El disco que siempre soñó

A Lizbeth y sus duendes invisibles

¡Tic-toc, tic-toc va pasando el tiempo!… ¡Tic-toc va pasando el tiempo de verdad!, se escucha la voz melódica y diferente, diferentísima, de Lizbeth Román. Tras eso, la clave, la contagiosa percusión y los acordes de guitarra. Ése es el inicio de lo que siempre fue el sueño musical de esta joven cantautora puertorriqueña: la materialización en disco de su sonido, de lo que es ella en el escenario, de su baja estatura que es grandeza pura. Para ella, el tiempo no ha pasado en vano.

Para hacer realidad el sueño, el disco – “La otra ruta: live at New York”, como se titula – cuenta con la colaboración de muchos duendes invisibles como: Enrique ‘El peru’ Chávez en la percusión y el cajón; Ariel Robles en el bajo, Andrés ‘Kino’ Cruz en la conga y el bongó; Joe Kimple en la grabación de audio en directo; Néstor Salomón en la restauración y masterización de sonido; y Marili Pizarro en el diseño y arte del disco.

De hecho, apreciar de cerca el arte de este disco, es presenciar la realidad del proyecto artístico de Lizbeth: el deseo inmenso de llevar su música a distintos lugares y países. Asegura la propia cantautora que “La otra ruta” fue grabado en vivo por causalidad la primera vez que el concepto viajó a Nueva York el año pasado. Esa presentación se dio en el contexto de una gira nacional independiente “a la guerrilla” llamada “La vuelta insular”, que está efectuándose desde el 2016 por diferentes espacios – café teatros, pubs, festivales – de los 78 municipios de la Isla con la intención de amarrar lazos culturales.

Me convertí en seguidora de esta talentosísima artista desde que la escuché por primera vez en El Bori en Río Piedras, escenario estudiantil que la vio crecer. En aquella ocasión, al escuchar los temas “Me voy” y “La marea” – incluidos en la producción –, quise hablar con ella para conocer más de su propuesta musical. Recuerdo que la conversación comenzó de forma natural, como si nos conociéramos de antes. Quizás la naturalidad de aquel día se debió a la conexión que forma la música. Tal vez, a esa relación invisible que se forma entre los artistas que tocan en la calle y el público que los sigue a cada rincón.

A partir de ese entonces, he presenciado la música duende en esos distintos espacios que van acogiendo su vuelta insular independiente: El Mirador frente a la Universidad de Puerto Rico en Cayey, el Festival CLARIDAD, La Mordida en Caguas, y otros lugares de Santurce. Ahora que adquirí el disco, he escuchado con detenimiento las letras de canciones como La nube y Camino sola, ésas que también delatan la conciencia política y social que ha desarrollado la joven. La discografía guarda versatilidad sonora y temática, lo que convierte el álbum en una hermosa pieza de colección.

Así lo expresó Néstor Salomón: “La otra ruta: live at New York” eres tú, sos vos, es una foto sonora de tu expresión en la vida, es tu actitud de saber transmitir, es la casualidad, es la aparición de tus “duendes invisibles” y el disfrute natural del público. Éste es un discazo, un gran álbum de colección que me encantó restaurar y masterizar”.

Como la producción discográfica está grabada en vivo, la risa y demás reacciones del público le añaden a la esencia de la propuesta musical de Lizbeth, que es disfrutarse cada presentación y proyectarle ese sentimiento a quienes la escuchan. Y es que en el proceso de irse desarrollando como artista independiente, la joven reconoce que su éxito ha sido en parte porque siente y vive lo que proyecta.

Esa naturalidad con la que le canta al público, con la que modula su voz y con la que escribe se ata al significado que le da a la palabra: es “la materialización de un imaginario, de una incomodidad, de la relación con el yo o con los demás. Es mi trabajo. Vivo de la palabra”, me dijo aquella primera vez que hablamos en Río Piedras.

El disco también recoge los sencillos “Tuki Tuki”, “Pom Pom”, “Cierra el baúl”, “Esquinas rotas”, “Puntos suspensivos”, “Bolero saltarín”, “Quédate con to”, “Me voy II”, “La bruja”, y “Mangó”.

“Tocar en la calle es una guerrilla romántica, un caos dirigido”, me admitió risueña aquella vez sobre la complejidad de entrar y perdurar en la escena musical independiente del País. Pero su esfuerzo, su habilidad musical y su personalidad han desembocado en logros para su carrera como cantautora. ¡Qué venga más, Liz!

El disco se puede adquirir a través de este enlace: https://farolaygato.wixsite.com/lizbethroman y en la Claritienda.

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