Cobra, Adjuster, Whitefish, etc.: Los varios nombres del guiso

 

Por Manuel de J. González/ClARiDAD

¿Cuánto dinero ha aprobado el Congreso de Estados Unidos para auxiliar la reconstrucción de Puerto Rico luego del huracán María?  Según Donald Trump son $91 mil millones y según cálculos de la prensa la suma se queda en alrededor de $15 mil millones. ¿Y cuánto dinero realmente ha llegado a Puerto Rico? Un estudio del Centro para la Nueva Economía (CNE) encontró que al año del paso del huracán la suma distribuida o comprometida en contratos ascendía a $5 billones.  A Puerto Rico, sin embargo, había llegado muy poco. El estudio del CNE demostró que el 90% de lo distribuido, $4.3 billones, había ido a parar a empresas estadounidenses. Lo manejado por empresas puertorriqueñas se quedaba en $490 millones (10%).  

Cuando se estudia con un poco más de detalle la contratación efectuada encontramos un mismo patrón en el tipo de empresa beneficiada y la manera como se produjo el arreglo. En primer lugar, en casi todos los casos hubo de por medio algún “padrino” político o la ayuda de un funcionario bien colocado. En segundo lugar, casi todas las empresas fueron creadas para beneficiarse del “desastre” boricua o se dedicaban a otro tipo de negocio y se “adaptaron” ante la oportunidad que representó el huracán.

Buena parte del dinero gastado fue el que se dirigió a la reinstalación del sistema eléctrico y para esa tarea tan sólo dos empresas – Cobra Acquisitions y Whitefish Energy – recibieron contratos por $2,005 millones. En ambos casos se trata de entidades especialmente organizadas para aprovecharse del desastre, que no tenían experiencia previa en la labor que realizarían y que recurrieron a intermediarios con poder para allegarse los mega contratos.

El caso más conocido es el de Whitefish, empresa que solo existía de nombre en el lejano estado de Montana antes de recibir un contrato de hasta $300 millones de parte de la Autoridad de Energía Eléctrica. El acuerdo fue eventualmente cancelado en medio de un mar de protestas, pero eso no impidió que llegara a facturar $160 millones por trabajos realizados mediante subcontratistas. El patrón seguido en este caso es, como veremos, muy similar al de los otros casos: la empresa, hasta entonces inoperante, consigue el súper contrato y procede a subcontratar a quienes realicen el trabajo, quedándose con la tajada principal. 

Ese también fue el caso Cobra Acquisitions que hasta ahora ha sido la campeona en contratos relacionados con el huracán, los que suman $1,845 millones. Mientras Whitefish comenzó a pescar desde Montana, Cobra lo hizo desde Oklahoma. Allí está la oficina de sus dueños, Mammoth Energy. A pesar de ese nombre, el campo de operaciones de este mamut no es la electricidad ni tampoco se trataba de un negocio grande antes del guiso en Puerto Rico. El campo de operaciones de Mammoth, creada en 2014, es la exploración de petróleo y gas natural. En el informe que rindió a entidades reguladoras sobre sus operaciones en 2017 en el renglón de ingresos (“revenue”) marcaron “entre $100 y $500 millones”.

Para aprovecharse del desastre Mammoth creó Cobra Acquisition y, haciendo honor al nombre, de inmediato “adquirió” un contrato que le representaba ingresos cuatro veces superiores a los que tenía la matriz. Mientras los puertorriqueños debatían sobre el oprobioso arreglo con Whitefish, Cobra, que tampoco era una empresa con experiencia en electricidad, se agenciaba contrato tras contrato gracias al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos – entonces responsable de la reconstrucción eléctrica – y de FEMA, la entidad que hacía los pagos. Como la de Montana, la empresa de Oklahoma recibió un primer contrato de $300 millones que se fue extendiendo hasta llegar a casi dos mil millones. 

Respecto a Whitefish, su patrocinador fue el secretario del Interior de Estados Unidos, Ryan Zinke, quien también es de Montana. En cuanto a Mammoth-Cobra, recientemente se supo que recibió la protección de Ahsha Tribble, subdirectora de FEMA para la región que cubre a Puerto Rico. Dado que la agencia estadounidense era la que, en última instancia pagaría las facturas de los trabajos, Tribble era quien realmente decidía a quién la AEE contrataba. Actualmente la funcionaria está fuera de su cargo en FEMA porque existe una investigación contra ella precisamente por su relación con Mammoth-Cobra.

