El “espacio vivo” en el patrimonio histórico edificado: El Seminario Conciliar le pertenece al pueblo

 

 Especial para En Rojo

La venta del Seminario Conciliar de San Ildefonso y el Palacio Arzobispal es una manifestación de la violencia que vivimos a diario los puertorriqueños y las puertorriqueñas por parte del Gobierno y de las instituciones “tradicionales” que regentan algún poder. Esta es la misma violencia que hemos heredado del crimen de la conquista y colonización. Esta venta es un evidente daño al patrimonio cultural, a la memoria histórica de todo un pueblo, al turismo –como emprendimiento local – y a la educación puertorriqueña. En fin, es un daño absoluto al Pueblo de Puerto Rico. Entonces, ¿cómo es posible que se concretara tal acto vil por parte de la Iglesia Católica? Claro, es de conocimiento general los actos violentos de la Iglesia a través de los años, y es un asunto para reflexionar. Además, es paradójico e irónico el hecho de que esta venta ocurra para pagar una parte de la deuda que tiene la Iglesia con los maestros retirados de los colegios católicos, cuando es éste el lugar hacia donde se han dirigido muchos maestros y maestras para profundizar en sus conocimientos o continuar estudios graduados. Por otro lado, ¿qué tiene que ver con la venta del Seminario Conciliar la Junta de Síndicos actual del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe? ¿Qué hace el Instituto de Cultura Puertorriqueña en favor de nuestro patrimonio histórico edificado? ¿Qué va a hacer el Gobierno de turno para detener esta funesta transacción? ¿Qué podemos hacer nosotros, el Pueblo?

El Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe es la Universidad Nacional de Puerto Rico. Esta Universidad, de nivel graduado, junto a nuestra más querida Universidad de Puerto Rico –la universidad de todos y todas–, son patrimonio vivo de todos los puertorriqueños y puertorriqueñas; y ambas instituciones son símbolo de lucha por una educación en Puerto Rico. La sede de esta Universidad Nacional –Centro de Estudios Avanzados de Puerto y el Caribe– ha sido el Seminario Conciliar desde el decenio de 1980. La historia del Seminario Conciliar se ha fusionado con la historia de la Universidad fundada por Ricardo E. Alegría Gallardo. El edificio del Seminario Conciliar ha sido espacio de evolución intelectual para muchos puertorriqueños y puertorriqueñas, y lo ha sido desde el siglo XIX. Que este “espacio vivo” –es decir, un espacio cultural abierto para el disfrute de todo el pueblo puertorriqueño– todavía sea bastión de la educación en Puerto Rico enaltece a su gente. Que sea un espacio académico, pero también de encuentros, tertulias, contemplaciones, presentaciones artísticas, ferias de libros y artesanías abierto al público en general lo hace esencial para la sociedad puertorriqueña. ¿Con cuántos lugares como éste cuenta Puerto Rico? Nuestro País necesita de estos espacios abiertos al pueblo. Necesitamos más lugares de encuentros donde coincidan el conocimiento histórico, la apreciación artística, el disfrute cultural con esos días de asueto. Lugares hacia donde dirigirnos para aprender en familia.

Hablar del Seminario Conciliar es historiar años de lucha a favor de la educación en Puerto Rico. La existencia de una educación de calidad, amplia, diversa y accesible, pero sobre todo pública en Puerto Rico, ha sido una de las luchas más arduas en la colonia. Hablar del patrimonio cultural que es el Seminario Conciliar es entender que es el espacio perfecto para continuar la labor patriótica del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Universidad que reúne a los profesionales más capacitados para profundizar en la historia, la literatura y el arte puertorriqueño y caribeño. Los programas graduados en Literatura, Historia y Arqueología del Centro (CEAPRC) confirman lo que proponemos aquí: es la Universidad Nacional. En las aulas del antiguo edificio del Seminario Conciliar se ha estudiado lo puertorriqueño primero. Desde su fundación, hasta hace muy poco, se otorgaban diplomas con el título de Maestría en Estudios Puertorriqueños. ¿Dónde más se otorgaba dicho título? En un País, que desde el poder, se ignora la literatura histórica que le permitiría a los puertorriqueños y puertorriqueñas un cuadro más completo de sus capacidades como pueblo, de su identidad, de sus luchas y sacrificios a través de los años, sin duda alguna, este título no es cualquier cosa. Todo lo contrario, era un grado único en el País. También esta Universidad fue fundada por un puertorriqueño. Ricardo Alegría fundó una Universidad especializada en lo propiamente puertorriqueño y caribeño, en primera instancia, para beneficio de los mismos puertorriqueños. La misma figura que tuvo que ver con el desarrollo de un Instituto de Cultura Puertorriqueña; con la planificación del primer museo en Puerto Rico: el Museo de Historia Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico; entre otros proyectos culturales de gran importancia para el País. Su figura ha sido clave en la defensa del patrimonio histórico puertorriqueño.

¿Cómo salvar el “espacio vivo” del Seminario Conciliar? En efecto, nuestros históricos edificios son “espacios vivos”. Sólo hace falta voluntad y creatividad. Nuestro patrimonio edificado es fuente de inspiración para el pueblo, para generaciones futuras. El Viejo San Juan es un museo abierto, un museo al aire libre, como de igual manera lo son los centros urbanos de cada municipio. Si bien es cierto que nuestra riqueza arquitectónica nos remite a años de conquista y colonización también es cierto que nuestra identidad como pueblo precisamente fue evolucionando en ese entorno. Esos edificios son parte de nuestra memoria histórica. Y es, justamente, la memoria histórica lo que aquí está en juego, y el derecho a la cultura. La protección y conservación del patrimonio histórico y cultural es parte de ese derecho.

Ha quedado evidenciado que nuestro patrimonio arquitectónico es un negocio. Un negocio que no toma en cuenta a los puertorriqueños y puertorriqueñas. Un negocio que su único objetivo es privar al pueblo del derecho a la cultura y de suprimir la memoria histórica. Desde el año 2014, el dramaturgo e historiador cultural Roberto Ramos Perea nos viene alertando de una situación como la que estamos experimentado hoy con esta venta del Seminario Conciliar. Este edificio le pertenece al Pueblo de Puerto Rico. Es un símbolo de nuestra identidad. En este espacio estudiaron egregias figuras que estarían intrínsecamente ligadas a la concepción de una identidad puertorriqueña. El significado de este edificio trasciende la aparente legalidad y autoridad que colocaba a la Iglesia como dueño absoluto de este patrimonio histórico. Su significado es un símbolo unificador de la Patria. En palabras de Montserrat Guibernau, “el hecho de compartir ciertos símbolos y emocionarse por ellos tiene un efecto unificador. También contribuye a generar un sentimiento de comunidad y a fomentar los sentimientos de solidaridad” (Guibernau 2017, 106). Y, ciertamente, ese sentimiento de solidaridad es necesario para esta lucha. En una lucha que es del Pueblo, nos necesitamos unos a otros. Debemos tener la voluntad para preservar nuestro patrimonio histórico. Debemos luchar por ello; por lo que nos pertenece. La Universidad de Puerto Rico y el Seminario Conciliar son “espacios vivos” necesarios en nuestra sociedad. Ambos deben permanecer accesibles y “públicos” para el Pueblo. Ambos comparten una historia en donde lo intelectual es también lo espiritual. En ellos se encuentra la luz del conocimiento de todo un Pueblo.

 

 

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