De los orígenes de los partidos políticos en Puerto Rico al Partido Republicano Puertorriqueño y don José Celso Barbosa II

José Celso Barbosa planteaba que se habría de triunfar sin necesidad de hacerse cómplices de Sagasta ni de Cánovas del Castillo, coincidiendo con los que pensaban que la situación en Cuba iba a provocar la otorgación de la autonomía. Por otra parte, era objetable la oposición de Sagasta al sufragio universal, con la intención de que los negros no votaran.1 Barbosa y sus seguidores constituyen entonces el Partido Autonomista Puro (llamado también Histórico u Ortodoxo).

Se lograría la concesión de la Carta Autonómica a Puerto Rico, y ante la presión del gobierno español para que se unificaran los liberales y los autonomistas, surge, el 21 de febrero de 1898, el Partido Unión Autonomista Liberal.2

A partir de la declaración de guerra de Estados Unidos a España, el escenario político se trastorna drásticamente. El 12 de mayo las fuerzas militares estadounidenses bombardean la ciudad de San Juan. El 25 de julio invaden Puerto Rico, culminando con el llamado cambio de soberanía, apenas tres meses más tarde. Desde ese momento, la Isla fue mantenida bajo un período de gobierno militar durante dos años, el cual fue vehementemente repudiado por todos los partidos políticos.

En este nuevo escenario, Barbosa apreció el sistema de la federación estadounidense como el paradigma. En palabras de Pedreira, “La autonomía administrativa… tenía su más alto ejemplo en la federación norteamericana…” y Barbosa “empezó a trabajar para hacer de Puerto Rico un Estado de la Unión Norteamericana”. Mientras otros rechazaban el Tratado de París y declaraban su nulidad, Barbosa se aferraba a él para validar su modelo.3 El 4 de julio de 1899 funda el Partido Republicano de Puerto Rico, buscando la anexión definitiva de Puerto Rico con Estados Unidos y que Puerto Rico fuera declarado territorio organizado para su eventual entrada a la “Unión norteamericana”.

El nuevo partido era la propuesta de Barbosa para responder al asunto del estatus político, que significaba una gran intranquilidad para los puertorriqueños. En el trabajo crítico que los estadounidenses Bailey y Justine Diffie publican en 1931, dan cuenta de esta situación. En Porto Rico: A Broken Pledge, los Diffie exponen su opinión sobre las políticas de Estados Unidos, a raíz de sus observaciones sobre las condiciones económicas y sociales de la Isla: “Desde la primera organización del gobierno, la preocupación política principal de la gente ha sido la definición del estatus futuro de Puerto Rico”.4 También reflejaba la preocupación de Barbosa.

En opinión de Pedreira, “Barbosa pasó sin esfuerzo del autonomismo español al autonomismo norteamericano siguiendo en línea recta los principios que siempre había defendido”.5 El profesor Aarón Gamaliel Ramos opina que Barbosa se formó y forjó sus ideas en Estados Unidos en el período de la reconstrucción, luego de la Guerra Civil y señala que Barbosa observaría los cambios en ese país con respecto a no retornar al sistema esclavista.6

Al cese del gobierno militar y decretarse la Ley Foraker en 1900, Barbosa expresaba que la aceptaría, pero sólo como una transición. No satisfacía sus expectativas.7 Apenas dos meses más tarde, el presidente William McKinley, nombra a Barbosa como uno de los miembros del Consejo Ejecutivo del gobernador Charles H. Allen, quien también había sido designado por McKinley. Barbosa termina participando en el gobierno del sistema colonial de Puerto Rico, siendo nombrado cinco veces consecutivas por presidentes estadounidenses de diferentes partidos.8

En la opinión del profesor Ramos, Barbosa se da cuenta de que no eran reales las expectativas de que Estados Unidos reprodujera en Puerto Rico el modelo de los estados de Estados Unidos. Ramos afirma que Barbosa piensa que para que Estados Unidos le otorgue a Puerto Rico la estadidad, se hace necesario trabajar dos aspectos importantes: el desarrollo de una política cívica para transformar la cultura política del puertorriqueño y el aspecto económico, donde figuraba prominentemente la preocupación por el desplazamiento de los puertorriqueños.

En el aspecto de la cultura política, según el profesor Ramos, uno de los primeros proyectos concebidos fue el de enviar jóvenes a Estados Unidos. Asegura que uno de los proyectos preferidos por Barbosa fue el de enviar jóvenes puertorriqueños a la escuela Carlisle (Carlisle Industrial School), a donde se enviaba a los residentes de territorios y reservaciones indígenas, con el propósito de “americanizarlos”. El resultado sería contar con una generación de puertorriqueños que adquirirían la cultura política para dirigir a Puerto Rico.9

En 1903, el Partido Republicano Puertorriqueño se incorpora al Partido Republicano Nacional de Estados Unidos, conviniendo en un pacto, similar al que antes Muñoz Rivera había contraído con Sagasta. Esta relación con el Partido Republicano Nacional de Estados Unidos se mantendría sin cambio hasta 1916.

En ese período, que Barbosa llama de transición, Barbosa reclamaba para Puerto Rico la extensión de la Constitución de Estados Unidos y la concesión de la ciudadanía.10 En 1907 funda El Tiempo, el primer periódico bilingüe en Puerto Rico, trasladando además su ideología política a las páginas del periódico.

