El papa Francisco y la ONU

 

 

Por Marcelo Barros/Especial para En Rojo

Este martes, 15 de septiembre, en Nueva York, se abrirá la Asamblea General de las Naciones Unidas, 2020. Desde la última asamblea que reunió a los representantes de los 193 países miembros, el mundo ha experimentado un cambio inesperado. En menos de un año, en todos los continentes, un diminuto organismo, invisible a simple vista, incapaz de vivir por sí mismo, provocó inmensa crisis, sufrimiento y muerte. Por supuesto, esto ocurrió no sólo por la capacidad mortal del virus, sino también por la falta de preparación de la sociedad para este tipo de situación.

Esta 75ª Asamblea General de las Naciones Unidas tendrá como tema principal la reorganización de la vida en el mundo después de la pandemia. La articulación internacional de ciudadanos de varios países y continentes escribe a Antonio Gutierrez, Secretario General de las Naciones Unidas, con el pedido que la Asamblea de las Naciones Unidas declare todas las vacunas contra virus como bienes comunes de la humanidad. La vida no tiene precio. La salud no puede ser privatizada.

Hacen cinco años, el papa Francisco estuvo en la sede de la ONU y firmó el compromiso de la ONU con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) hasta el año 2030. Ahora, el Papa enviará un videomensaje a la asamblea de la ONU. El Papa propondrá al mundo formas de salir de la crisis social y sanitaria provocada por la pandemia, así como de la crisis económica y ecológica. El Vaticano ya ha aceptado publicar el eje central de las palabras del Papa: «De una crisis se sale o mejor o peor. Depende de nosotros. No podemos, en el orden mundial y local, repetir los mismos modelos socioeconómicos de hace un año, ni ajustarlos o barnizarlos un poco. Eso sería peor.»

Sólo en 2019, los gobiernos del mundo gastaron más de 1,9 billones de dólares en armamentos. Según cálculos internacionales confiables, solo un quinto de tal gasto, podría solucionar el hambre en el mundo. El Papa propondrá el fin de la producción de armas, la cancelación total de la deuda externa de los países pobres y un nuevo pacto internacional para proteger la tierra y la naturaleza.

En estos días, la Iglesia Católica  y el Consejo Mundial de Iglesias que congrega 349 Iglesias cristianas, evangélicas y ortodoxas, publicaron juntos un documento sobre la necesaria y urgente colaboración de las religiones para formar una cultura de solidaridad en el mundo. Juntas, las diferentes corrientes espirituales podrán dar testimonio de la vocación de cada ser humano y de toda la humanidad a la comunión del buen vivir.

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros

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