Como se hace un Año Nuevo

 

 

Marcelo Barros/Especial para en Rojo

 

Todos conocen los ritos sociales del Año Nuevo. Elritual supone vinos y champagne. Mientras la televisión muestra la quema de fuegos en diversas ciudades del mundo, las personas se abrazan y desean feliz 2020. El año nuevo recuerda ritos antiguos. En algunas tribus, se queman ropas viejas para significar el deseo de renovación. En el primer momento del año, muchos entran en ríos o en el mar para acoger el tiempo nuevo dado por Dios.

Por mucho tiempo, en la vida del pueblo bíblico, la Pascua era la fiesta del año nuevo. Hasta hoy, en las comunidades judías, una de las costumbres de Pascua es eliminar de las casas la mínima porción de fermento, pues ese significa lo viejo que no debe contaminar la novedad. A las primeras comunidades cristianas, el apóstol Pablo les escribió: “Echen fuera la vieja levadura y purifíquense. Ustedes han de ser una masa nueva, pues si Cristo es para nosotros Pascua, ustedes son panes sin levadura. Entonces basta ya de vieja levadura, la levadura del mal y del vicio, y celebren la fiesta con el pan sin levadura, que es pureza y sinceridad”(1 Cor 5, 7- 8).

En las sociedades antiguas, el rito era elemento de unidad y renovación. En cierto modo, correspondía a lo que en sociedades actuales serían técnicas de terapia comunitaria. Por supuesto, no son solo ritos y gestos que garantizarán que nuestros deseos de un feliz Año Nuevo se cumplan. Ellos pueden ayudar si son marcados por amor y solidaridad y no por el consumismo que refuerza desigualdades sociales y injusticias.

Es importante que, en las Iglesias cristianas, sea superada la visión de un Dios narcisista e intransigente, amigo de sus amigos y despiadado con quien no sigue normas de la Iglesia. A nivel político, la elite siempre garantiza sus intereses. Movimientos sociales intentan restablecer la unidad y reconstruir en la sociedad el sentido de ciudadanía y dignidad de la política. Sin embargo, la Política deberá centrarse principalmente en el bien común. En las ciudades, como en nuestros hogares, tenemos de organizar la vida solidariamente. Si hacemos esto, experimentaremos lo que dice el Nuevo Testamento: «Hay más alegría en dar que en recibir«. La mayoría celebrará la vida y la paz que vendrá a través de la justicia. Entonces, en esa víspera de Año Nuevo, cada persona puede decir a su vecino una antigua bendición irlandesa: “Que el camino sea suave a tus pies. El viento sople suavemente sobre tus hombros. El sol brille sobre tu rostro. Las lluvias caigan serenas en tus campos. Y hasta que te vuelva a ver, Dios te mantenga en la palma de su mano”.

El autor es monje benedictino y escritor. Tiene 57 libros publicados, el mas reciente Teologias de Libertad para todos los días. Comentarios a: contacto@marcelobarros.com.

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