Construir desde la rabia

Hay muchas formas de enfrentarse a las crisis. Puedes frustrarte, deprimirte, caer en el cinismo y derrotismo o puedes sentir mucho coraje. La pregunta es ¿cómo canalizamos el coraje? Yo propongo que construyamos desde la rabia.

Rabia, que cierren escuelas de forma caprichosa sin criterios objetivos ni de eficiencia ni ahorros.

Rabia, que sea una persona que no conoce de adentro el sistema de educación pública (esto no es un asunto de nacionalidad), que no conozca nuestra idiosincrasia ni nuestra cultura ni haya vivido entre nosotros y la traigan como el exterminator a desmantelar nuestras escuelas.

Rabia, de que mientras el cierre de escuelas solo significa un ahorro de $15 millones (si se le puede creer algo a RR y Keleher), que estemos pagando:

• $100 millones para gastos incurridos por la Junta que diz que nos representa (al pueblo de Puerto Rico) en el pleito de la ley de quiebra bajo el Título 13 de PROMESA.

• $350 mil más beneficios que llegan a casi $800 mil a un director ejecutivo fantasma de la AEE que debe estar en la playa en su casa en Bermudas o Barbados mientras cobra y Puerto Rico se queda una vez más sin luz;

• $650 mil más beneficio que llegan a casi un millón, a una ukraniana-americana con un portafolio de agente de la CIA que probablemente despreciaba a los puertorriqueños de Chicago de donde ella viene;

• $250 mil más beneficios a un Comisionado de Seguridad, agente del FBI, bajo cuya incumbencia el crimen se ha disparado, las masacres ocurren casi semanalmente y para lo único que movilizan a la Policía es para dar macanazos y regar gas pimienta a los manifestantes;

• Honorarios probablemente exorbitantes por hora a Pierluisi (se acuerdan de él, el que triplicó su fortuna y la de su mujer mientras era Comisionado Residente) para que represente a tres palitos en la solicitud de desacato contra el gobierno de Puerto Rico por negarse a aprobar la “reforma” laboral.

Rabia, que después de trabajar 30 años en el gobierno y dar tus energías y años más productivos al servicio del pueblo de Puerto Rico, muchas veces por salarios muy por debajo de lo que se paga en la empresa privada, tu gran beneficio al final del día era que ibas a tener cierta seguridad económica al tener una pensión para tus años de vejez. Recuerden que fue Rosselló padre el que metió las manos al Sistema de Retiro, quitó las pensiones, pero antes se aseguró de llevarse una pensión Cadillac.

Rabia, que en la empresa privada le reduzcan los días de vacacione y enfermedad a 7 días, le quiten el Bono de Navidad y eliminen la protección por despido injustificado de la Ley 80. ¿Entenderán ahora mucha gente por qué es importante estar sindicalizado? Bueno, aunque algunos dirán que no es mucho lo que pueden hacer las uniones que existen; si en vez de representar menos de un 8% de los trabajadores representaran un 50% imagínense el poder que tendrían.

Rabia, del trabajo que da ponernos de acuerdo para hacer cosas sencillas como marchar juntos el 1 de mayo.

Esta columna saldrá ya pasado el 1 de mayo. Si salimos muchos a pocos a la calle será tema de análisis. Lo importante es lo que bien dijera nuestro compañero de la Juventud Hostosiana, Mikael Rosa, en su columna ¿Qué pasa el 2 de mayo? (80 Grados) “La unidad no es un cliché ni un acto fútil. Es una forma de hacer política que conlleva incomodidades. Las respuestas categóricas de los tiempos soviéticos nos sirven para muy poco. Mucho menos la clásica actitud de pararnos de la mesa a la primera que algo no nos gusta. Se trata de unir fuerzas a partir de un análisis contextual prudente, realista y humilde.”

¿Entonces qué hacemos con la rabia? Hay rabias que son destructivas cuando nos las proyectamos sobre nosotros mismos o sobre la gente cercana a nosotros. Pero hay rabias que nos sirven de energía para luchar sin miedo y con tesón. Es la rabia con que vemos que un padre o una madre defiende a sus hijos ante el abuso de otros. Es la rabia del que ya no tiene nada que perder y está dispuesto a dar la vida por luchar por lo que más quiere. La que nos da el coraje y la valentía a veces desconocida por nosotros mismos.

Las respuestas a lo que vivimos no son fáciles. Nadie tiene la solución mágica para atender la crisis. Pretender tenerla sería una arrogancia mesiánica. Lo que si tenemos que tener es la capacidad para escuchar, entender, analizar, reflexionar y actuar.

Todos los días de distintos sectores se llevan a cabo esfuerzos que por sí solos no hacen mella en la crisis, pero que al juntarlos con los demás, aportan significativamente en la conformación de una concatenación de esfuerzos que van haciendo la diferencia. Establecer la tónica de que podemos por nosotros mismos, sin dependencia ni ayuda de los gobiernos es ganancia para todos. Pero no debemos dejar que se tomen decisiones desde cúpulas y cuartos escondidos, sobre asuntos que van a impactar nuestras comunidades y que se realizarán con fondos públicos, que después de todos son fondos PARA el Pueblo de Puerto Rico y no para los amigos del alma e inversionistas extranjeros.

Hay que exigir la participación ciudadana en decisiones sobre servicios que son esenciales y reconocidos como derechos humanos: el acceso a la energía, el agua, la salud, la vivienda, la educación y el trabajo. Tenemos que impulsar una agenda de desarrollo sostenible. Hay que defender con rabia nuestros derechos, con la mente fría y el corazón caliente.

El pueblo es el único y verdadero soberano e históricamente cuando se une no solo cambia gobiernos, cambia la historia de la humanidad. Desde los independentistas estadounidenses de las 13 colonias reunidos en los Congresos Continentales, la Toma de la Bastilla en Francia, la Revolución de Octubre de Rusia, la marcha en Birgminham, Alabama, han marcado hitos en la obtención de derechos para los pueblos que aún cuando haya retrocesos y dificultades en el camino, pautan progreso hacia adelante.

Los puertorriqueños enfrentamos un momento que puede convertirse en hito o puede marcar la ruta hacia nuestra desaparición. La rabia ha de ser constructiva para formar la patria que queremos de justicia social y libertad plena.

La autora es co-presidentea del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano

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