Dos miradas desde afuera

 

Por Rui Costa Santos/ Especial para En Rojo

1. ¿Martinica y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas?

La historia económica, que también es social, política, demográfica, y jurídica, muestra cómo el colonialismo y el tráfico de seres humanos se ha transformado pero no ha terminado definitivamente. Y en este sentido, pensar el racismo (y denunciarlo) es parte de este proceso por el que vemos que el poscolonialismo es en realidad colonialismo dependiente, extractivista, que divide internacionalmente a los países en función de cómo cada uno de estos puede servir mejor los intereses de las clases dominantes en las principales potencias mundiales y en la escala de relaciones que esta establece.

En los que unos países sirven como enormes campos agrícolas para una producción que será exportada y que sólo residualmente será para beneficio del propio pueblo que los trabajan, otros sirven para oficinas turísticas y otros para mano de obra industrial esclava o casi esclava.

Leo estos días sobre la historia de Martinica – departamento de ultramar francés- y destaco dos citas. Una primera de un libro de Théophile Huc, La Martinique. Études sur certaines preguntas coloniales(1877) que dice al principio:


′′ El deplorable sistema que, bajo el nombre de pacto colonial prevaleció durante tanto tiempo, fue condenado sucesivamente por todas las potencias de Europa. Es la cosa más abominable que se ha visto (…). Este régimen fue eliminado oficialmente en 1861, pero dejó sin embargo, rasgos vergonzosos que deben desaparecer y no fue reemplazado por un régimen claramente definido «.

En la primera década del nuevo milenio (2008) en ′ Habitar el mundo. Martinica 1946-2006de Marie Hélène Leotin se dice:


′′ el voto de la ley de 16 de marzo de 1946 marcó la culminación de la reclamación asimilacionista de más de un siglo y la realización de un viejo sueño de la burguesía de color en Martinica: la igualdad de derechos con los blancos, que resulta en el siglo XX en la igualdad de derechos con la metrópolis.».

Sin embargo, páginas por delante, a la misma autora dice :» Es importante darnos cuenta de que la asimilación de la ′′ colonia Martinica ′′ a una gran métropole industrial (… ) se traduce inexorablemente en la transformación de la isla del azúcar en tierra de consumo destinada a absorber los excedentes agrícolas e industriales de la metrópolis ‘. Los términos del Pacto Colonial no han desaparecido (Ni un hierro, ni un clavo que no venga de la metrópolis). Ya no se usa el nombre de colonia para Martinica, pero se sigue utilizando la palabra metrópolis para designar a Francia, lo que demuestra que el lazo colonial de dependencia no se rompió.». Y lo que aquí se dice de Martinica poder – se diría también de Puerto Rico, y ese sería sólo el comienzo de la clarificación de lo que es el colonialismo de hoy.

2. EL PROGRAMA Y LA ESTRATEGIA EN TIEMPOS DE ABSTENCION

La apuesta institucional y mediática para conseguir algunas hegemonías más o menos coyunturales, en un contexto de creciente abstención electoral, de crisis de los partidos de masas, y cuando en el acceso al espacio mediático (televisión, periódicos, debates y comentario en podcasts, radios) es hegemónica la presencia de las clases sociales más escolarizadas, tuvo como consecuencia que también en la izquierda, en distintos países, fueron esencialmente sectores urbanos, escolarizados, que constituyeron muchos de los militantes de izquierda y también de sus representantes y electores.

Así, cuando se constate la falencia de una cierta estrategia política, eso puede querer decir que no sólo se falló porque no se ganaron elecciones, y que los programas no eran correctos, pero también porque los sectores sociales de la clase obrera no fueron protagonistas mayoritarios en la construcción de esas estrategias, de los liderazgos, y por lo tanto, tampoco se reconocieron en las propuestas presentadas.

En conclusión. Creo que en un contexto social que segmenta mucho más la experiencia social de grupos sociales de lo que se designa ampliamente ‘clase trabajadora’ una determinada estrategia de comunicación y de movilización solo logrará llegar a un cierto número limitado de personas de medios sociales con experiencias afines, y no saldrá fácilmente de ese círculo. Y esto es así, porque desde los espacios urbanos en que uno reside, en que trabaja o estudia, hasta las páginas de internet que consulta para informarse, para formar su opinión, en general, la escuela pública (en las sociedades en que esta es todavía relevante) es el último espacio social en que personas de distintos sectores sociales de la clase trabajadora y media comparten físicamente.

Por lo tanto, al cambiar el mensaje (el programa), habrá que cambiar igualmente el mensajero (diversificar el protagonismo mediático y político que se da a sectores sociales ya excesivamente representados), así como cambiar la forma de contactar y de hacer política (o sea, la estrategia).

El autor es profesor de lenguas y literatura. Activista y militante de izquierda, vivió por casi una década en Puerto Rico y actualmente termina su tesis doctoral en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Reside en Portugal. Sus análisis y su crítica cultural son lúcidos y certeros desde una perspectiva materialista de la historia.

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