Breves abril-1

Por María Cristina

Para no atrasarme demasiado de ver lo exhibido en las salas de cine (resido ahora en Vieques) pasé varios días en Río Piedras —mi sede en Puerto Rico cerca de mi querida Universidad— y pude ver tres filmes en Fine Arts y tres del 10mo Festival de Cine Europeo, auspiciado por la Alliance Française. 

Tout ce qu’il me reste de la révolution/Que pasó con mi revolución 

(directora Judith Davis; guionistas Judith Davis y Cécile Vargaftig; cinematógrafa Emilie Noblet; elenco Judith Davis, Malik Zidi, Claire Dumas, Simon Bakhouche, Mélanie Bestel, Nadir Legrand, Mireille Perrier, Yasin Houicha, Samira Sedira, Slim El Hedli)

Este es uno de los filmes incluidos en el escrito de Soledad Romero sobre Rendez-vous con el cine francés publicado anteriormente en En Rojo, que escogí gracias a su recomendación. Desde un principio el filme nos ubica en el movimiento de la Nouvelle Vague de la década de 1960 en París con su estilo de cinema verité que con cámara en mano sigue el caminar nervioso y agresivo de Angèle (directora, co-guionista y protagonista), en su veintena de años, inteligente y profesional y rebelde en su vestimenta, actitud y trato al no seguir los patrones de la sociedad de su momento. Muy pronto entendemos de dónde viene su discurso: hija de madre y padre que fueron impulsores de cambio en el histórico 1968 (que como Soledad Romero señala era más que ese mayo de rebeldía y confluencia en París). Pero Angèle se encuentra a destiempo ya que sus mayores, los que vivieron esa época, parecen haberse olvidado de esa ideología en la práctica excepto para enfatizar algún punto y no hacer nada para iniciar un cambio.

Cuando Angèle decide salirse de ese circuito mira su pasado y encaja nuevamente con su padre y, cuando logra controlar su rabia, su madre y vuelve a la calle a organizar y crear grupos de discusión de ideas y acción. Son precisamente estos grupos (no pasan de 6 personas) con su confusión, confesión y conexión lo más logrado ideológicamente en el filme. En lo que parece una total seriedad los intercambios entre ellxs nos da espacio para recapacitar las frases y consignas, reírnos por los diferentes niveles de discusión y ver el resultado como una obra en progreso. Las escenas parecen desconectadas—como todo filme de Godard—y las palabras sin sentido directo, pero así somos y pensamos y encontrar un espacio para expresarnos es una delicia. 

Fortuna 

Fortuna

(director y guionista Germinal Roaux; cinematografía Colin Lévêque; elenco Kidist Siyum Beza, Bruno Gantz, Patrick D’Assumçao, Assefa Zerihun Gudeta, Yoann Blanc)

Los Alpes de Suiza en invierno es el lugar de acojo/refugio temporero para un grupo de etíopes que incluye hombres solos y en familia, mujeres con niños y una adolescente que logró llegar pero no así sus padres. Esta es Fortuna. Comparten el espacio de un monasterio y hospicio católico en las montañas heladas. Todxs se acoplan al lugar desconocido y extraño bajo la premisa de que no hay seguridad de estadía, que dependen de la evaluación que hagan las autoridades de su solicitud de asilo. La dulzura de Fortuna de casi 14 años enternece tanto al mayor de los monjes como al administrador/trabajador social que tiene como misión facilitar la estadía y permanencia de estos migrantes en territorio suizo. El mejor amigo de Fortuna a quien confiesa sus temores es un burro que ella cuida en esta temperatura tan fría. Además tiene su propio altar con fotos de sus padres y su Virgencita. 

Todo este balance de Fortuna se ve alterado cuando descubre que la otra persona en quien ella confía por comportarse como un protector, Kabir de 26 años, la ha preñado. Ella lo ve como algo natural y, en su caso, algo que desea porque es una prueba de amor, aparte de que ahora puede tener su propia familia. Como es de esperarse Kabir no comparte este sueño y trata de explicarle que si otros se enteran, él irá a la cárcel por ella ser menor. Fortuna intenta convencer—casi sin palabras, solamente con su actitud—a Kabir, el Hermano Jean y al Sr. Blanchet al insistir en completar la gestación aunque ello signifique que su estadía permanente sea más difícil. La cámara capta en blanco y negro el hermoso rostro y expresiones de Kidist Siyum Beza como Fortuna tanto como los interiores y exteriores que parecen relucir con la luz que utiliza el cinematógrafo, Colin Lévêque.

Viaje al cuarto de una madre

Viaje al cuarto de madre

(directora y guionista Celia Rico Clavelino; cinematografía Santiago Racaj; elenco Anna Castillo, Lola Dueñas, Noemi Hopper, Ana Mena, Susana Abaitua, Marisol Membrillo, Pedro Casablanc, Silvia Casanova)

Este hermoso filme minimalista es el primer largometraje de ficción de Celia Rico Clavellino que esperamos enriquezca aún más la lista de realizadoras españolas y latinoamericanas existente y cambiante. Casi todo está filmado en espacios recortados del apartamento que comparten Estrella con su hija Leonor y predominantemente con sus únicas voces que de todas maneras hablan muy poco. Aquí se desarrolla una historia de mucho amor pero también de gran fragilidad por tratarse de separación. Aunque casi no se habla de ello—nunca entre madre e hija—hay un gran vacío en el hogar y en sus vidas. La ausencia del padre parece haber causado una depresión extrema en Estrella que ya no le permite regresar a su puesto de costurera. Leonor ocupa su puesto en lo que decide qué hacer con su vida. Sabe que no puede permanecer en un hogar donde su madre se hará más dependiente de ella y está sobreprotegida. Pero entonces está el sentimiento de culpabilidad porque su partida significaría dejar a su madre sola ahora que está más cercana a ella. Además, independizarse significa asumir responsabilidades y proveer su ingreso.

Una vez que Leonor decide irse, comienza la voz—en verdad sus movimientos y gestos—de Estrella para llenar precisamente dos vacíos, el de su marido y ahora su hija. Se obliga a salir del apartamento y, aunque no regresa a su empleo, comienza a coser en casa. Poco a poco se irá encontrando para crear un nuevo balance en su vida. En su reencuentro, Leonor se da cuenta que Estrella camina hacia su recuperación. Todo esto se da en las pequeñas cosas que hacen: cambiar algún mueble, preparar algo diferente para el desayuno, tener celular y utilizarlo para necesidad y entretenimiento, buscar los objetos escondidos por su relación con el amado ausente. 

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