Cuando el Servicio Secreto asaltó CLARIDAD (y robó poemas)

 

CLARIDAD

 “Me llevaron aparte. Me robaron mis papeles, todos mis poemas y demás escritos que tenía guardados en una cajita. Nunca había visto a nadie tan interesado en la literatura. Sobre todo, nunca había visto a nadie tan interesado en mi obra.” Edwin Reyes, Claridad, 14 de noviembre de 1971.

¿Qué hicieron los federales con los poemas que le confiscaron a Edwin Reyes? ¿A dónde fueron a parar aquellas palabras que, además de poesía, respiraban lucha? Con esas interrogantes nos quedaremos siempre porque el FBI y el Servicio Secreto no hablan de “investigaciones en curso”, y las que hacen contra el independentismo puertorriqueño nunca terminan.

Tampoco sabemos si Edwin, que se nos fue antes de tiempo, logró reconstruir los poemas robados, recapturando las metáforas con las mismas palabras del primer alumbramiento. Él pensaba que sí podía hacerlo y así lo dejó escrito en su crónica del evento. Tal vez intentó la reconstrucción, pero a veces las imágenes poéticas son escurridizas y, tan pronto nacen, se van a andar. Cuando vuelven ya no son las mismas.

Entre las pérdidas que dejó el asalto de los federales a Claridad en la mañana del 9 de noviembre de 1971 estuvieron los poemas de Edwin, entonces joven poeta cialeño. También quedó una puerta destrozada a patadas, archivos forzados y la lista de suscriptores del periódico que, igual que los versos, desapareció tras la embestida.

Según el relato que dejó escrito el poeta en su otro oficio de redactor de noticias, la furia de las patadas contra la puerta lo despertaron porque entonces, desprovisto de vivienda, dormía en algún rincón del local donde se confeccionaba CLARIDAD. Lo que le vino encima cuando salió del entresueño no fue una pesadilla, sino una andanada de empujones junto a frases en inglés y en español mal pronunciado. Pronto quedaría inmovilizado y encerrado en uno de los cuartos que servían de oficina. Minutos después tendría con quién compartir el pequeño cuarto-cárcel porque los redactores y colaboradores que iban llegando al edificio en aquellas horas tempranas, tan pronto se asomaban, recibían su propia dosis de empujones. Entre ellos estuvimos Roy Brown y yo que, desprevenidos de lo que ocurría y en amena plática, pretendimos entrar. Junto a nosotros en la redada cayó Bernardo López Acevedo, quien por aquellos días se estrenaba como redactor.

Edwin, citando a Bernardo, narra el encuentro mucho mejor de lo que yo pudiera recordar: “Cuando Manuel le preguntó que con qué derecho nos daba órdenes, el gringo contestó: ‘Nosotros tener una orden de ayuntamiento’. A lo que Manuel ripostó: ‘Eso en Puerto Rico es un municipio’. Entonces nos empujaron contra la pared y nos registraron”.

Los sabuesos portaban una orden emitida por un juez federal, con un epígrafe que dice mucho: United States of America vs. Movimiento Pro Independencia de Puerto Rico. Realmente no era un caso nuevo, el procedimiento judicial que resume el epígrafe estaba activo desde la fundación del MPI en 1959.

Pero, más que el allanamiento, que siempre era esperado dado el permanente estado de confrontación que resume ese USA vs. MPI, lo que sorprendió fue la excusa que utilizaron los federales para gestionar la orden judicial. Allí decían que el MPI estaba falsificando la moneda estadounidense y que tanto los dólares falsos como la máquina que los hacía se guardaban en el local de CLARIDAD. “Y que buscando billetes” – dice la crónica del poeta-redactor – “¡Muchacho, si este es el último sitio a donde se puede venir a buscar dinero! Aquí a veces pasan las semanas y nacarile…”.

El supuesto dinero “falsificado” andaba en ese momento de mano en mano, repartido por millares a lo largo y ancho del país. El 28 de noviembre de 1971 se celebraría la clausura de la Octava Asamblea del MPI donde se fundaría el Partido Socialista Puertorriqueño y, como publicidad para ese acto, se había impreso un “dólar” con la cara del gobernador Ferré en lugar de Washington. En letras bien grandes el anverso del billete decía “El Partido Socialista va”, y el reverso “28 de Nov. Bayamón, Octava asamblea MPI, Viva el Socialismo”. Además de estos mensajes, al lado de la cara de Ferré, en letras pequeñas, se decía: “Esta nota no vale nada, el original se lo robó en de la foto”.

Obviamente la llamada “falsificación” no era tal, pero el ingenioso medio publicitario había irritado a la dirección del gobernante Partido Nuevo Progresista y a las fuerzas policiales federales. Esos últimos mantenían entonces operaciones de vigilancia y persecución contra el pujante MPI, que pronto se llamaría PSP, y contra CLARIDAD, que cientos de jóvenes vendían cada semana en calles y barriadas. En la misma semana del allanamiento se circuló una edición de 40 mil ejemplares.

“Es lógico que contra nosotros se desborde ahora todo el poder represivo de Estados Unidos” – decía Juan Mari Brás en su columna de la edición del 14 de noviembre de 1971 – “como lo señala simbólicamente la orden de allanamiento entregada por los asaltantes de CLARIDAD que en su epígrafe dice ‘Los Estados Unidos de América vs. Movimiento Pro Independencia de Puerto Rico’.”

No fueron, por tanto, los billetes “falsos” los que provocaron el asalto violento a CLARIDAD aquel 9 de noviembre de 1971, sino lo que el periódico representaba. De hecho, de allí no se llevaron ni un solo facsímil del billete, aunque sí cargaron con la lista de suscriptores y, de paso, con los versos del poeta.

Así termina la nota del poeta-redactor que perdió sus versos: “Por si no aparecen escribí esto. Porque aunque siempre pueden reconstruirse los poemas es bueno que se sepa que el ‘tigre de papel’ le teme a la palabra y que si todos los agentes imperialistas pretenden saber sobre lo que yo pienso van a tener que sufrir el más irónico de los castigos: ¡LEERME!”.

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