“Cuba sería diferente si no estuviéramos bajo la presión del bloqueo”

Corresponsal de CLARIDAD

La Habana, Cuba-La economía de Cuba sería diferente si no estuviéramos bajo la presión del bloqueo que impone Estados Unidos desde hace seis décadas”. Así, a grandes rasgos, podría resumirse la situación económica de Cuba, a decir del ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, quien en un reciente encuentro con medios de prensa en La Habana aseguró que el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Washington es el principal impedimento para el desarrollo de la isla.

“Estamos enfrentando, como principal obstáculo de nuestro desarrollo y como afectación fundamental a obtener mejores resultados, el bloqueo criminal y cruel del gobierno norteamericano”, afirmó. Según el titular, sólo en los últimos 12 meses el país caribeño ha registrado pérdidas de cerca de $5 mil millones, a causa de las medidas unilaterales estadounidenses, que además arreciaron durante la pasada administración de Donald Trump.

“Si vemos los últimos cuatro años estamos hablando de $17 mil millones, que si tomas una calculadora estamos hablando de entre 10 y 12 millones de dólares diarios de afectaciones económicas por distintas vías”, detalló Gil Fernández.

El panorama hoy en Cuba es, sin dudas, complejo. Desde 2016, con la llegada de Trump a la Casa Blanca, la mayor de las Antillas –que había vivido momentos de idilio económico tras el acercamiento entre ambos países durante la era Obama– ha visto desvanecer poco a poco sus aspiraciones de crecimiento y sus esperanzas de sacar el pie del bote. La aparición en 2020 del virus del Sars-Cov-2, por otro lado, no ha sido más que el torpedo sobre la línea de flotación que amenaza con hundir una economía maltrecha y altamente dependiente de un turismo del que se ha visto privado en el último año.

Se mantienen todas las medidas adoptadas por la administración anterior […] y por supuesto esto es más cruel en medio del enfrentamiento de nuestro país a la pandemia”, ha dicho Gil Fernández.

Así las cosas, la isla sufre hoy una escasez de ciertos productos y en las tiendas se observan largas colas en las que hay que esperar por horas para poder comprar. Como si fuera poco, la poca –o casi nula– entrada de divisas al país y la baja oferta del estado de estas monedas, ha dado paso a un mercado informal de compra y venta de dólares en el que la tasa oficial de cambio, establecida a inicios de año, se ha visto superada en casi un triple por el comercio irregular.

Nada es casualidad. La administración Biden, que si bien no ha aprobado nuevas sanciones contra Cuba, tampoco ha dado pasos concretos en eliminar las firmadas por su antecesor, pareciera estar aprovechando este escenario para ver hasta dónde es capaz de resistir la isla.

“[El bloqueo] está ahí presente, no se ha movido un milímetro”, recordó el ministro de Economía.

En definitiva, que con el nuevo presidente, EE.UU. pasó de ser el policía que presiona su rodilla sobre el cuello, a ser el policía que vigila que nadie se acerque. La imagen resulta sugerente, pero la realidad es más cruda que eso.

CUBA SERÍA OTRA SIN EL BLOQUEO

Vale la pena preguntarse cómo sería Cuba y en qué condiciones se encontrara si no tuviese que enfrentar el bloqueo de Estados Unidos –el más duradero y hostil aplicado contra cualquier país del mundo en la era reciente– y si hubiese podido invertir en su desarrollo los 144 mil 413 millones de dólares que le ha costado esta medida extraterritorial en casi seis décadas de aplicación.

“Habría que ver cómo otra economía pudiera haber reaccionado ante este escenario. No creo que quedaría otra alternativa que el neoliberalismo, el desempleo y la inflación galopante”, puntualizó en su intercambio con la prensa Gil Fernández.

El gobierno revolucionario, sin embargo, afirma que su respuesta ante este escenario “no ha sido la de incrementar los precios regulados por el gobierno”, ni reacciona “ante esta coyuntura con medidas neoliberales ni de choque, sino buscando soluciones”.

El titular de la cartera de economía subrayó, en ese sentido, las más de 60 medidas aprobadas recientemente “para incrementar e incentivar la producción agropecuaria”, que incluyen la eliminación de restricciones y trabas para la comercialización de productos. Se refirió además a otras 15 medidas anunciadas hace poco y destinadas al fortalecimiento de la empresa estatal.

De la otra mano están los daños causados por la pandemia. No obstante lo delicado de la economía, Cuba no ha escatimado recursos para proteger a su población pero para ello ha debido erogar más de 100 millones de dólares del presupuesto del estado para palear los gastos de salud asociados al virus –sin incluir las inversiones para el desarrollo de los cinco candidatos vacunales en los que trabajan científicos cubanos.

 NO RENUNCIA AL CRECIMIENTO ECONÓMICO

Pese a todo este panorama, el ministro de Economía ha asegurado que “Cuba no renuncia a su meta de crecer un 6% en 2021”. El país apuesta a un “crecimiento gradual del turismo” en los próximos meses, lo que representaría un alivio para una isla altamente dependiente de este sector y que ha visto el número de visitantes reducirse casi a cero en más de un año de pandemia. Claro está, el país necesita antes –so pena de sufrir otro repunte de contagios– haber vacunado a su población contra la Covid-19.

La meta se dice fácil, empero, se trata de un reto enorme y pocas garantías. Para lograr dicho crecimiento, las autoridades cubanas estiman recibir alrededor de 2,2 millones de visitantes antes de que culmine el 2021, un número sumamente ambicioso si se tiene en cuenta que ya se ha esfumado la mitad del año.

Previendo este panorama, Cuba también ha impulsado la producción y exportación de níquel y ha reforzado los servicios de las telecomunicaciones, dos sectores cuyos ingresos las autoridades esperan al menos ayuden a balancear la caja.

Según datos oficiales, el país apenas recibió el 55% de la divisa planificada para el año pasado y sólo ejecutó el 60% de las importaciones programadas; en resumen, el Producto Interno Bruto (PIB) se precipitó 11 puntos en 2020 –el segundo año consecutivo de contracción económica. El paisaje para este año no pinta muy diferente, si se mantiene la amenaza de la pandemia.

Por el momento, y mientras pasa el vendaval, el gobierno cubano ha dicho estar concentrando sus esfuerzos en la producción de alimentos para garantizar la alimentación de la población y ayudar a abastecer los comercios.

“Consolidar la empresa estatal socialista como sujeto económico principal” es otra de las prioridades del estado cubano, así como ampliar y perfeccionar el trabajo en el sector no estatal y “crear condiciones coherentes” que fomenten la disminución de las importaciones e incrementen y diversifiquen las exportaciones.

A preguntas de este semanario, el ministro Gil Fernández sostuvo que “Cuba está preparada para aprovechar cualquier apertura económica que pueda existir en las relaciones con EE.UU.”, pero dejó claro que el país no se quedará de brazos cruzados mientras Washington decide qué hacer.

††“Si se diera ese contexto lo aprovechamos, de lo contrario seguiremos resistiendo y trabajando en el desarrollo del país, explotando todas las reservas”, sentenció.

 

 

Artículo anteriorEl mundo cruel de Luis Negrón
Artículo siguienteEl béisbol busca su espacio en los Juegos Olímpicos