Creer en la victoria de la Vida

 

 

Por Marcelo Barros/Especial para Em Rojo

En este tiempo de pandemia, muchos grupos, ligados a los más diversos caminos espirituales, hacen encuentros virtuales y marcan oraciones y cultos por internet. Ministros religiosos, acostumbrados a reunir a centenas de personas y algunos más preocupados con la economía de sus instituciones intentan abrir las iglesias y reunir mucha gente. Es lamentable que fue necesario un virus asesino para recordar que la misión de los grupos religiosos sería estimular la formación de pequeñas células proféticas de resistencia y de esperanza para nuestro mundo. Principalmente, en este tiempo, somos todos/as llamados/as a dar testimonio no de sentimientos religiosos y si de que la vida es más fuerte que la muerte y el amor más resistente que todos los virus del mundo.

En estos días, las Iglesias celebran el tiempo pascal, en lo cual, la fe proclama que, a través de Jesús Resucitado, recibimos una vida nueva. Esta energía de amor se manifiesta en la humanidad, como fuerza transformadora del mundo. El desafío de cada celebración es que esa fe asuma señales concretas de renovación de vida para las personas que creen y para todos, hombres y mujeres, que se consagran a transformar el mundo.

Celebrar la resurrección es creer que Dios está presente y actúa en todo clamor por justicia. Él inspira vida nueva a muchos hermanos y hermanas que se disponen a testimoniar la presencia viva del Espíritu en nosotros y en el camino de liberación de los pequeños y del cuidado con la Madre Tierra. De hecho, mismo tan amenazada y agredida, la tierra está embarazada de resurrección. Bastan pocas semanas sin tanta agitación humana y, por todo el mundo, la naturaleza ya muestra signos de revitalización y vida nueva.

Cada vez más grande parte de la humanidad más consciente percibe que los tiempos que vendrán, después de esta cuarentena, no podrán ser iguales al modo como vivíamos antes. Tenemos que aprender las lecciones que este sufrimiento nos reveló. Las comunidades que sigan o no caminos de espiritualidad religiosa pueden ayudar la sociedad civil a exigir una nueva forma de organizar el mundo. Todavía vivimos en la madrugada aún no clara de ese nuevo día. Paradigmas como el Bien-vivir de los pueblos andinos y el Ubuntu de culturas africanas pueden indicar el camino nuevo de convivencia basada en el bien común y en el cuidado con la Vida de todos y del planeta. Grupos de la sociedad civil se manifiestan en una Ágora de los/las habitantes de la Tierra para formar una alianza de la humanidad a favor de la Vida. En breve, el sol va a surgir y la luz del Espíritu, fuente de vida y de luz quiere brillar en nuestras vidas.

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros

 

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