Cuando el pueblo se levanta: Filmes que recogen la unión y activismo de un pueblo-Parte 1

 

Por María Cristina / En Rojo

Siempre ha sido muy difícil recrear esos momentos donde una gran masa parece dejar a un lado sus diferencias y aparente pasividad y decide activarse para conseguir un objetivo común. Es también difícil explicar en imágenes que duren no más de dos horas y media el por qué y cómo se levanta un pueblo. Se requiere no solamente una historia que trascienda nacionalidades en particular, pero además que se capte la masividad en las calles. Sergei Eisenstein lo hizo de maravilla en Octubre: los Diez días que estremecieron el mundo de 1927, al recrear lo sucedido diez años antes. Tan bien lo hizo que su pietaje narrativo se convirtió en el documento real que otros directores usarían de ahí en adelante, como fue el caso del documental de 1967 que utilizó como pietaje histórico de esos diez días, lo recreado por Eisenstein. En el caso del director polaco Andrzej Wajda (1926-2016) en Hombre de hierro de 1981 incluye dentro de la narrativa ficcionalizada pietaje de las protestas contra la presencia soviética en Polonia de 1968, 1970 y especialmente del movimiento obrero Solidaridad de Lech Walesa. Este filme fue el gran ganador de la Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes.

En esta 1era parte destaco varios documentales que sobresalen por captar el momento y hacerlo relevante a todos los públicos.

The Spirit of ’45 de 2013 del director británico, Ken Loach, recoge el momento histórico cuando la Inglaterra de la posguerra eligió a Clement Attlee y su Labour Party como la mayoría a cargo de su reconstrucción. A través de excelente pietaje de la época, documentos y entrevistas con los todavía sobrevivientes de esa momento y sin un comentarista, se presentan todas las leyes y proyectos de corte socialista aprobados e implementados por este gobierno: el sistema de salud nacional (National Health Service), la expansión del estado benefactor, la construcción de vivienda a bajo costo, la nacionalización de los servicios esenciales de electricidad, agua y carbón para calefacción, entre otros productos esenciales, avances en los derechos adquiridos por la clase trabajadora. Estos cambios bajo la mayoría del Partido Laboral representaron una revolución social y económica que, en su mayoría, y a pesar de los gobiernos conservadores subsiguientes, hicieron del Reino Unido uno de los países europeos más progresistas.

 

La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas del chileno Patricio Guzmán, recoge los eventos ocurridos en Chile desde el triunfo de la coalición de la Unidad Popular en las elecciones de 1970 y la envestidura del presidente Salvador Allende hasta el golpe militar, alentado y auspiciado por el gobierno de Richard Nixon y su asesor de seguridad nacional y luego secretario de estado, Henry Kissinger, el 11 de septiembre de 1973. Con duración de más de 3 horas se divide en 3 partes: “La insurrección de la burguesía”, “El golpe de estado” y “El poder popular”. Se considera entre los 10 mejores filmes políticos de América Latina. Su “making of” es en sí un filme del género del thriller porque todos los que componían el equipo de cine —director, camarógrafo, sonidista, ayudante de dirección, productor y montajista— tuvieron que salir de inmediato de Chile tras el golpe, pidiendo asilo en las embajadas. El material filmado lo acogió el embajador de Suecia, quien lo envió 1ero a Estocolmo y luego a Cuba donde se hizo la edición final. A través de las 3 partes somos testigos del programa de transformaciones sociales y políticas para frenar la pobreza y empoderar a la clase trabajadora y la marginada. Se filma los enfrentamientos de la izquierda y la derecha en las calles, tribunales, universidades, parlamento y medios de comunicación. Cubre las huelgas principales por pequeños comerciantes, transporte y mineros auspiciadas con dinero del gobierno de los E.U. para fomentar el caos económico. Este libreto nos parece muy conocido porque es el utilizado en este momento por el gobierno de Trump contra Venezuela. 7 días antes del bombardeo del Palacio de La Moneda, más de 800,000 personas inundan las calles y avenidas de Santiago en apoyo al gobierno de Salvador Allende y en celebración del 3er aniversario de su gobierno.

