Cine en Vieques

Con público numeroso y diverso —en sus edades, intereses, residentes y visitantes— Camille Vandenbunder, programadora del Festival anual de Cine Europeo que se celebra en el mes de marzo, y organizadora de la competencia puertorriqueña de cortometrajes y de su programa itinerante, presentó el sábado 16 de junio en el Fortín Conde de Mirasol cinco ejemplos del talento de jóvenes cineastas de aquí. Anthony Legrand profesional de Gisela Rosario, Corazón de Loíza de Llaima Sanfiorenzo y Margarita Mair y El hombre que nadie conoció de Oswaldo Colón fueron los que compitieron por el Premio del Público en el pasado Festival de Cine Europeo. Además se presentaron dos cortometrajes fuera de competencia: Ese olor a lechón cortometraje de ficción del también actor Modesto Lacén y el documental La Perla After María de Clari Lewis.

Comento los dos mejores que reúnen todos los elementos cinematográficos para contar una buena historia de interés para un público diverso, local, nacional e internacional.

La Perla After María  de Clari Lewis tiene como centro la cercanía y cooperación que se manifestó después del desastre de María. La Perla es una comunidad que desde sus principios ha sido marginada socialmente y por su geografía es extremadamente vulnerable en este y muchos desastres naturales anteriores. Es precisamente esa ubicación al borde de una estrecha playa lo que la cámara capta como encuadre. El colorido de las casas —de todo tipo y tamaño— y su población tan diversa como los recién llegados o los que llevan generaciones viviendo aquí, nos hablan de cómo esta experiencia los unió como comunidad casi dejando fuera cualquier animosidad vecinal que pudiera haber. Aquí se dio lo que pasó también en todo Puerto Rico cuando dejamos de ser yo y yo y nos convertimos en un nosotros inclusive.

El hombre que nadie conoció de Oswaldo Colón fue el cortometraje ganador del Premio del Público en este Festival de Cine Europeo y coincido totalmente con esta selección. Con un sonido claro y preciso que capta las intervenciones de entrevistado y entrevistador, y una cámara que le ofrece espacio a Don Quique, tanto exterior como interior, para expresar sus opiniones, su evaluación de su vida, su carácter jovial y a veces muy serio, su franqueza en cuanto a la vida que lleva y de la que se enorgullece por su trabajo artesanal. Pero además el director complace a Don Quique al proveerle un escenario donde puede hacer su performance para su propia satisfacción y la de cualquiera que se detenga a verlo y aplaudirlo como nosotros hicimos ese sábado.

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