Editorial: Un nuevo año es una nueva oportunidad

 

Dentro de unas horas, Puerto Rico y el mundo entero le darán la bienvenida al año 2021, el primero de una nueva década, la tercera de este siglo veintiuno. El nuevo año llega en el que es quizás el punto de ebullición de la pandemia del COVID-19, la peor que ha recorrido el globo en un siglo, y que ha sido un desafío monumental que ha puesto a prueba la capacidad de los gobiernos, las sociedades y los individuos para enfrentar y sobreponerse a la adversidad. Al cierre de estas líneas, cunde la expectación y también la esperanza sobre las oportunidades que el nuevo año podría traer para que la humanidad supere el terrible impacto humano, social y económico que está teniendo la pandemia, y pueda emprender la ruta de la tan ansiada recuperación.

A lo largo de los próximos meses y años conoceremos de primera mano la magnitud y los efectos de los daños masivos ocasionados por esta plaga en el mundo entero. Como ha ocurrido con desastres y calamidades a través de la historia, la pandemia ha golpeado principalmente a los sectores más vulnerables, a los más pobres, débiles y desprotegidos, a los que ya venían sufriendo el embate del capitalismo neoliberal globalizado y los males que este acarrea, las guerras, el hambre,  la escasez, la desigualdad, y la falta de acceso a bienes básicos y oportunidades. En una crisis sanitaria, donde la higiene es la mejor prevención, los miles de millones que viven en miseria alrededor del planeta, sin agua limpia, ni bienes básicos, ni techo seguro, son el blanco propicio de cualquier pandemia. Por eso, han sido precisamente estos sectores los que han engrosado las filas de los millones de enfermos y fallecidos por el COVID-19. Entre estos sectores están también la mayoría de los que han perdido sus empleos, de los que no han podido educarse, de los que han visto a su alrededor desmoronarse sus vidas tal y como las conocían, y han sufrido en carne propia el aumento en la brecha de las desigualdades raciales, étnicas, sociales, de género, económicas y de todo tipo.

Sin embargo, cada paso que da la historia entraña su propia contradicción.Y dentro del panorama sombrío de la pandemia ha asomado la luz de  miles de héroes y heroínas que desafían los sacrificios y desde distintos frentes- el de la salud, el servicio público, las organizaciones del tercer sector, las familias, las comunidades, el comercio justo, los medios de comunicación y los servicios en general- levantan el espíritu colectivo hacia la unidad y la cohesión. Esta es la realidad global, que también compartimos en Puerto Rico, donde la pandemia nos está costando mucho pero también nos está dando grandes lecciones. Esperamos que esas lecciones motiven a elevar la consciencia sobre la necesidad de que cada cual juegue el rol que le corresponde hacia el logro del bienestar colectivo.

En este momento, existen razones para sentirnos cautelosamente optimistas. La mejor noticia nos la da la ciencia con el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19. Contrario a lo que expresan sus detractores, hasta ahora las vacunas que actualmente se administran en varios países, incluyendo a Puerto Rico, están probando ser efectivas y seguras. Así lo ha asegurado al periódico El País de España su principal investigadora, la bioquímica húngara Katalin Karikó quien por cerca de 40 años realizó, en total anonimato y sin grandes recursos económicos, los estudios que abrieron la puerta al desarrollo de las vacunas actuales. No se trata entonces de que estas sean “el gran milagro científico” del año 2020, sino el producto de décadas de trabajo de un pequeño grupo de científicos, y principalmente del tesón y la firmeza de una mujer de ciencia que siempre estuvo segura de la veracidad y certeza de sus datos, y nunca se frustró con los escollos y los rechazos, ni abandonó su esfuerzo.

El eventual triunfo del espíritu humano sobre la adversidad es la historia de los pueblos, y con sus variantes se repite continuamente, continente tras continente y región tras región. La de Puerto Rico- con sus luces y sombras- es también una historia rica y colmada de extraordinarios ejemplos de lucha, tesón, voluntad y heroísmo. Desde esa óptica, démosle, entonces, la bienvenida a las nuevas oportunidades que nos traen un nuevo año y una nueva década, para juntos continuar aportando, cada quien desde su espacio, a mejorar las condiciones y la calidad de vida de nuestra gente más necesitada, mientras adelantamos el proyecto de país libre y democrático por el cual luchamos y resistimos.

 

 

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