Editorial:   AEE y Luma Energy: los zares del atropello energético

Foto Vicente Vélez

 

La prolongada racha de apagones selectivos o “relevos de carga” que han tenido lugar durante las pasadas semanas, cortesía de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y Luma Energy, infligen un grave daño al pueblo de Puerto Rico. No solo porque abonan a la incertidumbre y el desasosiego de la población, al desconocerse cuándo y dónde se irá la luz en determinadas horas del día o de la noche, sino también porque representan un alto costo emocional y material para los perjudicados. Es inverosímil que los llamados relevos de carga se hayan “programado” precisamente para el período pico de la temporada de huracanes.  ¿A quién se le ocurre esperar hasta este momento del año para hacer los trabajos de mantenimiento cruciales o las reparaciones necesarias para mantener las plantas de generación eléctrica funcionando a capacidad?  Es cierto que los accidentes ocurren, pero no a la vez. Y es cierto también que no se trata de exceso de consumo de energía, sino de plantas averiadas que no generan energía suficiente. Todo esto parecería un “mal chiste”, si no fuera porque los apagones súbitos exacerban el agotamiento de un pueblo ya agobiado por la pandemia  y por la realidad de que los últimos cuatro huracanes fuertes que han sacudido a Puerto Rico- Hugo, Georges, Irma y María- sucedieron durante el mes de septiembre.

Además, es sabido que las súbitas y repetidas fluctuaciones  de voltaje pueden dañar irreparablemente los equipos y enseres eléctricos. No todas las personas en Puerto Rico tienen los recursos para contar con sistemas de resguardo de energía con la capacidad de proteger los diversos equipos eléctricos de residencias y negocios. Es sobre todo sensitivo en el caso de personas que necesitan de máquinas o dispositivos médicos eléctricos para respirar, alimentarse o simplemente mantenerse vivos.

Estos llamados “eventos” o averías en las plantas de generación de AEE no son un asunto nuevo. Precisamente un año antes del huracán María, una avería en la planta de Aguirre provocó un apagón general de cuatro días en nuestro país. También ha habido apagones de menor intensidad  y han sido frecuentes las dañinas fluctuaciones de voltaje, proceso que se intensificó  en la medida en que la infraestructura de las plantas de generación decayó por el peso de los años y la negligencia de la AEE en su mantenimiento.  Lo que no había pasado antes es una sucesión de apagones acompasados como la de este año, lo cual parece apuntar a un fin ulterior.

No sabemos realmente si el objetivo de la racha de apagones  es la privatización de la generación, como afirma el presidente de la UTIER,  Ángel Figueroa Jaramillo, o si, sencillamente, se utilizan los apagones como presión para lograr que el Negociado de Energía le apruebe  a Luma Energy más aumentos en la tarifa que pagamos los abonados residenciales y comerciales. Porque el argumento de que la generación privada sería más eficiente y confiable que la de nuestras propias plantas bien mantenidas, es una falacia. Para muestras, tenemos dos: Ecoeléctrica y la carbonera AES. La primera, averiada también en estos momentos. Y la segunda, impugnada masivamente por la opinión pública porque sus desechos de cenizas tóxicas han enfermado y siguen enfermando a miles de puertorriqueños y puertorriqueñas en las comunidades circundantes a la planta.

Ni AEE ni Luma Energy tienen credibilidad ante el pueblo puertorriqueño. La primera la perdió desde que abandonó su misión de servicio al país para convertirse en una gigantesca maquinaria al servicio de los partidos políticos que se han turnado el poder, y en una madriguera de patronazgo, corrupción e intereses mezquinos. La segunda, porque llegó mediante un contrato nebuloso, oneroso e innecesario, y porque amplios sectores del país están disgustados con el servicio mediocre y caro que ofrece, por el cual se terminará pagando $1, 500 millones y tarifas prohibitivas.  Que no descansen AEE y Luma en su control absoluto sobre la generación y transmisión de energía. La experiencia nos dice que nuestro pueblo no olvidará fácilmente esta racha de atropellos por parte de los zares de la energía en Puerto Rico.

 

 

 

 

 

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