Editorial: Gracias Jaime, y ¡Hasta siempre! 

 

 

Jaime Córdova Rodríguez llegó a CLARIDAD en el año 1974, reclutado para encabezar la sección deportiva del semanario independentista que entonces se transformaba en un diario. En las ocasiones en que habló sobre el tema, dijo que aceptó el trabajo porque lo entendió como una oportunidad de contribuir a la independencia de Puerto Rico. Jaime trajo a CLARIDAD su conocimiento de primera mano sobre el beisbol, y el deporte en general, y un bagaje intelectual y cultural tan amplio y extenso como el de una enciclopedia de muchos tomos. La sección, a la cual imprimió el sello de su estilo inconfundible, se convirtió en una de las más buscadas, leídas y comentadas del periódico. Además, cumplió la función de taller para que muchos practicantes noveles del periodismo deportivo se desarrollaran en el oficio. La sección deportiva de CLARIDAD diario sentó pautas en la redacción sobre deportes en Puerto Rico,  no solo por la calidad de su contenido sino también por traer a primer plano las aportaciones del deporte puertorriqueño y sus figuras como piedras de afinque de nuestra identidad nacional. 

Desde entonces, la relación entre Jaime y CLARIDAD fue inquebrantable. Todas las generaciones de compañeros y compañeras que han integrado nuestro equipo de trabajo durante los pasados 45 años han podido contar con la presencia sólida y solidaria de Jaime, no solo en la colaboración editorial sino como participante entusiasta de todas nuestras iniciativas. Desde CLARIDAD se colaboró también activa y solidariamente para la publicación de sus tres libros, Beisbol de corazón, Partiré canturreando y el más reciente, el poemario El orfebre demente, publicado el año pasado. 

Jaime nos dejó físicamente la semana pasada pero el recuerdo de su compromiso, amistad y cariño nos acompañará siempre. También nos inspirará su ejemplo de perseverancia y entrega al logro de una patria puertorriqueña libre y soberana. En la introducción a su libro Beisbol de corazón, Jaime Córdova ofrece las claves de su amor por ese deporte al que se dedicó con tanto ahínco como fanático, jugador del seleccionado nacional, miembro del Salón de la Fama, y periodista: “Asistí a mi primer juego en el año 1943 y fue amor a primera vista. Ni la playa, el cine, correr bicicleta, salir de la escuela por las tardes y sentirse libre podían compararse con subir la rampa del Escobar un domingo por la mañana, rodeado de olores a cigarrillos pisoteados, espuma de cerveza derramada, el amoníaco de los inodoros, y mientras caminaba sentía que aumentaba el volumen de la vida como acercarse a una caída de agua…”.

Así fue la pasión que trajo Jaime Córdova a su trabajo en CLARIDAD. Y por ello nos hicimos mejores. Gracias, Jaime, y ¡hasta siempre! 

    

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