de guerra. Es bastante conocido el esfuerzo de los dueños de la prensa en crear el clima bélico y patriótico necesario para los intereses industriales y sus propias empresas. Tanto Delgado, como Picó se refieren a lo sucedido en Ciales. Difieren en la interpretación. Para el primero se trata de un “levantamiento” que proclama la independencia; y para Picó son unos “sucesos” lamentables que no poseen una inspiración política o libertadora.

A mí no me interesa probar cual interpretación es correcta. Lo que me interesa es destacar que mientras investigaba incidencias cotidianas de esas fechas en periódicos norteamericanos me topé con esas notas que hacen referencia a ese día. No las conocía y me parecieron particularmente curiosas.

No puedo leer documentos oficiales como si fueran verdades absolutas. Es poco probable que la cifra de ocho muertos que cita Picó a partir de un documento oficial sea correcta. Algunos heridos huyeron por los montes. Es probable que muriera alguno más. La cifra que da Delgado es difícil de probar (51) pero es menos a la que da el New York Times por voz de un cura cialeño. Al cura no le creería mucho y menos a los periodistas. Richard Harding Davis y Stephen Cran, por dar dos ejemplos ilustres, eran grandes fabuladores. Sin embargo, ese conteo de cuerpos no es más importante que el análisis de las razones por las que ocurrieron durante ese período varios motines, levantamientos y represalias sobre todo en el área montañosa de la isla. El libro de Fernando Picó y el de Juan Manuel Delgado son excelentes para aquellos interesados en conocer nuestra historia.

Artículo anteriorEl deporte aviva la nación
Artículo siguientePor la dignidad magisterial y en defensa de la educación pública