El Agua y las pandemias de la humanidad

 

Especial para En Rojo

Este es el segundo año en el que, en este lunes, 22 de marzo, celebramos el Día Internacional del Agua en medio de una pandemia que amenaza a toda la humanidad. Lavarse las manos y cuidar cada vez más la higiene personal son preocupaciones primordiales para todos. Sin embargo, ¿cómo se pueden cumplir estos requisitos de saneamiento en un continente en lo cual agua y saneamiento siguen siendo lujos a los que la mayoría de las personas no tiene acceso? Sin duda, en el mundo, América Latina y el Caribe forman una de las regiones más bendecida con ríos, lagos y fuentes acuíferas. Con un quinto de los recursos hídricos del planeta, Brasil, por sí mismo, cuenta con más agua dulce que cualquier otro país. Sin embargo, los indicadores muestran que esta distribución del agua es muy desigual y, como en todo el mundo, los pobres del continente sufren una profunda de carencia de agua.

En América Latina y Caribe, grandes empresas agrícolas destruyen inmensas regiones de bosque para plantar soja. Usan productos tóxicos que contaminan la tierra y envenenan ríos. Amenazan la vida de grupos indígenas, matan a pajaritos y animales que vienen a beber.

En todo el mundo, varios pueblos viven un estrés hídrico. Decenas de conflictos internacionales tienen el agua como elemento provocador. El hecho que millones de personas no tienen acceso a agua potable revela el carácter injusto y predatorio del sistema económico. Desafía a Iglesias y comunidades a transformar esa realidad para vivir una espiritualidad verdaderamente ecuménica y ecológica. Movimientos y organizaciones de la sociedad civil piden a la ONU que declare el agua como bien común de toda humanidad y derecho universal de todo ser vivo. Que el agua no sea mercantilizada y privatizada.

En las religiones como el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, por diversas razones históricas, esa espiritualidad ecológica aún no ha ganado toda su potencialidad. Sólo en tiempos recientes, después de que el papa Francisco escribió la encíclica Laudato si sobre la Ecología Integral, las comunidades cristianas pasaron a ligar más Ecología y Espiritualidad.

La verdadera fe va más allá de lo religioso y se revela en una actitud de amor hacia todas las criaturas. Como sería bueno que el respecto reverencial que la mayoría de las personas tiene à los símbolos religiosos también si desarrollara en relación al agua, à la tierra y à la vida de todos los seres, principalmente a la vida humana. Según el evangelio, Jesús promete a sus discípulos el Espíritu Divino, la energía de amor que lo hizo vivir y amar. Muchas tradiciones espirituales creen que ese Espíritu se manifiesta en cada fuente de agua como Amor para todo el universo.

 

 

 

 

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