Editorial: No más palos a ciegas con el COVID 19

 

Mientras en muchos países del mundo ya se tiene un cuadro completo del impacto del COVID 19, y se preparan para una segunda fase de la etapa de respuesta con menos restricciones para la población, en Puerto Rico se sigue dando palos a ciegas por la falta de datos.

Se ha informado en medios de impacto mundial que ya se realizan numerosos estudios en diferentes países con resultados que apuntan a que al menos 1/3 parte de los contagiados por coronavirus no presentan síntomas. Si es así, en Puerto Rico seguimos en babia. Según lo informado por las autoridades sanitarias, las pruebas aquí solo se les administran a personas que han sido referidas por un médico porque presentan síntomas compatibles con la infección por coronavirus. Tomando en cuenta la experiencia de los países que han realizado dichos estudios, puede  concluirse que el alcance de la infección en Puerto Rico es significativamente mayor que lo que se revela en las 11,000 pruebas administradas hasta ahora. Puede concluirse también que debe haber un número considerable de personas en la Isla que siguen interactuando con sus familias, compañeros de trabajo y comunidad, que son portadoras del virus aunque se vean perfectamente saludables. Conocer al menos el por ciento aproximado de dichos casos asintomáticos es una pieza de información fundamental para poder proyectar con certeza el alcance real de la epidemia en nuestro país y el tiempo que duraría la fase estricta de la cuarentena.

Incluso los datos que se desprenden de las 11,000 pruebas realizadas son confusos. En entrevista con CLARIDAD, la epidemióloga y profesora del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, Dra. Cruz María Nazario, sostiene que  los datos diarios publicados por el Departamento de Salud sobre el número total de pruebas administradas no son necesariamente útiles para trazar la cadena epidemiológica de contagio por el virus. Según la académica, para que la información sobre la cantidad y tipo de prueba sea útil en el seguimiento de los contagios y sus contactos, deben contarse por separado las  pruebas moleculares y las pruebas rápidas, porque no son equivalentes, ni tienen el mismo nivel de certeza y confiabilidad. El hecho de que la información sobre los tipos de pruebas no se separe, puede abonar a la confusión en el análisis y proyecciones sobre la epidemia.

Otra cifra que no se informa en Puerto Rico, contrario al resto de los países,  es el de las personas recuperadas. Este dato es un indicador muy importante de la etapa en que se encuentra la epidemia. Por eso, las autoridades sanitarias en el mundo celebran el momento en que su número de recuperados supera el de los nuevos contagios porque es como ver la luz al final del túnel en una epidemia.

Igualmente, las actividades de rastreo de contactos y vigilancia de posibles casos sospechosos son importantes medidas de control de una epidemia. En Puerto Rico, eso está en pañales. La semana pasada el secretario de Salud anunció la creación de un grupo de trabajo para dichas labores de rastreo y vigilancia de contactos sobre el cual no se ha informado nada más. Anteriormente, se había anunciado la existencia de una herramienta tecnológica adaptada a Puerto Rico con idéntico propósito, pero tampoco se ha informado el status ni el avance de la misma. Luego de mes y medio de cuarentena, aún nadie tiene una idea ni de cuán extendida está la epidemia en las distintas regiones y municipios de Puerto Rico, ni para cuando puede esperarse que crucemos el umbral hacia la recuperación.

El recién nombrado Secretario de Salud, doctor Lorenzo González, no es el responsable directo del desmadre que encontró en su departamento. Pero tampoco es un advenedizo porque ocupó esa silla antes, y si aceptó la encomienda de la gobernadora Wanda Vázquez y el PNP,  fue porque pensó que podría hacer una buena labor y ofrecerle a Puerto Rico el liderazgo firme en salud pública que nos ha faltado por tanto tiempo. El doctor González sabe que Puerto Rico lleva décadas con un departamento de salud que abdicó su responsabilidad con la salud del pueblo y la delegó en las aseguradoras privadas que solo velan por sus ganancias.

El gobierno de ningún país puede atender adecuadamente una epidemia de esta magnitud sin un liderazgo efectivo de su autoridad sanitaria principal. El doctor González es la cabeza visible de esa estructura ahora, y es a él a quien corresponde traer la información completa disponible sobre la epidemia, y darle apoyo y certeza al pueblo en medio de la incertidumbre. Como siquiatra, él sabe cuán aterrador puede ser el desconocimiento. Ha dicho que se propone recomendarle a la Gobernadora que extienda la cuarentena durante el mes de mayo. Estamos seguros de que por tratarse de un asunto de vida o muerte como este, la  inmensa mayoría del pueblo lo acatará responsablemente como lo ha hecho hasta ahora.

También ha dicho que no acude ante la prensa porque siente que se le faltó al respeto. Le pedimos que, en la misma medida, respete también la necesidad de proyecciones y datos confiables que tenemos ante la pandemia. No se le puede pedir a una población de 3 millones de personas que se encierre indefinidamente, sin darles la información que arroje luz hacia el camino que aún les aguarda. El pueblo puertorriqueño solo reclama conocer la información pertinente y completa que ya conocen las poblaciones de muchos otros países. No podemos seguir dando palos a ciegas con el COVID 19.

 

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