Editorial:La agenda inconclusa de las mujeres

Cada 8 de marzo debía ser un aldabonazo a la conciencia colectiva de nuestro pueblo. El Día Internacional de la Mujer marca el paso de la lucha de las mujeres en todo el planeta hacia la equidad entre los géneros, tanto en el seno de la familia, como en la política, la economía y la sociedad en general. La fecha nos brinda la oportunidad de reconocer los logros alcanzados- que son muchos e importantes- pero sobre todo debe forzarnos a reflexionar sobre el largo camino que aún nos queda por recorrer para que las trascendentales contribuciones de las mujeres en la historia se aquilaten en su justo valor.

Al igual que con tantas otras causas importantes en Puerto Rico, nuestro periódico CLARIDAD ha sido pionero en resaltar y promover las luchas de nuestras mujeres por sus derechos y reclamos. Hemos alzado nuestra voz en respaldo a sus esfuerzos  y también hemos celebrado junto a ellas los logros alcanzados a base de enormes sacrificios, y arrancados a un gobierno y una sociedad que siguen resistiendo de diversas maneras la construcción de un nuevo paradigma entre los géneros en nuestro país.

De ahí la pertinencia de la lucha de nuestras mujeres hoy, como lo fue también en los distintos momentos durante el último siglo que culminaron en importantes conquistas. El presente sigue lleno de trampas y desvíos para nuestras mujeres. Los feminicidios y otras manifestaciones de la violencia machista las siguen acechando todos los días y a todas las horas. El discrimen y la enorme desigualdad en los salarios y las oportunidades de crecimiento en el ámbito laboral les tronchan su desarrollo. Las convenciones sociales y los prejuicios las siguen encajonando en roles y comportamientos estereotipados e idealizados, que no corresponden a la realidad ni a sus particularidades como personas. La mayoría de las mujeres que son jefas de familia viven junto a sus hijos en pobreza. A pesar de que muchas de ellas estudian y se educan, enfrentan más escollos que los varones para ser independientes económica y personalmente. En fin, en la mayoría de los casos, las mujeres llevan la carga desproporcionada de una jornada laboral más o menos remunerada, junto a la intensidad del trabajo no remunerado ni contabilizado en el ámbito doméstico y familiar, como cuidadoras principales y continuadoras de la familia.

En este año extraordinario, también les tocó a las mujeres- en Puerto Rico y en cientos de países del mundo- estar en la primera fila de respuesta durante la pandemia del COVID-19. No han sido cruciales solamente en el frente salubrista como médicos, enfermeras, terapistas, empleadas y voluntarias en las oficinas médicas, los hospitales, los centros de vacunación, en la epidemiología y el rastreo de contagios, sino también como las principales cuidadoras en los hogares de cuidado prolongado de adultos mayores y personas con discapacidades. Mujeres son también la mayoría del magisterio, sobre cuyos hombros ha recaído durante este año de pandemia la titánica tarea de educar a nuestros niños, niñas y jóvenes de manera remota, y en condiciones muchas veces apremiantes, y así asegurar la continuidad del esfuerzo lectivo y de aprendizaje. Son mujeres también la mayoría de las maestras que estarán en las escuelas esperando a sus alumnos y alumnas en el regreso a las clases presenciales. También en el ámbito doméstico, las mujeres han llevado el peso principal de las tareas de cuidado y protección familiar ante los riesgos, rigores y limitaciones impuestos por la pandemia.

Los derechos plenos de los ciudadanos de cualquier sociedad no son alcanzables, mientras haya impedimentos al desarrollo en igualdad de sus mujeres. Esto es así, porque la lucha por la igualdad entre los géneros es parte de una lucha mayor por conducir a un país a disfrutar de más altos niveles de educación, progreso y  justicia social. Hacia ese objetivo tan importante en el futuro de Puerto Rico, es necesario que todos y todas contribuyamos- de la manera que cada cual quiera y pueda-  a adelantar la agenda inconclusa de nuestras mujeres.

 

 

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