El básquet y la identidad nacional

0. Alguien podría pensar que el juego final de baloncesto de los Juegos Panamericanos de 1979 entre Puerto Rico y EEUU tiene poca importancia. Eso si pensamos que los deportes son simplemente modos de entretenimiento. Ciertamente son entretenidos. Sin embargo, los deportes pueden ser vistos como otras instancias de batallas políticas.

1. La neutralidad política de los deportes es una mentira que se repite usualmente desde el conservadurismo en países que aún tienen luchas por la independencia, y desde la ideología dominante en países con pretensiones hegemónicas. Así, el deporte y las Olimpiadas fueron importantes para el nazismo en Alemania. Jesse Owens se encargó de humillar las ideas racistas de Hitler.

El aparato propagandístico nazi no perdía oportunidad. En 1936 Max Schmelimg era un boxeador exitoso de escaso reconocimiento fuera de Europa. Retó a la estrella en ascenso, Joe Louis, y lo venció por KO el 19 de julio de 1936. Eso lo convirtió en el portaestandarte de la superioridad aria y en un ídolo en su país natal. Una foto junto a Hitler lo convirtió en uno de los atletas más odiados en EEUU. Eso, a pesar de que su manejador en EEUU era Joe Jacobs, judío, de quien nunca se separó profesionalmente.

La revancha contra Joe Louis, que se había convertido en campeón un año antes, se efectuó en el Yankee Stadium. Louis noqueó al alemán en el primer round. Dicen que Hitler se comió su gorra al enterarse.

En resumen, ya sea el deporte en EEUU, en la Unión Soviética, las nadadoras de Alemania del Este, o en el baloncesto, el deporte puede transformarse en escenario de batallas por el triunfo de ideologías o identidades. El sociólogo J.M. Brohm señala que en las competencias internacionales los estados-nación se enfrentan y “ponen en juego el prestigio nacional; el ritual deportivo es pues, a ese nivel, un ritual de confrontación entre naciones”.

2. Ricardo Olivero Lora y Julio César Torres saben eso perfectamente. Y son amantes del deportes. Hablo con Ricardo sobre Nuyorican Basquet, un documental que se estrenará el próximo 8 de julio. A partir del enfrentamiento entre los equipos nacionales de Puerto Rico y EEUU en la final de un torneo internacional celebrado en la isla, se desarrolla este relato cinematográfico que nos permite adentrarnos en el contexto en el que se dio aquella batalla.

Ricardo asistió a la inauguración de los Juegos Panamericanos en San Juan. No lo recuerda. Tenía tres años. Hay evidencia fotográfica. De suerte que su interés por aquel juego es resultado de los cuentos repetidos y paradigmáticos que se hacían en las reuniones familiares. Los hechos se transformaban en leyendas. Las barrabasadas de Bobby Knight, el emblemático dirigente que fue odiado por su desprecio hacia todos o las travesuras de algunos de los jugadores boricuas que rompían con los esquemas de los que se suponía fuera la “puertorriqueñidad”.

El día en el que se inauguraron esos Juegos, el entonces gobernador de Puerto Rico, Carlos Romero Barceló, recibió un soberano abucheo al ser presentado. Romero no solo habría presentado objeción a la bandera solitaria de Puerto Rico, sino que apenas hacía un año habían ocurrido los asesinatos del Cerro Maravilla y el anexionismo desde principios de los ’70 era violento.

3. Aquella Selección Nacional, apunta Olivero Lora, estaba repleta de nuyoricans. Así que el interés del documental no es solo ubicarnos en contextos, sino reflexionar sobre la importancia de la diáspora en el modo en el que nos representamos. Los nuyoricans mostraban la complejidad y riqueza de nuestra identidad. Lo interesante es que Julio (Toro) y Flor (Meléndez) dirigentes de nuestra escuadra, nunca fueron muy articulados en el idioma de Shakespeare ni en el de César Fantauzzi.

Ricardo señala que, aparte del componente del idioma, la gran mayoría de los miembros del equipo eran negros y, de hecho, se habían criado en New York en barrios y en comunicación constante con la comunidad afroamericana. En ese sentido, el equipo nacional subvertía la idea conservadora de la absurda homogeneidad racial, la raíz blanca, europea, de nuestra “raza”. De alguna manera, Nuyorican Basquet es un homenaje a la enorme aportación que ha hecho la diáspora al desarrollo de nuestra identidad nacional.

4. El director señala que ésta, su ópera prima, “monta un relato más o menos controlado mientras que en la ficción lo que impera es la imaginación. Uno tiene una idea y una línea temática. La objetividad surge y se permite porque, por supuesto, no puedo ni quiero controlar lo que el entrevistado dice. Uno quiere hacer ciertas reflexiones pero no se pueden obviar las afirmaciones de los entrevistados. Y cada uno tiene su estilo, su modo de expresión. Charlie Bermúdez es reservado, casi como si aún fuera el capitán del equipo. Georgie Torres, muy locuaz”.

Entre los entrevistados, aparte de los jugadores de aquel gran equipo, están el propio Romero Barceló, el amigo cronista deportivo Elliott Castro, el legendario hombre del basquet, Tuto Marchand, dándole al documental una amplitud de miras que va a satisfacer a los fanáticos del deporte y a los amantes de la historia.

Los boletos para el estreno de Nuyorican Basquet pueden conseguirse en prticket.com y llamando al 787 303 0334.

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