Los contratos con la AEE ayudaron a los dueños de Mammoth-Cobra en más de una manera. Tras obtenerlos el valor de sus acciones, que se mercadean en Wall Street, aumentó un 38 por ciento. Recientemente, sin embargo, experimentaron una baja luego de que el Wall Street Journal informara sobre la investigación que se sigue contra Tribble.  

Otra empresa buitre, especializada en aprovechar desastres, es Adjuster International. Aquí vemos repetido el esquema porque, como indica su nombre, se especializa en hacer estimaciones de daños a ser reclamados a una aseguradora. En Puerto Rico, sin embargo, Adjuster se las agenció para estar a cargo de las tareas de reconstrucción de las decenas de miles de viviendas que fueron averiadas o destruidas por el huracán. En lugar de “ajustar” daños la contrataron para poner techos y reconstruir viviendas.

La empresa tiene oficinas en Utica, New York y uno de sus principales oficiales es Daniel Craig, quien en 2017 fue nominado por Donald Trump para director adjunto de FEMA. Esa nominación no prosperó porque se supo que el individuo estaba bajo investigación por acciones antiéticas de cuando trabajó para la administración de George Bush. Entre otras cosas se le imputaba falsificar facturas para inflar el reembolso de gastos. 

Aquel rechazo para el cargo que le ofreció Trump pudo haber beneficiado a Craig porque como tercero al mando en Adjuster seguramente obtendrá mejores beneficios, gracias a “Tu Hogar Renace”. Con ese bonito nombre bautizaron el programa que se supone reconstruya los techos a decenas de miles de puertorriqueños, pero la principal “renacida” es la empresa de Craig. El contrato de la firma neoyorquina fue inicialmente por $133 millones, pero con toda probabilidad aumentará. Como Cobra y Whitefish la empresa subcontrata a quienes realizan el trabajo en las viviendas. Estos subcontratistas cobran su parte, pero Adjuster tiene su ganancia asegurada.

El contrato de Adjuster fue inicialmente invalidado por irregularidades en el proceso de subasta. En medio de esa discusión se supo que entre sus “consultores”, además del bufete McConnell Valdez, está Elías Sánchez, el director de la campaña del gobernador Ricardo Rosselló en 2016. 

Las empresas antes mencionadas fueron organizadas para aprovechar el desastre y obtuvieron enormes contratos gracias a sus padrinos, pero al menos realizaron alguna tarea. Hubo otras contratadas por FEMA, también organizadas a la carrera para el guiso, que ni siquiera llegaron a subcontratar a quienes les hicieran el trabajo. Ese fue el caso de Tribute Contracting, LLC cuya propietaria es una tal Tiffany Brown, quien a días del huracán firmó un contrato por $156 millones para producir y distribuir 30 millones de raciones de comida a los puertorriqueños. Como apenas contaba con la cocina de la casa de Brown en Florida, subcontrató a otra empresa de Atlanta especializada en bodas, pero ni con esa ayuda pudo cumplir y al final, cuando ya los puertorriqueños sin techo se las habían arreglado de otra manera, FEMA le canceló el contrato. Todavía está activa en un tribunal de Florida una demanda presentada por Brown contra la agencia federal reclamando $70 millones por incumplimiento contractual y cobro de dinero. 

Similar a Tribute fue el caso de Bronze Star LLC, “empresa” que funcionaba desde la casa de un tal Kayon Jones en St. Cloud, Florida. Esta firmó un contrato con FEMA por $30 millones para suplir toldos para techos y rollos de plástico. La empresa no producía ninguno de estos productos y, como las anteriores, ni siquiera tenía oficinas ni empleados. Distinto a Cobra, Whitefish, etc., el tal Jones no pudo subcontratar y pasaron las semanas y los boricuas seguían a la intemperie, sin ni siquiera contar con el ahora emblemático techo azul que los protegiera del sol y la lluvia. Eventualmente el contrato se canceló. 

Lo anterior resume los casos más conocidos sobre la ayuda de la que tanto habla Donald Trump. Lo que se desprende de esos ejemplos se resume en dos palabras: incompetencia y corrupción, algo muy diferente a la imagen de eficiencia y pulcritud que durante más de cien años nos han vendido. 

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