Cuba y Puerto Rico son de una pandemia alas opuestas

Por Emma Rodas/Especial para en Rojo

Desde que vi la noticia ayer pienso en ese barco de bandera británica dando vueltas por Bahamas. Lo veo a pocas millas de los enormes puertos de las gigantescas bases navales de su Aliado EUA, como es la de Virginia. Los imagino llamando a todos sitios con muelle, llamando confiados a sus amigos para que le permitieran atracar en algún lado. No buscaba tocar puerto para desembarcar pasajeros si no para trasladar 5 pasajeros enfermos a un avión que los llevaría a su país de origen, lugar en que recibirían el tratamiento necesario.

Eso era todo lo que pedían. Sus aliados le negaron la asistencia. Imagino porque a mí nadie me contó los detalles ni me lo certificó; no es necesario. No hay fuente confiable de los detalles pero para mí lo que imagino casi siempre es más deducción que otra cosa. Para mí no hay otra explicación y tranquilamente podemos adivinar que le pidieran ayuda al pana, al socio y aliado, ese a quien Gran Bretaña siempre le prestó fieles servicios. Y el amigo, que estaba al lado, se la negó.

Luego entra Cuba al panorama. Cuando todas las opciones estaban agotadas esa isla caribeña da el ejemplo una vez más. La isla que pudo decir que no, pudo decir que ellos se estaban protegiendo -y estaría en todo su derecho- no lo hizo. Esa no sería Cuba. A pesar de que durante todas estas décadas de ataque y guerra contra Cuba Inglaterra ha estado apoyando a su socio mayor en el bloqueo asesino que mantiene EUA contra esa isla, las consideraciones éticas, humanitarias y de, si porqué no llamarlas como son, consideraciones de principios de esa revolución, Cuba le tiende la mano y permite que esos enfermos lleguen a su país de la forma más acelerada posible. Entre todo lo que va sucediendo con la crisis, que no es de salud, si no crisis y debacle del sistema de explotación ya agotado en sus posibilidades, del capital, crisis total del ambiente y crisis de los sistemas de salud, en medio de toda esa complejidad, cosas positivas e importantes también suceden.

A plena luz del día y en la cara del gobiernos norteamericano de EUA muchos países abiertamente solicitan y reciben asistencia del pueblo cubano y de su revolución. La prensa toda lo informa. Más países hacen acuerdos médicos y económicos que divulgan públicamente. Se sigue rompiendo un cerco. A mi del optimismo me queda suficiente para ver muchas cosas positivas dentro de lo negativo que enfrentamos.

Otra escena: Bernie habló de socialismo y sus seguidores le aplaudían, el orden le toleró. Bernie ganó suficientes delegados para celebrar y ya casi le vieron ganador. Luego, tal vez por entusiasmo e impulso, creyéndose que su popularidad y los aplausos eran algo de poder, habló de Cuba, de una pequeña cosa, detallito en el mundo, que nadie puede negar pero de la que en EUA nadie puede hablar de forma positiva. Ninguna persona puede mencionar algún logro de ese pueblo hermano sin ganarse el ataque burdo de la gusanera cubana, venezolana y de todos sitios y la derecha de ese país. Bernie habló de la alfabetización en Cuba en un país analfabeta, habló de la educación en un país de grandes masas marginadas y discriminadas. Los que le toleraron que hablara de justicia social en abstracto le impidieron cruzar esa línea.

Así de fuerte es el rechazo del poder, del capital, la mera mención de Cuba y su revolución. Mientras eso sucede, esa revolución asiste al aliado.

Poco a poco, lentamente, mientras nosotros aquí -como hemos hecho desde el 1898- le suplicamos ayudas a EUA. Mendigamos unas pruebas del virus que nos afecta y que no tenemos otro modo de conseguir porque quien nos lo niega todo, nos prohibe negociar con otros. Nosotros confundiendo sumisión con respeto, bajamos la cabeza. Mientras no sabemos cuántos enfermos tenemos o vamos a tener, mientras entre ratos y cuando no estamos en los colmados, siempre dóciles y calladitos nos seguimos aislando entre nosotros porque es ese el único recurso que se nos ofrece. Un aislamiento que será eterno porque simultáneamente no se hace algo para remediar o resolver la amenaza.

De forma paralela y en el mismo paisaje anterior una neblina se va disipando y el bloqueo nuestro, el de siempre, el de hace 122 años, se va viendo cada vez más claro. Mientras una Cuba hace lo que siempre ha hecho su revolución, mostrar principios humanitarios, en Puerto Rico teniendo los hermanos dispuestos a dar la mano viviendo al lado, no podemos pedir la ayuda médica que hoy puede evitar un desastre mayor . No se tú, pero a mi que el encierro me sirve para mirar y pensar en esas cosas, ya lo tengo claro. Y no es imaginación, es deducción. En los nuevos balances y alianzas que se van forjando, a veces sin enterarnos, el bloque mayor lo tenemos nosotros.

Un día mas temprano que tarde en la historia, hasta nosotros hacemos click.

 

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