Crece la deserción escolar en Puerto Rico

CLARIDAD

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Treinta y tres mil setecientos cuatro estudiantes han desertado del sistema de educación pública entre los años fiscales del 2015 a 2021. Es el equivalente a 95 escuelas con un promedio de 355 estudiantes por plantel.

Lo anterior es uno de los hallazgos de la investigación, Algunos Determinantes de la Deserción Escolar en Puerto Rico, realizada por el profesor José Caraballo Cueto, del Centro de Investigaciones Censales de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Cayey. El estudio y su presentación al público fueron auspiciados por la Fundación Segarra Boermen e hijos.

Según Caraballo Cueto, estudios internacionales sobre la infancia identifican que los factores de riesgo predominantes para la deserción escolar son el tener problemas de aprendizaje, un bajo aprovechamiento académico y el que padres y madres se involucren poco en la educación de sus hijos.

Algunas de las preguntas de investigación que se planteó el profesor para su estudio fueron: cuáles son las tendencias que muestran los datos administrativos del Departamento de Educación (DE) desde que comenzó a recoger información de sus estudiantes hace siete años; qué tendencias muestran esos datos sobre la deserción cuando los estudiantes eran menores de edad; cuáles factores de manera sistemática pueden predecir la deserción si se utilizan datos de panel (a través de los años). La variable dependiente que se buscaba explicar es si la o el estudiante desertó. No se considera deserción si el estudiante se cambia a la modalidad de home schooling, se cambia a un colegio privado o emigra.

La investigación reveló que si se hubiesen retenido los estudiantes desertores y los que se fueron a home schooling, el DE hubiera podido haber contrarrestado la matrícula de los migrantes en un 73 %, en el periodo estudiado. “Es decir, se habla mucho de que la emigración es un problema para el sistema escolar de Puerto Rico, que se está perdiendo estudiantes. Lo que no se dice es que si el sistema fuese más efectivo, todos esos estudiantes que desertan o que se van para home schooling o colegios privados porque la educación pública no les satisface, esa emigración se pudo haber contrarrestado grandemente”, destacó Caraballo. Además, observó que muchos de los estudiantes que emigran tanto de escuelas públicas como de privadas cuando llegan a Estados Unidos se matriculan en escuelas públicas.

De acuerdo con DE, las categorías mayores para la deserción durante el periodo estudiado fueron: los que dejan la escuela para irse a trabajar, 229 estudiantes; los que fueron a una institución de corrección o rehabilitación disciplinaria 1,094; los que se fueron a un programa acelerado o alternativo 8,675; los que se transfirieron a una escuela nocturna o al proyecto CASA o Programa de Adultos 8,526, y los que se esperaban y no llegaron, 8,893.

La investigación comprobó que hay una desproporción grande por género entre los desertores. El 59.4 % de los desertores fueron varones y 40.6 % fueron niñas. En términos del tamaño de la familia no hay diferencia significativa entre los desertores y no desertores. El promedio por familia es de tres a cuatro miembros. Sí hay una diferencia significativa en términos de nivel de pobreza. Los desertores tienen una tasa de pobreza de 86.1 %, lo que representa 6.8 puntos porcentuales más que los no desertores. El ingreso familiar de los desertores fue de $10,986, 29.4 % menos que los no desertores.

El profesor Caraballo Cueto subrayó que la pobreza tiene un impacto negativo en la deserción escolar. “En la medida que en Puerto Rico no nos indigna que cada 6 de 10 niños son pobres, nosotros como sociedad somos los que estamos desertando a esos estudiantes”.

Los estudiantes de Educación especial abandonados por el sistema

Según la investigación, los estudiantes con problemas específicos de aprendizaje tuvieron una tasa de deserción de 17.7 %, lo que representa casi cinco puntos porcentuales más que la población estudiantil que no desertó. Las tasas de deserción más altas, 7.1 %, las tienen los estudiantes del salón contenido (salones que atienden estudiantes con impedimentos mayores, como retraso mental) que se supone están en la escuela superior. En el salón contenido de la escuela intermedia la deserción fue de 3.4 %.

