Cuando Haití acudió al auxilio de América

 

CLARIDAD

Haití es el olvidado de América. Cuando pensamos en el continente pocas se le incluye, a pesar de que allí surgió la primera nación independiente de lo que hoy llamamos América Latina. Mientras en el resto del Caribe, Centro y Sur América se seguía rindiendo pleitesía a las monarquías europeas, y millones de seres humanos seguían padeciendo la esclavitud, en Haití se levantaba el primer territorio verdaderamente libre de todo el continente. En el Norte había otra república que también se proclamaba “libre” aunque no lo era, porque sometía a gran parte de su población a la peor de las servidumbres.

Su victoria frente al colonialismo francés la lograron solos, porque nadie acudió en su ayuda. Los del Norte, que ya eran independientes, temían que su lucha resonara en su población esclava, mientras que su entorno caribeño y en el Sur prevalecía el colonialismo y también la esclavitud. Sólo el rigor del trópico los ayudó, minando de enfermedades al ejército de Napoleón.

Cuando Hispanoamérica – desde México hasta Argentina – comenzó su puja por la independencia, sus líderes, incluyendo a Simón Bolívar, pensaron que podían contar con la ayuda de la nueva república de América del Norte, Estados Unidos, que había nacido de un proceso similar. Pero de allí llegó muy poco, sólo algún comercio esporádico. Aquel Norte blanco, que seguía basando su economía sobre el trabajo esclavo, después del estallido liberador en el Saint Domingue francés miraba con sospecha y miedo cualquier movimiento que pudiese “contaminar” a su gran masa trabajadora. Preferían la continuidad del dominio de España, con quien negociaban la compra de la importante península de Florida, a tener que lidiar con ejemplos parecidos a Haití.

El Norte, grande y poderoso no ayudó a sus vecinos de Centro y Sur América, pero el pequeño Haití sí estuvo dispuesto a compartir lo poco que tenía. No obstante, cuando se habla del proceso que condujo a la independencia de Hispanoamérica, particularmente de la región que Simón Bolívar bautizó como Gran Colombia, pocas veces se destaca el importante papel que tuvo la solidaridad haitiana. Esta se produjo en 1816 en un momento crucial, cuando Bolívar, derrotado en sus primeros intentos, se refugió en el Caribe. Anduvo por Jamaica, Barbados y otras islas, pero fue en Haití donde encontró mucho más que palabras de aliento. Los párrafos que siguen están tomados de Bolívar, una extensa biografía del Libertador que la académica y periodista Marie Arana publicó en 2013 en inglés y en 2020 en español. Los párrafos resumen lo ocurrido cuando el futuro Libertador recaló en territorio haitiano en busca de ayuda.

“El presidente haitiano le dio a Bolívar una calurosa bienvenida. ‘De inmediato me sentí atraído hacia él – contó en una carta – pude sentir su grandeza’. Pronto le ofreció al Libertador su apoyo total. Cuando Bolívar dijo que retribuiría a Pétion nombrándolo mecenas de la independencia de Hispanoamérica, el presidente replicó: ‘No pronuncies nunca mi nombre; mi único deseo es ver libres a los pueblos que gimen bajo el yugo de la esclavitud. Haced libre a mis hermanos y quedará pagada.’…

“En cuestión de días había recibido todo lo que necesitaba para organizar una nueva invasión: mil armas, treinta mil libras de pólvora, una flota de siete barcos y todos los capitanes y marineros necesarios para hacerse cargo de ellos. No era el apoyo extenso y poderoso que había esperado de Gran Bretaña o de Estados Unidos, pero suficiente para intentar un reingreso. Bolívar preparó con diligencia la expedición, alentado por la fe de su nuevo mecenas, Pétion….

“La expedición zarpó de Haití el 31 de marzo (de 1816). … La travesía completa demoró un mes, pero finalmente, el 2 de mayo abandonó las agitadas aguas para atracar en Isla Margarita. Allí Bolívar proclamó el nacimiento de la Tercera República de Hispanoamérica.”

Más tarde, en ese mismo año de 1816, Bolívar volvió hasta donde el presidente Alexandre Pétion en busca de ayuda y volvió a encontrarla. En esa ocasión, igual que en la primera, también contó con tropas haitianas que regarían su sangre en tierras suramericanas. Tras esta segunda expedición ya no tuvo que volver al Caribe a gestionar solidaridad y muy pronto se ganaría con su lucha el título de Libertador.

Aquel Haití solidario, liderado por Alexandre Pétion, nunca le pasó una factura a América por su crucial ayuda. No tenían riquezas, como lo blancos poderosos del Norte, per sí un genuino compromiso con la libertad que los llevó a compartir lo poco que tenían. Tal vez los latinoamericanos de ahora, en 2021, podamos aprender de aquella generosidad y tratar de ser solidarios con Haití.

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