De la confrontación a la comunión

Pasar de la confrontación a la comunión es el título del documento elaborado por una comisión internacional de católicos y luteranos para celebrar el quinto centenario de la Reforma Protestante. Según la tradición, en octubre de 1517, el monje Martín Lutero clavó su tesis en la puerta de una iglesia alemana y comenzó el movimiento que culminó en la fundación de las iglesias evangélicas. Ahora, para celebrar el quinto centenario de ese acontecimiento, católicos y evangélicos buscan comprender sus consecuencias históricas, dialogar sobre los puntos en los cuales no hay más división y otros sobre los cuales hay que trabajar.

En el inicio del mes de abril, por primera vez en la historia, el Papa Francisco se reunió en el Vaticano con historiadores católicos y evangélicos que se han encontrado para estudiar la Reforma y discutir sus consecuencias en las Iglesias de hoy. Actualmente, vivimos una época radicalmente diferente al tiempo en que Lutero denunció los abusos del clero y el papado. Además de los factores religiosos, la reforma de Lutero tuvo importantes motivaciones culturales y políticas.

Entre 1962 y 1965, todos los obispos católicos se han reunido en Roma en el Concilio Vaticano II para realizar la renovación de la Iglesia Católica. Desde entonces, ésta participa del movimiento por la unidad de los cristianos. Desde entonces, muchos de los puntos por los cuales Lutero luchó, como tener la Biblia como única fuente de fe, reconocer el sacerdocio real de todos los bautizados y confesar a Jesús Cristo como único salvador, es doctrina común de todas las iglesias. Sin embargo, a nivel institucional, ellas si mantienen separadas. En 1999, la Iglesia católica y la Federación Luterana Mundial firmaron un acuerdo sobre la justificación por la fe, el punto principal que dividía las iglesias. Sin embargo, aún hay un largo camino para lograr la unidad.

En el Vaticano, desde el comienzo de su ministerio como obispo de Roma, el Papa Francisco insiste en un principio que Lutero tenía como importante: La iglesia cristiana debe renovarse continuamente. Permanentemente. Por lo tanto, la celebración de los 500 años de la reforma de Lutero tendrá un efecto real si todas las iglesias se dan cuenta de que hoy en día, es urgente una nueva reforma. No se trata de romper con la tradición. El objetivo es expresar la propuesta del Evangelio en términos actuales, para que las nuevas generaciones puedan comprenderla y amarla. Sea como sea, todos los cristianos creen en un Dios, cuya última palabra en la Biblia fue: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21: 5- 7).

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

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