Editorial: El coronavirus avanza pero la información NO

 

La epidemia de coronavirus sigue avanzando en Puerto Rico como en casi todos los países del mundo. Las cifras de nuevos casos aumentan cada día y también la cantidad de fallecidos. Sin embargo, nuestro pueblo padece la escasez de datos certeros sobre aspectos vitales, como cuándo y dónde se hará disponible una mayor cantidad  pruebas diagnósticas, cuál es la proyección sobre el alcance y la expansión de la epidemia, los perfiles del contagio, y otros aspectos esenciales que aporten tranquilidad y dirección a la ciudadanía para protegerse mejor. 

Ya se sabe por la experiencia mundial que el distanciamiento social  es una medida efectiva. Y se sabe también que la administración amplia de pruebas diagnósticas contribuye a la contención del virus. Así lo demuestran los casos de Corea del Sur, donde se ha logrado aplanar la curva del crecimiento, y de Alemania, donde, aunque avanzan los casos, es baja la tasa de mortalidad. 

En Puerto Rico los datos certeros están escasos.  El “task force” nombrado por la Gobernadora apenas da sus primeros pasos para trazar la cadena de contactos de los contagiados, y el resto de la información relevante se da y se recibe por cuenta gotas. Está claro en las comparecencias de prensa que ni la Gobernadora ni el portavoz del “task force”, doctor Segundo Rodríguez, cuentan con la información para ofrecer respuestas claras al País, ni anticipar el rumbo o impacto de la epidemia durante las próximas semanas. El nuevo secretario de Salud, reciclado de una pasada administración del PNP y traído al cargo en medio del caos y la disfuncionalidad prevalecientes en el departamento que llega a dirigir, tampoco puede proveer respuestas. 

El nombramiento del “task force” de científicos y académicos del Recinto de Ciencias Médicas que ofrece peritaje profesional durante la emergencia es una buena iniciativa que también resalta la importancia para nuestro pueblo de poder contar con la Universidad de Puerto Rico. Pero armar un equipo profesional de ese calibre no puede hacerse improvisadamente, ni tampoco servir para sustituir o relevar de su responsabilidad como principal custodio de la salud del pueblo al Departamento de Salud. Esta es la dependencia gubernamental responsable por tener al día los sistemas, la preparación y las respuestas que le permitan ejercer un liderazgo efectivo en todos los aspectos de la salud pública, en todo momento.  

Si alguna lección debe aprenderse es que la salud de nuestro pueblo no puede seguir en manos de un Departamento de Salud podrido de politiquería, cuyos directivos son fichas del partido que los nombró y no servidores del pueblo que les paga el salario. Tampoco puede continuarse en Puerto Rico con un sistema de salud donde cada uno de sus componentes parece actuar por su lado. No funciona este sistema privatizado y fragmentado donde los pacientes y los encargados de dar los servicios directos- médicos, farmacias, hospitales- sean rehenes del interés de lucro que lo controla.   

La mayoría de nuestro pueblo respalda las medidas de aislamiento social implantadas por la Gobernadora y la extensión de las mismas hasta el 12 de abril.  Pero el futuro inmediato va más allá de esa fecha. Urgen los datos e información sobre hacia dónde se dirigirán los esfuerzos del gobierno de Puerto Rico para controlar esta epidemia en el menor tiempo posible.  

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