La hora de los hornos: notas y testimonios sobre neocolonialismo, la violencia y la liberación de 1973 de los realizadores Octavio Getino y Fernando Solanas, integrantes del Grupo de Cine Liberación, está dividido también en 3 partes y con duración de más de 4 horas. En su reestreno en mayo 1989, Solanas comienza su carta a los espectadores así:

“¿cómo hacer para contarles a quienes nacieron en la fabulosa década del 60 lo que fueron esos años épicos y violentos, liberadores y represivos y llenos de rupturas, sueños y utopías? ¿cómo poder transmitirles lo que significó para nosotros esa época en que teníamos menos de treinta años y desafiando miedos y prohibiciones nos lanzamos a la más hermosa y difícil de nuestras “aventuras” como fue concebir y realizar LA HORA DE LOS HORNOS…?” (escuelapopularcineytv.wordpress.com)

Aunque el foco del documental es la historia política de Argentina, es un filme para toda América Latina, sin dejar fuera al Caribe, Es una historia precisamente de neocolonialismo, explotación, intentos de democracia, fuerzas interiores y exteriores de grupos privilegiados dictando—ya sea por la via económica o militar—quién y cómo se gobierna. Se capta con pietaje de todo tipo, las manifestaciones populares que exigen cambio y la ola de represión con que se contesta. Pero ahí están los jóvenes y no tan jóvenes en la calle, frente al palacio presidencial, en el congreso, las plazas y monumentos exigiendo que se les oiga y atienda.

 

En Memoria del saqueo de 2004, Fernando Solanas trae al presente esa historia captada en La hora de los hornos y recoge la situación más similar a lo que ha ocurrido aquí en Puerto Rico. Después del final de la guerra sucia—la dictadura militar de 1976 a 1983 que reinó, reprimió y asesinó e hizo desaparecer a miles—se convocan elecciones y Raúl Alfonsín de la Unión Cívica Radical (que de radical no tiene nada por ser centrista) sale electo y sirve un término de 6 años. De 1989 a 1999 y bajo el Partido Justicialista/Peronista ocupa la presidencia Carlos Menem con un gobierno “populista” que como Pedro Rosselló y Luis Fortuño proceden a desmantelar el país bajo la consigna de un mejor gobierno: aumenta la deuda externa; privilegia al comercio externo y el movimiento de capital; desregula la economía; privatiza las empresas públicas; reduce el aparato estatal; reorganiza el sistema tributario, entre muchísimas otras medidas que ameritan la consigna que comenzó con Fortuño y se aplicó a Ricardo Rosselló: “Fortuño/Ricky no está aquí; está vendiendo lo que queda del país”.

Y como Rosselló padre, después de ocho años destruyendo a Puerto Rico, Carlos Menem deja la presidencia por ley y trata de acomodar a sus compinches en la nueva presidencia. Pero ya el pueblo argentino estaba harto de estos abusos y aunque Fernando de la Rúa gana las elecciones, tiene que dimitir cuando comienza la rebelión popular de diciembre 2001, también conocida como el Cacerolazo o el Argentinazo con el lema: “¡Que se vayan todos!” De la Rúa dimite antes de un año y los subsiguientes sucesores duran de 2 a 8 días máximo. Ese pueblo en las calles obliga al gobierno de turno y al Congreso a convocar elecciones en mayo 2003 donde resulta electo Néstor Kirchner del Frente para la Victoria (FPV) que sigue la línea más progresista del peronismo. Con esta experiencia similar argentina 18 años después, no estaría mal pensar en la coalición Victoria del Pueblo como alternativa a lo conocido y corrupto. Pueden ver el documental completo en YouTube.

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