Editorial: Agradecidos y juntos por la Nación Puertorriqueña

 

Con esta edición, damos la bienvenida al período navideño que en Puerto Rico siempre se celebra con singular alegría, y que este año está marcado por la pandemia del COVID-19, una plaga global que ha llevado al extremo las condiciones de vida y supervivencia en el mundo entero. Todos los países del mundo buscan maneras de acomodar las tradiciones de esta época especial con los retos que está representando el avance de la pandemia en los distintos países. Las vacunas, las cuales ya han comenzado a administrarse en diversos escenarios son- ahora mismo- la estrategia principal que la ciencia ha diseñado para tratar de contener el avance de la pandemia y comenzar a reducir la presión y la ansiedad que sus efectos están ocasionando en todas las sociedades del mundo.

En Puerto Rico, nuestros problemas son endémicos, y la pandemia sólo ha venido a empeorarlos. El año 2020 ya cuenta en nuestra historia como uno de los más terribles jamás vividos. Comenzó  estremeciéndonos con la secuencia de terremotos y temblores que devastaron la zona suroeste, alterando su entorno natural y edificado, y poniendo “patas arriba” la vida de sus poblaciones. Ya veníamos arrastrando una gran crisis: la economía en depresión, la debacle fiscal, la deuda pública insostenible y, finalmente, la bancarrota total del Estado. En respuesta, y desde su sede de poder en Washington, el amo colonial nos ató a una nueva ley, cínicamente llamada PROMESA, y nos envió un grupo de sus capataces, bajo el nombre de Junta de Control Fiscal (JCF). Luego, nos azotaron los poderosos huracanes Irma y María, cuyos terribles estragos materiales, físicos y emocionales aún permanecen. A todo eso, se le suma el impacto de la pandemia de COVID-19 que ha sido dolorosa y brutal desde todo punto de vista. Esto es así, sobre todo, para ciertos sectores, como el personal médico y de primera línea de respuesta a la situación sanitaria, los estudiantes sin escuela, los trabajadores sin empleos, los adultos mayores sin compañía, o  las mujeres que han sufrido el recrudecimiento de la violencia machista, que ha disparado las agresiones y asesinatos de mujeres durante el período pandémico.

Mención aparte merece el derrumbe del gobierno colonial de Puerto Rico, ejemplificado por la primera renuncia obligada de un gobernador en nuestra historia: la de Ricardo Rosselló Nevares, del Partido Nuevo Progresista (PNP). El colapso de la gobernanza pública se había venido incubando durante décadas, alimentado por el coloniaje, la dependencia, la incompetencia y la corrupción. Se evidenció, finalmente, en toda su podredumbre durante este último cuatrienio del 2016- 2020. Este año 2020 ha representado, entonces, el cúmulo de todos los males que nuestro pueblo se ha visto obligado a resistir y superar durante estos últimos años.

Pero, si algo ha aprendido el país puertorriqueño de sus sucesivas experiencias coloniales, es la paciencia para esperar y el temple para resistir. Somos un pueblo templado en lucha y  resistencia que resurge de los embates impulsado por la fuerza de nuestro carácter nacional. Ahora, como luz al final del túnel, los resultados electorales de este sombrío año 2020 apuntan a un nuevo resurgir con el respaldo extraordinario obtenido por los candidatos del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y del Movimiento Victoria Ciudadana (MCV), con el efecto de reconfigurar el mapa político y legislativo para este próximo cuatrienio. Esta es una buena noticia que permite vislumbrar un nuevo vigor en la lucha anticolonial y por los derechos fundamentales de la nación puertorriqueña, y de todos sus sectores más vulnerables y golpeados.

A nuestros suscriptores, amigos y amigas de CLARIDAD, y a nuestro querido pueblo,  vaya nuestra infinita gratitud, acompañada de los mejores deseos de salud y paz duraderas en el Nuevo Año 2021. Además de darles las gracias de todo corazón, les reiteramos nuestro firme compromiso de continuar adelantando nuestra misión como el Periódico de la Nación Puertorriqueña.

 

 

 

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