Mirada al País: Ataque visceral a la educación con perspectiva de género

 

Especial para CLARIDAD

Las feministas y otros sectores que defienden los derechos humanos, hemos insistido en que la educación es el instrumento por excelencia para cambiar los conceptos, roles, creencias, formas de pensar, actuar, juzgar que se nos han transmitido por tiempo inmemorable, de generación en generación, respecto a que las mujeres y los hombres somos y debemos desempeñarnos de particular manera, porque así lo determinan nuestras diferencias biológicas. Es sobre esta concepción que se sostiene el discrimen por género cuya expresión más degradante es la violencia contra las mujeres y contra la población cuya orientación e identidad sexual puede ser tan diversa como los colores del arcoíris que suele representarles. No nacemos con esas concepciones, sino que las aprendemos, se introducen en nuestros pensamientos y actitudes durante la crianza y formación como personas desde que nos regalan como primera vestimenta una cotita azul si es un varón o rosada, si es una niña. Abogamos por una enseñanza con perspectiva de género para que, partiendo de esas preconcepciones, es decir poniendo en perspectiva o tomando como referencia esos estereotipos equivocados que colocan en posición de privilegio, preferencia y poder a los hombres mientras subordina, menoscaba y menosprecia a las mujeres, se promueva la equidad, así como la valorización, respeto y celebración de las diferencias.

Estamos conscientes de que se trata de una gestión compleja, cuyos beneficios se verán y efectos positivos se disfrutarán cuando el estudiantado que reciba la enseñanza vaya creciendo, internalizando, analizando con un enfoque desde los derechos humanos la realidad social. No se trata de una clase, de uno o dos cursos, de un texto o una conferencia, sino de un proceso que atravesará de un lado a otro toda la educación impartida y que, necesariamente, tendrá conexiones con otras formas de discrimen como el racismo, la xenofobia, la homofobia. Contrario a las mentiras y mitos que contra toda lógica propician los sectores fundamentalistas, sean religiosos o políticos, la educación con perspectiva de género no tiene como objetivo sexualizar estudiantes, ni el llamado libertinaje. Evidentemente la educación sexual es necesaria y así lo reconoce el Departamento de Educación. Ejemplo de que la ofrecida en nuestras escuelas parece ser deficiente, son las barbaridades que como papagallos repiten participantes en las actividades y medios de comunicación para oponerse a la exigencia de educación con perspectiva de género. La marcha que se llevó a cabo en San Juan el pasado 14 de agosto, convocada por sectores fundamentalistas a los que se sumó la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica y otros líderes religiosos cuya participación sorprendió a algunas de nosotras pues les considerábamos personas con una visión justa, fue numerosa.La cantidad, sin embargo, no es sinónimo de tener la razón.

Las organizaciones feministas, de servicios a las mujeres entidades comunitarias, defensoras de los derechos humanos, gremios profesionales, sindicatos, iglesias progresistas y participantes de otras más tradicionales, estamos preparadas y en disposición de continuar exigiendo la implantación de la educación con perspectiva de género. La Orden Ejecutiva (OE-2021-013) emitida por el Gobernador el 25 de enero de 2021 reconoce e incluye este renglón entre los procesos necesarios para combatir las causas que contribuyen al discrimen y la violencia. Sabemos que las cinco organizaciones no gubernamentales de mujeres que participan del comité PARE (Prevención, Apoyo, Rescate y Educación de la Violencia de Género) están trabajando con alta prioridad el aspecto de la educación y que el subcomité creado para este propósito cuenta con expertas en el tema, además de la representación del Departamento de Educación). Hasta el momento el gobernador Pedro Pierluisi no se ha retractado del compromiso que hizo en la campaña electoral, reafirmado en la Orden Ejecutiva, sobre la prioridad que tiene la educación con perspectiva de género. Sin embargo, no descansamos en ello. Sabemos del oportunismo electoral y que, no pocas veces, se sientan a ver hacia dónde sopla el viento o a desojar margaritas para decidir qué acción tomar. Un cambio de opinión significaría traición y tendría para él un grave costo político.

Tengo total confianza en las organizaciones que nos representan en PARE y que denunciarán cualquier cambio perjudicial de postura del gobernador o de otras funcionarias que tienen las responsabilidades de dirección en el Comité.

La ocupación de dos escaños en la Legislatura por el Proyecto Dignidad, a través de la representante Lissie Burgos y la senadora Joanne Rodríguez Veve, ha abierto un foro privilegiado para detractar no solamente la educación con perspectiva de género, sino todo proyecto que esté relacionado con la identidad y orientación sexual, con la equidad y hasta con las organizaciones de mujeres, que ofrecen servicios. Por ejemplo, Rodríguez Veve presentó legislación para investigar los albergues y para licenciarlos, a través de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, entidad cuyo funcionamiento ha sido altamente cuestionado por la ineficiencia y falta de cumplimiento con su ley orgánica. Cómo podemos olvidar el circo que montó alrededor del proyecto para prohibir las terapias de conversión, que zozobró finalmente. Claro está la agenda anti equidad de quienes contradictoriamente invocan la dignidad, no sería posible si no contaran con la cobardía y el oportunismo de populares y penepés que se alían, dependiendo de lo que más les convenga políticamente. El incidente ocurrido hace unos días en una escuela de Arecibo por el evento llevado a cabo por la clase de grado XII y todo el prejuicio que sobre el particular volcó la senadora Rodríguez Veve en los medios y redes sociales, es una muestra de cuánto odio y peligrosidad pueden generar expresiones como las suyas; prejuicio por orientación sexual, prejuicio contra las mujeres, hasta por el color violeta que identifica las luchas feministas y que, en el caso al cual nos referimos, coincidía con el utilizado para el uniforme escolar.

La mala noticia para los sectores fundamentalistas y para quienes atacan visceralmente la necesaria educación con perspectiva de género es que insistiremos y lucharemos para que se implante ahora, mañana y siempre. También lo haremos por la equidad, la justicia, por una vida digna, de paz y libre de violencia, a la cual todas las personas tenemos derecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

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