De las tribus perdidas de Israel a la biblioteca indígena: las piedras del Padre Nazario

Giancarlo Vázquez López / En Rojo

“Negar la capacidad de los indígenas es desvirtuar nuestra capacidad en el presente porque ese es el único periodo de nuestra historia donde, salvando las distancias, hemos sido independientes y autosuficientes. Un periodo peligroso para la mentalidad colonial”. 

Así lo manifestó el arqueólogo Reniel Rodríguez Ramos, en una entrevista especial para EN ROJO sobre la investigación más reciente en torno a las piedras obtenidas por el Padre José María Nazario y Cancel en el municipio de Guayanilla a finales del siglo XIX, y que según se ha dicho constituyen una biblioteca indígena. 

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La primera vez que escuché sobre estas piedras cursaba mi segundo año en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en el recinto de Utuado, dónde Rodríguez Ramos es profesor de sociología y antropología. 

Sin embargo, hace algunos meses, me tropecé con un artículo en las redes que, más o menos, tergiversaba la historia hasta ahora conocida sobre las piedras, dando a entender forzosamente que el arqueólogo daba por hecho el planteamiento original del Padre Nazario quien creía que las piedras estaban asociadas a las tribus perdidas de Israel. 

En cambio, el profesor aclaró que su investigación consiste en evaluar esa hipótesis como cualquier otra posibilidad que pueda existir respecto al sistema de escritura. 

“Mi respuesta fue que no, yo lo que quiero es evaluar ¿Cómo y cuándo se hicieron las piedras? ¿Qué lenguaje esta expresado en en ellas para tratar de entender que es lo que representan? Si en efecto terminan representando un contacto que tiene que ver con las tribus perdidas de Israel, perfecto, yo no tengo problema con hacer ese planteamiento, pero para poder llegar ahí yo necesito mucha información”, explicó Rodríguez. 

“De igual forma si sale otra cosa y esto tiene que ver con otro tipo de escritura de los indígenas de las Americas, inventada acá o relacionada con algún otro tipo de escritura que se dio en el viejo mundo igual, mi trabajo esta abierto a cualquier tipo de interpretación que se base en los datos que genere la investigación. No tiene una agenda de demostrar que una cosa o la otra está asociada con las tribus perdidas de Israel”, continuó. 

Ante la ausencia de un epigrafista que analice la escritura en las piedras, Rodríguez, ha tratado de ver los símbolos y compararlos con otros sistemas de escritura para ver sus parecidos. 

El arqueólogo, explicó que lo más cercano a la escritura en las piedras es la escritura líbico-bereber perteneciente a la región noroeste de África, y otras variantes de lo que se conoce como escritura paleoibéricas que se encuentran en diferentes partes de la península ibérica (principalmente al sur) e Islas Canarias. “Es lo más cercano que yo he visto pero eso todavía depende de la confirmación de un experto en escritura antigua”. 

A diferencia de la escritura cuneiforme (mucho más antigua) estos son sistemas más estructurados de escritura, silabarios o “alfabetaicos”, donde cada símbolo representa una sílaba o una letra; sistemas que en su mayoría derivan de la escritura fenicia y son variantes regionales. 

“La investigación se enmarca dentro de un estudio que incluye elementos de archivo sobre el contexto histórico donde se dio la aparición de las piedras y todos los personajes asociados con esta historia… para tratar de ver que se conocía, que información se difuminó en ese momento sobre las piedras”

Algunos estudiosos de las piedras fueron, desde diversas perspectivas, el escritor Manuel Zeno Gandía, Mariano Abril, Cayetano Coll y Toste, Salvador Brau y José Julián Acosta; el arqueólogo Jesse Walter Fewks, Pinart, Samuel Lothrop y Barry Fell -ambos de la Universidad de Harvard- y Martin Bernstein quienes dudaron de la teoría del Padre Nazario. También, instituciones como el Museo del Hombre, en París, y el Smithsonian. 

También, se está realizando el estudio propio de los artefactos, el análisis de cada pieza y viendo que tipo de marcas son representadas, esto para entender que tipo de escritura era. 

Rodríguez enfatizó en que la investigación se está haciendo con el apoyo del municipio de Guayanilla, el Ateneo Puertorriqueño y la Universidad de Puerto Rico en Utuado. 

Ante esto destacó la importancia del recinto de Utuado en términos arqueológicos pues el mismo esta construido sobre un yacimiento indígena, lo que hace del lugar un sitio idóneo para proyectar investigaciones arqueológicas de todo tipo. También, que así como en todos los recintos de la UPR, en Utuado se están haciendo investigaciones importantes que son parte del capital que genera la universidad. 

“Esta investigación demuestra el rol protagónico de la UPR, en este caso la UPR de Utuado, en la producción del conocimiento sobre nuestros ancestros indígenas”, dijo. 

Comentó que próximamente estará realizando estudios de campo tratando de identificar la posible existencia de esa escritura en otros contextos, como por ejemplo, en el arte rupestre, petroglifos, pictografías, imágenes pintadas en las cuevas que tengan elementos similares a los de las piedras y que permitan ver si independientemente de las piedras este tipo de escritura se da en contextos contemporáneos, o sea, de la misma antigüedad de las piedras que según los fechados de radiocarbono van entre los 900 a. C. Y 900 d. C.

“Ese tipo de sistema de representación, lo que se ve en las marcas de las piedras, es uno bien diferente al tipo de arte rupestre tradicional que se encuentra en la Isla y por eso es tan llamativo. Es un sistema lineal de códigos sobre líneas de registro, líneas que le dan sentido en términos fonológicos a cada uno de los símbolos como en nuestra escritura, escribes y verbalizas. Cada letra tiene un significado por la secuencia donde está puesta. El valor fonético que se le asigna a cada una de esas marcas va depender de como se estructuró ese sistema. Porque en definitiva parece que lo que hay representado en las piedras es un sistema de escritura”.

Los enigmas como este se resuelven con la ciencia y el estudio. Con paciencia, sin prisa, sin pausa. Eso es lo que hace nuestro entrevistado.

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