Editorial: La marcha de la desesperación

 

Las imágenes de decenas de miles de mujeres, hombres y niños haitianos cruzando la frontera desde México hacia Estados Unidos, por un poblado a la orilla del Río Grande, y formando un enorme campamento bajo un puente, han capturado la atención del mundo entero porque retratan la desesperación que cunde en millones de seres humanos en nuestro hemisferio, que viven asolados por la desigualdad, pobreza y desesperanza, y deciden arriesgar sus vidas por una oportunidad de sobrevivir.

La marcha de miles de haitianos es solo el más reciente impacto fronterizo que ha confrontado el gobierno de Estados Unidos este año. Según la Oficina de Patrulla de Fronteras (US Border Patrol, en inglés) actualmente se experimenta el mayor resurgir en el número de personas que intentan entrar a Estados Unidos por los distintos puntos del cruce de fronteras entre dicho país y México, estableciéndose un nuevo récord de encuentros por dicha franja fronteriza durante este año 2021. Las personas que conforman esas marchas de inmigrantes principalmente proceden de países de nuestro hemisferio.

La dependencia federal informó también que durante el pasado mes de julio hubo 199, 777 encuentros con inmigrantes en la zona fronteriza, el número más alto de intentos de cruce en los pasados 21 años. Informaron también haber realizado más de 1 millón de arrestos hasta el 30 de junio de este año, en el cruce fronterizo entre México y Estados Unidos. Pero las escenas descritas como las más desgarradoras corresponden a las miles de familias haitianas que se encuentran en estos momentos bajo el puente de Dos Ríos, en el estado de Texas.

Para diferenciarse de las políticas migratorias trogloditas de Donald Trump, el gobierno de Joe Biden prometió que daría a los migrantes un trato compasivo. Sin embargo, la compasión no parece alcanzar a los miles de haitianos bajo el puente. Sin muchas contemplaciones, ya han comenzado las deportaciones.

La razón principal tras la inmigración masiva de personas hacia Estados Unidos es muy sencilla. Obedece al avance desenfrenado del capitalismo neoliberal, que ha permitido al imperio estadounidense y demás potencias capitalistas liderar la etapa de acumulación de capital más grande de la historia. Esta acumulación de capital en pocas manos también ha creado una monstruosa desigualdad y provoca guerras, colapsa economías, acrecienta la corrupción de gobiernos y castas dominantes, y sume en la miseria y la desesperanza a millones de seres humanos en todo el planeta.

En nuestro hemisferio, por sobre todas, sobresale la tragedia de Haití, la primera república negra y una de las primeras naciones libres en nuestra América, hundida hoy por siglos y décadas de saqueo y expolio, invasiones militares, dictadores y gobiernos corruptos, castas privilegiadas, y sobre todo el racismo y la exclusión más repugnantes que han mantenido en la pobreza extrema a amplios sectores de su población. A eso, hay que sumarle la constante inestabilidad política e institucional, una sucesión inacabable de desastres naturales- huracanes, inundaciones, terremotos, y ahora, la pandemia del COVID-19.

Este es el cuadro que explica por qué para tantos de nuestros hermanos y hermanas haitianos, y del resto del continente, su marcha desesperada es la última alternativa.

 

Artículo anteriorPuerto Rico rumbo a la miseria
Artículo siguienteLa chulería de la ternura contra los Chulos de la pobreza