El fascinante mundo de la mala literatura romántica

 

Por Natalí González Villariny/ Especial para En Rojo

Por mucho tiempo me limitaba a leer obras de escritoras y escritores con buenas críticas y excelentes reputaciones en el mundo literario. Nunca me he limitado a las grandes y laureadas autoras y autores, pero solo leía lo que se consideraba como buena literatura o venía bien recomendado.

Todo cambió cuando me vi en un momento de mucho estrés laboral y en una necesidad imperiosa de mantener el inglés. No me daba la cabeza para leer novelas de personajes complejos, profundos y con tramas dignas de recordar y analizar. Necesitaba algo ligero, algo olvidable, que me relajara y me permitiera irme a la cama sin pensar en los problemas diurnos.

Así fue como empezó mi búsqueda en Good Reads. Y como me gusta mucho la historia, empecé por investigar qué novelas históricas ligeras, divertidas y fáciles de leer había disponibles, preferiblemente, en inglés.

Me topé con todo un mundo de novelas históricas románticas que tienen lugar en la era de la Regencia en Inglaterra (finales del siglo XVIII y principios del XIX). Hay un grupo, sobre todo de escritoras, muchas de ellas estadounidenses, que se han inspirado en las novelas de Jane Austen para escribir relatos eróticos basados en los amores de Lizzy Bennet y Mr. Darcy, los protagonistas de Pride and Prejudice.

Unas son de mejor calidad que otras, pero prácticamente todas tienen una trama bastante simplona y finales felices. Las hay muy mal escritas y peor documentadas que tuve que abandonar tras leer las primeras páginas y devolverlas. Hay otras decentemente redactadas, pero las lamentables descripciones de sus mujeres protagonistas como tontas sin remedio o las escenas de sexo que son realmente una violación, me obligaron a suspender la lectura antes acabar el libro.

No obstante, debo decir que hay un buen número de novelas con tramas decentes y bastante bien documentadas. Algunas brindan un trasfondo histórico más completo de la era en que vivió Jane Austen. Por ejemplo, ilustran muy bien el maltrato sistemático que había hacia las mujeres, incluidas las de clase alta.

Un tema habitual es el de la mujer arruinada, que adquiría mala reputación por chismes, besar un pretendiente, ser violada o abandonada en el altar, y cómo ellas eran condenadas al ostracismo y a la pobreza.

También muestran la terrible realidad del matrimonio entre aristócratas y de cómo algunas mujeres eran, en cierto modo, prostituidas una vez alcanzaban la edad para casarse. Así como lo hacían las hermanas Bennet, las mujeres de clase alta de esa época acudían a bailes organizados para para cazar un marido. Daba igual que el hombre objeto de interés tuviese mala reputación. Si su cuenta bancaria y su patrimonio eran considerables o tenía título nobiliario, los padres insistían en que su hija hiciera lo posible por conquistarlo.

Asimismo, algunos de estos libros mencionan eventos históricos reales que desconocía y que me han despertado el interés por saber un poco más sobre la historia de Inglaterra. Por ejemplo, la conspiración de Cato Street, en Londres, en 1820, la masacre de Peterloo en Manchester o la revuelta de los Calton Weavers en Escocia.

Otras novelas van más allá y sacan a relucir realidades de la sociedad británica que no aparecen en las novelas de Jane Austen: la existencia de personas con discapacidad así como la diversidad cultural, racial, étnica, política y sexual de la época.

De hecho, hay un subgrupo novelas históricas románticas queer con subgéneros mixtos: histórica romántica humorística, paranomal, ciencia ficción e incluso sátiras a algunos éxitos comerciales.

Por ejemplo, The Magpie Lord(El señor de las urracas) de la británica KJ Charles, una sátira de Harry Potter que tiene lugar en la era victoriana y también se inspira en la fascinación por la magia en la Inglaterra de esa época. Se trata de una historia humorística de amor gay en la que uno de los protagonistas es un mago y el otro un conde.

Estas novelas de tema queer, no se limitan al amor gay. Algunas tratan sobre relaciones de amor entre personajes transgénero, no binarios o lesbianas durante la Regencia, la era victoriana y la eduardiana.

Como el número de las novelas históricas románticas malas tiene un límite, decidí migrar a la novela romántica contemporánea, de tramas simplonas y finales felices. Al igual que con las anteriores, me he encontrado con muchas muy malas y otras menos malas. Para mi sorpresa, me he topado con una historia de amor entre dos hombres: el típico rubio de ojos azules de Wisconsin jugador profesional de Ice Hockey y un profesor de Sociología, ¡boricua!, bastante bien representado y sin estereotipos, pero este tema es harina de otro costal.

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