En 1909, Barbosa y Muñoz Rivera, los respectivos dirigentes del Partido Republicano y del Partido Unión, se reúnen para impulsar reformas a la Ley Orgánica. Convienen en unos entendidos para reservarse y repartirse los puestos de las elecciones para el partido dominante, así como reclamar que se nombren más puertorriqueños al Consejo Ejecutivo.11 Los republicanos se mantienen en el ideal de la estadidad, rechazando, en 1913, una petición de alianza de los unionistas, quienes habían eliminado la estadidad como una de las ideologías consideradas en su plataforma.12

En 1917, se aprueba la Ley Jones, y con ella, la ciudadanía estadounidense es impuesta a los puertorriqueños, colectivamente. Barbosa, quien había tenido la total certeza de que Estados Unidos concedería la ciudadanía, celebra la aprobación de la ley, considerando que se ha cumplido una parte del programa político del partido. Aunque reconoce que “bajo la bandera americana” Puerto Rico había tenido un avance político, señala que en lo económico se había avanzado muy poco.13 En su posterior desempeño como senador, Barbosa mantiene sus principios y su ideología, hasta su muerte, en 1921.

José Celso Barbosa es una figura muy relevante en la historia política, así como en la historia cívica y cultural puertorriqueña. Además de sus logros políticos, Barbosa se distinguió por ser el primer puertorriqueño en ingresar en la Universidad de Ann Arbor, en Michigan, de donde se graduó con el más alto honor, en 1880, siendo el primer médico puertorriqueño graduado de una universidad estadounidense. A su regreso a Puerto Rico fue profesor en el Ateneo Puertorriqueño y uno de los fundadores de la que, hasta ahora, figura como la primera cooperativa de crédito en América, llamada El Ahorro Colectivo, fundada en 1893. También fue Subsecretario de Instrucción Pública. En 1903, la Universidad de Michigan le otorga el título honorífico de Maestro de Artes Honoris causa, siendo el primer puertorriqueño en obtener ese título de una universidad estadounidense, y, en 1917, la Universidad de Puerto Rico lo reconoce con el grado de Doctor en Derecho Honoris causa.

Sin embargo, el Padre de la Estadidad, como le llaman los anexionistas, no logró ver su sueño realizado. El partido, que respondía, no a una realidad social y económica fundamental, sino a un asunto de estatus político, no logró ganar tantos adeptos como para hacer triunfar la ideología. Aunque algunos aspectos de la economía aparecían en la propuesta de Barbosa –quien siempre mantuvo su interés por el desarrollo de la economía puertorriqueña–, este no logró el éxito y a pesar de pertenecer a un partido anticolonialista formó parte del gobierno durante la administración estadounidense, que era de corte colonialista, con las esperanzas de trabajar en la preparación de condiciones que fueran aceptables para que Estados Unidos concediera la estadidad a Puerto Rico. 14

Posteriormente, los seguidores de Barbosa protagonizarán la constitución de un nuevo partido, cuando rechazan, en 1924, la propuesta de una alianza entre el Partido Unión y el Partido Republicano y se constituyen como el Partido Puro, que luego se conocerá como el Partido Constitucional Histórico. Los republicanos puros acuerdan entrar en una coalición con los socialistas, donde cada partido retendría su personalidad política.

Los republicanos puros y los socialistas, de cara a las elecciones de 1928, entraron en un acuerdo para postular candidatos comunes, aunque, por ciertas enmiendas a la Ley Electoral se ven obligados a organizar también el Partido Socialista Constitucional.15 A principios de 1932, los republicanos puros se unen con el Partido Alianza Puertorriqueña, para convertirse en el Partido Unión Republicana, presidido por Rafael Martínez Nadal. Antes de las elecciones, llegarían a un acuerdo con los socialistas para formar la Coalición Republicana Socialista, “la más importante unión electoral de la historia política puertorriqueña”, en la opinión de Fernando Bayrón Toro.16 El pacto se renovaría previo a las elecciones de 1936 y, posteriormente, luego de una trayectoria compleja, finalmente llevaría a la constitución del Partido Unión Republicana Progresista, presidido por Celestino Iriarte, hasta convertirse, en 1948 en el Partido Estadista.

La ideología anexionista del anterior Partido Republicano Puertorriqueño y la influencia de José Celso Barbosa fueron un legado para el Partido Estadista Republicano y para el actual Partido Nuevo Progresista, fundado en 1967. La aspiración de Barbosa, que existe hoy como una pretensión de sus seguidores, parece haber obedecido a su impresión de que la supuesta “pequeñez” de Puerto Rico no le permitía ser independiente, sensación que es compartida por sus herederos.

La figura de Barbosa merece ser estudiada con mayor ahínco. Quienes hoy encumbran su imagen intentando utilizarla como molde –por el mero hecho de su ideología republicana–, desconocen muchas de sus ideas y compromisos fundamentales. Su labor humanista como médico, su espíritu cooperativista, su identificación con la educación gratuita y su participación en la sociedad secreta La Torre del Viejo son aspectos vitales que merecen ser investigados para poder conocerlo a profundidad. El resultado, muy posiblemente cause alarma entre sus partidarios anexionistas.

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