Edades de los desertores

Se encontró que la edad promedio de los desertores fue de 14 ½ años, lo que compagina con los grados de noveno a décimo. A nivel de escuela elemental, la tasa de deserción es relativa baja. Después, empieza a subir durante los grados de intermedia y se dispara en la escuela superior. Pero la tasa de deserción de cuarto año, 3.50 %, sigue estando por encima de la intermedia.

Los municipios con mayores tasas de deserción

Adjuntas es el municipio con la mayor tasa de deserción, 2.17 %. Su situación contrasta con el resto de los pueblos de la zona montañosa, que tienen tasas de deserción más bajas.

La región educativa de San Juan (San Juan, Trujillo Alto, Carolina y Guaynabo) es la región con la mayor representación de los estudiantes desertores, un promedio de 18.7 %. Los no desertores fueron el 14.8 %. La región educativa de San Juan tuvo en promedio 50,283 estudiantes en el periodo 2015- 2021, donde el 57 % son solo del municipio de San Juan. Se encontró que casi todos los distritos escolares de San Juan tienen una tasa de deserción mayor al promedio de Puerto Rico, que fue 1.21 %. Eso significa que uno de cada cinco desertores viene de esta región.

El aprovechamiento académico

Un bajo aprovechamiento académico también puede predecir quiénes están en mayor riesgo de desertar. Se encontró que un aumento aproximado de 1 % en el aprovechamiento académico, según las pruebas Meta, reduce en un 0.0004 % la probabilidad de deserción.

Los eventos naturales y la deserción

Caraballo Cueto, aseveró que cada vez que hay un evento natural —el cual se convierte en desastre natural por la mala gestión del gobierno— aumenta la tasa de deserción escolar. Al mirar la deserción por año desde el año del 2015 (1.20 %), que fue el periodo de estudio, se ve un incremento en términos del patrón de deserción. Para el 2015 a 2016, el promedio de deserción fue de 1.40 %, para el 2017 a 2018, 1.50 %, y de 2018 a 2019, 2.00 %. Entre el 2019 a 2020 baja a 1.40 % y volvió a subir con la pandemia entre el 2020 a 2021 a 1.40 %.

A preguntas de CLARIDAD, el profesor Caraballo Cueto apuntó que, en efecto, el cierre de escuelas incide en la deserción escolar al limitar el acceso a ellas de muchos estudiantes, como puede ser el factor de transportación. Comentó que hay que poner en contexto que si ya de por sí en la Zona Metropolitana la transportación pública es deficiente, en el resto del país es inexistente.

Sobre Adjuntas comentó que la situación de Adjuntas choca con la del resto de los pueblos de la zona montañosa. “Para mí, Adjuntas es un caso aislado de la montaña, los cuales tienen unas tasas de deserción bien baja y, de hecho, el aprovechamiento académico es mayor que el de la región de San Juan”.

Explicó que en el caso de San Juan puede haber otros factores que están incidiendo en la deserción, que no necesariamente son económicos. En San Juan son bolsillos de pobreza donde hay también mucha violencia y comunidades en conflicto, lo que significa problemas de integración para algunos estudiantes.

El estudio presenta una serie de recomendaciones de política pública para frenar la deserción. Entre estas: atender los problemas sistémicos, que son la pobreza y el machismo, los cuales afectan que la niñez pobre y los varones deserten a unas tasas más altas; adoptar un currículo de equidad de género que cambie las normas sociales que contribuyen a que muchos varones no vean en los estudios un camino a seguir; generar cambios en los programas de asistencia social para que los padres y tutores puedan trabajar sin tener que perder sus beneficios sociales; otorgar el crédito al trabajo, lo que puede ayudar a reducir la pobreza infantil, y obtener paridad en el programa Supplemental Security Income.

Caraballo Cueto concluyó la entrevista destacando que se tienen que producir cambios en el ambiente escolar para hacerlo más pertinente a los adolescentes.

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