Ayotzinapa en mí o la versión de los testigos

La semana pasada En Rojo mostró imágenes, escrituras de luz que pretenden ser escrituras de los hechos. La propuesta era mostrar como las fotografías forman parte de una estrategia documental. Frente a la construcción de narrativas oficiales (como los “hechos alternativos” a los que se refiere la administración Trump, p.e.) se construyen, como necesidad, otros modos de narrar y presentar hechos.

Hace poco menos de tres años, entre el 26 de septiembre y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, se persiguió y atacó a un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. El resultado fue que 9 personas murieron, 27 resultaron heridos y 43 estudiantes desaparecieron.

Cinco semanas después la Procuradoría General de la República anunció en una conferencia de prensa que los estudiantes fueron o habrían sido asesinados después de que policías de los municipios de Iguala y Cocula los entregaran al grupo criminal “Guerreros Unidos”, vinculados al alcalde de Iguala, José Luis Abarca. Sus cadáveres fueron quemados, después se depositaron los restos en bolsas y fueron arrojados en un río. Los padres, militares y amigos de los estudiantes rechazaron el informe por carecer de base científica. Periodistas e investigadores independientes desafiaron esa versión oficial. Un cineasta puertorriqueño, Tito Román, se encontraba en México cuando se inician las protestas exigiendo esclarecer esa masacre. Estaba allí para realizar un documental sobre el boxeador Jeyver Cintrón, que competía en los Juegos Centroamericanos. Atyotzinapa lo marcó y decidió presentar una mirada disidente.

El documental, Ayotzinapa en mí, se estrenó en la Cinemateca Nacional de México, el 24 de septiembre de 2016. En enero llegó brevemente a los cines corporativos de San Juan. De ahí la pieza se ha movido por la isla y en festivales. Por ejemplo, el seis de abril se presentará en el Recinto Universitario de Mayagüez.

A mi parecer este es el mejor documental que haya realizado un cineasta puertorriqueño. Aparte de una invitación a verlo, cosa que pueden hacer por línea, quise hacer algunas preguntas a Tito Román Rivera, quien a pesar de encontrarse editando su más reciente trabajo, tomó de su tiempo para contestarlas.

1. Los soviéticos, en la primera década de la revolución, proponen un método (factografía) para referirse a una escritura de los hechos sin generalizaciones como parte de una herramienta política. Salvando las distancias, ¿consideras que hacer documentales puede convertirse (o es) una herramienta política?

2. ¿Cómo un cineasta (documentalista) equilibra el contenido, la presentación de hechos, con un afán estético? ¿Qué debe dominar?

3. De Betances a Ayotzinapa hay años de trabajo. ¿Qué cosas provee la experiencia a un realizador?

4. ¿Qué te parece la situación actual de la “industria de cine nacional” con los recortes anunciados en créditos o apoyo institucional?

1. El cine es una herramienta política utilizada por los países más poderosos para controlar y establecer formas de pensamiento. Hollywood es una forma de dominación sobre las poblaciones de Estados Unidos y sobre el Mundo. A través de sus películas se establecen modas, pensamientos y se promueven estilos de vida. La distracción es una forma de dominación y el cine de espectáculo estadounidense es eso. Por ende nosotros, los pueblos oprimidos por esa dominación económica tenemos que desarrollar nuestras propias historias. El cine puede ser un gesto solidario. Eso aprendí en la Escuela Internacional de Cine y TV en Cuba, y esa es una agenda pendiente del cine latinoamericano. Nuestro cine usualmente presenta las historias de resistencia y nos hemos caracterizado regionalmente por ser y hacer el cine de corte político por excelencia.

2. El cine es tan libre como el resto de las artes. Un autor puede ir por el camino de la narrativa clásica o puede tomar la ruta experimental. En mi caso he trabajado la narrativa clásica. Por el momento he seleccionado temas de importancia política y he decicido presentar temas muy serios combinados con la presencia musical y la poesía spoken. En la mesa de edición uno va tanteando el ritmo de una película y se van hilvanando los mensajes que se quieren llevar. El trabajo de mesa sobre el guión de montaje es el punto de partida. Ese proceso te permite armar el muñeco de forma clara en tu cabeza y luego te da la flexibilidad de mover bloques narrativos de un lado a otro con seguridad. Creo que al editar estoy escribiendo un libro con capítulos interconectados que te llevan en un arco narrativo.

3. La experiencia es una herramienta adicional, es obvio que el tiempo ayuda, uno comete menos errores y recorre caminos de forma más inmediata. Ya vas evitando perder el tiempo en gestiones que no te van a rendir frutos. Entonces sí, la experiencia es algo que se adquiere con el esfuerzo y realmente es un recurso valioso, te permite trabajar con mayor seguridad. Además, te atreves a más, te vuelves algo ambicioso pues cuando uno se atreve siempre hay posibilidad de triunfo, aunque uno pierda siempre se gana y la experiencia siempre es ganancia.

4. Realmente es indignante la situación por la cual atraviesa nuestra nación actualmente. Da asco ver cómo la legislatura contrata a corruptos para mantenerlos a flote y por otro lado recortan los presupuestos que ayudan a las producciones de nuestro cine nacional que tanto aportan al pensamiento colectivo. Nos recortan el presupuesto para pagar una deuda ilegal. Estoy cansado del coloniaje, de la explotación económica en que vivimos, de que nos esten asfixiando a todxs los que somos la fuerza productiva. Nuestros proyectos de cine documental ayudan a la economía del país, los trabajos de mis colegas ayudan a darle empleo a otras personas, pero el gobierno colonial capitalista no entiende la importancia del cine como herramienta de desarrollo educativo, social, cultural y económico. El llamado que hago a mis colegas es a seguir produciendo a como dé lugar. Aunque tengamos que hacer películas con muy bajo presupuesto tenemos que hacerlas, de lo contrario sigue muriendo el país, no podemos dejar que eso ocurra. Esa experiencia va a permitirnos otras formas de pensar el cine y de hacer el cine. Convoco al pueblo a apoyar todas nuestras presentaciones y a consumir aun más nuestro cine; tenemos que mirarnos, pensarnos y explicarnos.

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