El legado de Juan Mari Brás

 

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La lucha por la independencia de Puerto Rico no puede estar divorciada de las luchas emancipadoras que todavía persisten en nuestra región caribeña y latinoamericana, sostuvo la licenciada Annette Martínez Orabona, en su conferencia De aquí no nos saca nadie: Por una declaración universal de nuestra libertad.

 La conferencia, presentada en el Teatro de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana en Hato Rey, fue la actividad principal de la Fundación Juan Mari Brás, en ocasión de la celebración del natalicio 94 del líder independentista, el 2 de diciembre. Una de las tareas principales del licenciado Mari Brás en pro de la independencia de Puerto Rico fue dar a conocer nuestra condición colonial a nivel internacional.

La licenciada Orabona Martínez, quien es activista internacional de derechos humanos, resaltó que el país vive en un momento coyuntural de nuestra historia y que cuando esto pasa es importante tener claridad de conciencia, solidaridad y acuerdos lúcidos que nos ayuden a definir una estrategia de lucha. En nuestro país la opresión colonial se ha agravado a pasos agigantados con la imposición de la Junta de Control Fiscal (JCF) en el 2016, describió. “Lo que hemos vivido es una aceleración brutal del despojo de nuestros servicios públicos, de nuestro patrimonio, dejándonos cada vez con menos recursos y con más incertidumbre”.

Expuso que las políticas impuestas por la JCF favorecen la gentrification o el aburguesamiento y empujan a un sector cada vez más grande de nuestra población a vivir en niveles de pobreza incluso de extrema pobreza. Esa violencia estructural se convierte en ollas de presión que obligan a las personas a escapar, ya sea que los empuje al destierro o, en ocasiones, al encierro. Resaltó que ese desplazamiento poblacional no es desconocido en nuestra América, lo hay en otros países y es parte del proceso colonial, de los gobiernos opresores, racista y elitistas.

En esa dirección expuso que el colonialismo y sus políticas es algo que nos afecta a todos, en términos individuales, nacionales y regionales, por lo que el proceso de descolonización debe llevarse en esas tres dimensiones. Haciendo alusión a la postura del psicoanalista Frantz Fanon, expresó: “El coloniaje es una gran enfermedad de la que no estamos exentos en tiempos de pandemia. Utilicemos ese pensamiento de este doctor en medicina para definir dónde estamos y hacia dónde vamos. Para hablar de verdadera independencia, es necesario reconocer que cargamos con los efectos de esa enfermedad”.

A nivel regional, como puertorriqueños, nuestra la emancipación requiere reconocer que pertenecemos a la región caribeña y latinoamericana en donde todavía está muy presente el coloniaje con nuevas tácticas, nombres y andamiajes y que las fuerzas avasalladoras que quieren sacar a los puertorriqueños de nuestro país también quieren acabar con nuestras hermanas y hermanos de nuestra región. En torno al tema, expuso sobre el desplazamiento de poblaciones pobres e indígenas de Centro América, la deportación de personas haitianas de República Dominicana, la condición de apátridas de personas de origen haitiano en ese país, la explotación de las minas de carbón y el asesinato de líderes comunitarios, entre otros.

Recalcó que es necesario que en Puerto Rico el independentismo se sienta parte también de estas luchas, ya que la independencia no es un fin en sí mismo, sino un proceso que tenemos que comenzar y vivir día a día hasta que la logremos por completo. Ese proceso no puede estar divorciado de otros procesos de emancipación que se están dando en nuestra región.

La actividad fue conducida por Mari Mari Narváez, miembro de la Fundación hija de Mari Brás. Tras la exposición, la actividad contó con la participación del grupo Mapeyé, en la percusión Frankie (Pipo ) Huertas y el trovador Eduardo Villanueva.

 

 

 

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