El carisma de la amistad

Especial para En Rojo

A pesar de las vacunas que llegan más lentamente de lo necesario, este momento todavía no permite Carnaval, como se desearía. Sin embargo, en muchos países,14 de febrero, es fecha importante para quien está enamorado y para los amigos/as. En el antiguo calendario, en esta fecha, se recordaba a San Valentín, cristiano de los primeros siglos.

Según la leyenda, en el siglo III, para que los jóvenes pudieran estar disponibles para la guerra, el emperador prohibió a la Iglesia bendecir matrimonios. Sin embargo, el obispo Valentín los celebraba clandestinamente. Un día, eso se descubrió. El obispo fue detenido y condenado. En la cárcel, siguió bendiciendo el amor. Por eso, hasta hoy, en muchos países, «San Valentín» es el día de los enamorados. Otra leyenda habla de un cristiano llamado Valentín que se entregó a los guardias para que lo arrestaran y mataran, en lugar de un amigo, denunciado como cristiano. Por eso, la ONU considera el 14 de febrero «el día de la amistad».

Vivimos en un mundo virtual. Sin embargo, ni siempre, la amistad virtual se materializa en términos reales. Por otro lado, canciones, telenovelas y películas promueven más impulsos egoístas de posesión del otro que un peregrinaje de amor al corazón de los otros. Es un reto valorar las relaciones personales y profundizarlas, al mismo tiempo que construir lo que el Papa Francisco en la carta Fratelli Tutti llama de «amistad social«.

No hay muchos amores. El amor es uno, aunque adopte diferentes formas y expresiones. Amor de madre, de hermanos, de enamorados o de amigos, todos tienen el mismo ADN. Todos provienen de la misma fuente. En las personas y en todo ser vivo, hay una inteligencia amorosa, presente y activa en el universo. Muchas religiones y tradiciones espirituales denominan esta energía como Dios. La tradición judía la contempla como Alguien que personifica el Amor. Enseña que, al crear el mundo, la luz divina se extendió como llamas de amor por todo el universo. Al recibir estas chispas de amor de la fuente de todo amor, todos los seres vivos se van divinizando. Cada ser humano está llamado a cultivar y desarrollar en sí mismo y en los demás esta llama para que no se apague.

El amor conyugal tiene dimensión exclusiva. El amor de la amistad es abierto, más libre e incondicional. Por eso, místicos de distintas religiones consideran la amistad como el signo por excelencia del amor divino en el mundo. Todos los seres humanos son llamados a vivir este camino. Todas las formas de amor son asumidas por el Espíritu Divino. Como dice el apóstol: «Dios es amor. Quien vive el amor permanece en Dios y Dios está en esa persona» (1 Juan 4:16).

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

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