Conversando con René Rodríguez Soriano

El conocimiento de nuestra realidad antillana y caribeña debe ocupar uno de los primeros lugares en el orden de prioridades de nuestros saberes. Y en nuestra inmediatez de ese mar compartido, se ubica la isla de La Española, una de cuyas mitades es ocupada por nuestros hermanos dominicanos, quienes no solo son nuestros vecinos geográficos, sino que también lo son literalmente en nuestras comunidades boricuas. De ahí que sea deber cultural nuestro el conocer la historia, la literatura, los grandes hombres y mujeres de esas antillas, que también son hermanas lingüísticas: Cuba y República Dominicana.

Entre los más reconocidos escritores dominicanos actuales, se encuentra René Rodríguez Soriano (cuento, novela, poesía), actualmente residente en el estado de Texas en los Estados Unidos. Sobre su persona y su obra se ha publicado A toda lágrima y a toda sed. Conversaciones con René Rodríguez Soriano, edición en la que la Dra. Sara María Rivas (ponceña) hace un acopio de 34 entrevistas realizadas a la persona del escritor, oriundo del elevado pueblo de Constanza.

La doctora Rivas, actualmente profesora de Literatura del Caribe en Georgetown College en Kentucky (EUA), describe en el prólogo del libro su primer contacto con la literatura de Rodríguez Soriano, que se inicia como poeta en la década de 1970 y como narrador en la del ’80. En quien, según Rivas, se percibe como constante un “lenguaje poético y rítmico que no se circunscribe a sus textos líricos”.

Las entrevistas que recoge el libro, organizadas en orden cronológico, fueron realizadas por colegas escritores, periodistas y lectores, y se ofrecen con el propósito de que quienes se acerquen a ellas puedan “adentrarse en la mente del autor” y “entender su proceso creativo”.

En el prólogo, que lleva por título “Carta de navegación en las aguas del deseo y del placer”, la doctora Rivas afirma que la narrativa de René Rodríguez Soriano “es un escenario a través del cual desfila esa gente, ese pueblo que a fuerza de machete y tambor ha forjado una historia de dignidad y decoro”. Señala, además, que a Rodríguez Soriano “hay que saber leerlo”, ya que “su mundo interior no siempre es fácil de descifrar”.

Las entrevistas se dividen en tres secciones acordes con ubicaciones geográficas de residencia del autor, mudanzas realizadas en concatenación con su desempeño como creativo de publicidad, campo sobre el cual expresa en una de las entrevistas: “En mí se ha roto el mito de que la publicidad castra al escritor”. La primera de las secciones abarca entrevistas y reportajes publicados en la República Dominicana, la segunda incluye las realizadas en Miami, Florida y la tercera sección está dedicada a las entrevistas llevadas a cabo desde que reside en Texas.

Rodríguez Soriano hizo periodismo en su pueblo natal de Constanza, donde fundó dos periódicos, entre ellos El Ananké (1966-1970). Sin embargo, siempre se ha considerado un escritor a quien no le preocupan los preceptos de la escritura ni las clasificaciones por géneros o generaciones. Este desentenderse de todo tipo de encasillado lo lleva a autocualificarse como un escritor “degenerado y desgeneracionado”: “Soy un escritor degenerado. La mayoría de los poetas, por una supuesta imputada fabulación que les resulta sospechosa, me excluyen de su gremio. Los narradores, por su parte, no soportan el tufillo poético que emana de mis textos.”

Leer las reacciones de Rodríguez Soriano ante sus entrevistadores es leer poesía, es percibir un cautivador ritmo lingüístico y atestiguar una espontánea creatividad que surge de la fuerza de sus palabras a las que alude como “las fusas y semifusas del alma”.

Veamos, pues, algunos ejemplos: “Escribo para espantar dinosaurios y otras sierpes de bífidas ponzoñas, para lavarme del tedio, la envidia y la desidia. Voy con el sentimiento en ristre, a toda marcha, y un detector de adulaciones siempre a mano.” También resaltamos lo siguiente: “Son mis dedos los que escriben, como vasija o caja de resonancia, no hago otra cosa que seguirlos por los descampados del lenguaje, sin reloj y sin capote para el hastío y la desesperanza.”

Sobre su modo de escribir afirma nuevamente: “Yo dejo que la escritura fluya, a mí, escribir me pauta un ritmo. Soy un músico frustrado, la música siempre está presente en mis textos, escribo marcando el compás con mis pies.” Sobre sus preferencias al leer acota: “Mis lecturas van desde el más tenue hasta el más encendido de los naranjas de los atardeceres del Caribe”. Y sobre la política, enuncia: “La política no hiere; los que dejan asquerosas llagas son los políticos, saltimbanquis de feria de mala muerte.”

Esta recopilación de entrevistas que edita la Dra. Sara María Rivas se complementa con una sección que titula “René Rodríguez Soriano, básico” en la que enumera todo lo publicado por este, las antologías en las que aparece alguna de sus obras, los prólogos que ha escrito y una bibliografía sobre el autor y su obra. Encontraremos también breves reseñas sobre cada una de las personas cuyas entrevistas este libro acopia, cerrando con lo que Rivas llama “Cuaderno de bitácora” sobre lecturas realizadas por ella para la edición de este libro.

Tan solo el leer las respuestas ante las preguntas de sus entrevistadores es ya suficiente para darnos cuenta de la riqueza intelectual y creativa del escritor ante el cual estamos. Tanto la obra de este autor dominicano como el libro que sobre su persona edita la puertorriqueña doctora Rivas han de ser, por tanto, lecturas caribeñas obligadas.

(A toda lágrima y a toda sed. Conversaciones con René Rodríguez Soriano. Editora: Sara María Rivas. Colección del Banco Central de la República Dominicana, Departamento Cultural, 2017)

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