El principio del desmadre

Por Giancarlo Vázquez López/CLARIDAD

gvazquez@claridadpuertorico.com

Para Ricardo Santos, la sustitución de los lectores de contadores por la lectura remota fue el principio del “desmadre” que hay en la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), decisión a partir de la cual se disparó el robo y que según el líder sindical forma parte del proceso de inhabilitación que la AEE desarrolló sistemáticamente en contra de sus empleados en su afán de poner la corporación en manos privadas.

En la medida que la AEE dejara de ofrecer un servicio de excelencia, la gente perdería la confianza y el respeto que se mantenía hacia la corporación y sus trabajadores. De esta forma, encontrarían razones suficientes para justificar la privatización.

Santos explica:

En las oficinas comerciales teníamos los lectores de contadores que se encargaban de visitar cada dos meses el área rural y, mensualmente, el área urbana. Eran alrededor de 500 empleados UTIER. Esos empleados tenían la función de leer el contador casa por casa, te dejaban un recibo/papel donde notificaban la lectura que habían hecho. De esa forma, el ciudadano estaba consciente de que le leían el contador, del consumo que tenía. Por otro lado, mientras el abonado tenía esa ventaja, la AEE tenía también la ventaja de que verificaba el servicio. Si encontraba que el contador estaba detenido, roto o si veía que había muchos aires acondicionados en la casa y notaba que el consumo era bajo, pues tenía unos símbolos que se anotaban. Y si ese mismo lector de contadores encontraba que había un poste podrido cerca o había una rama metida entre los cables, marcaba la nota de poda. Después, en las oficinas de Comerciales había otra oficina que se llamaba Servicios Técnicos Comerciales. Esa gente iba y verificaban. Si era una nota de robo, iban los de Hurto.

Se mantenía una vigilancia continua durante todo el año. Una vez la autoridad cambió eso por la lectura remota o los contadores remotos, que leían electrónicamente sin tener que ir al sitio, ¿qué le iban a resolver? Al no tener que tener 500 personas haciendo ese trabajo, se disparó el robo. Además, ya no tenías el personal que supervisara todo el trabajo en la calle. No había otra forma de supervisarlo más allá de la nota que te pudiera enviar un abonado.

Hace 10 o 12 años el servicio era de excelencia. Si tú llamabas a la AEE porque te cortaron la luz y tú ibas y pagabas, esa misma tarde se te iba a poner el servicio porque nosotros, como trabajadores, teníamos como una cuestión de principios que nadie se podía quedar sin luz. Eso era patria o muerte. Nosotros vimos cómo eso se murió. Se empezó a perder el respeto y el cariño al trabajo que realizábamos. Ya no había ese enfoque de realizar el trabajo a tiempo. Dejaron de comprar vehículos y equipo.

A eso le sumamos que Eduardo Bathia inició una campaña diciendo que los trabajadores de la AEE eran vagos, que era un monopolio fracasado. Eso culmina con el anuncio que hace Ricardo Rosselló de que la AEE no sirve y que por eso hay que venderla. En ese sentido que se fue deteriorando el servicio, cambió el parecer de las personas sobre la AEE.

¿Está de acuerdo o no con los contadores remotos?

Ahí entramos en el dilema de lo moderno y la mecanización versus el trabajo. Cuando vamos a entrar en la discusión de la mecanización y el trabajo hay que traer otros criterios que no sean meramente los de eficiencia. Hay que traer unos criterios que son los de país. Ese país que nosotros queremos.

Por ejemplo, si tú me dices, bueno, es que los contadores remotos son más efectivos, yo te diría que hay que ver cuál es la prioridad que tenemos. Si yo como país quiero tener a la gente empleada en trabajo que verdaderamente saquen de pobre a uno —te lo digo porque me utilizo como ejemplo. Mi trabajo en la AEE me sacó de la pobreza. Gracias a eso yo pude sacar mi familia adelante—, en ese sentido el gobierno tendría que plantearse si dentro de su visión de política publica está transformar la vida de las familias en Puerto Rico. ¿Qué valor puede tener eso versus la economía que pudiera tener hacer la lectura remota? A eso le sumamos que la lectura remota no va a tener otras ventajas como la de tener una presencia física, de persona a persona, agencia con clientes: eso es lo que hay que valorizar.

Desde mi perspectiva, y el país en que yo creo y al que aspiro, me parece que esa presencia y la posibilidad de impactar más familias para mí es más importante que tener una economía donde supuestamente me economizo algo porque mecánicamente lo hago de esta forma, cuando realmente la prioridad mía como país es que mas gente tenga empleos y una mejor calidad de vida. Ahí es cuando uno tiene que sopesar si vale la pena o no la maquinita.

Definitivamente, en algunas cosas yo apuesto a la máquina. Por ejemplo, en un trabajo que signifique poner en riesgo la vida de un individuo. Si ese trabajo se puede sustituir por una máquina, yo apuesto a ella. Pero en un trabajo que meramente la diferencia sea la economía de tiempo en términos de precisión no vamos a hacer mucha diferencia. Ahí, de acuerdo al país que tenemos, yo apuesto a la gente trabajando.

No rechazo lo moderno ni la mecanización de las cosas. Lo que digo es que sea para aquello que represente un riesgo inmenso para el ser humano y que de momento una máquina lo pueda hacer.

En la planta, por ejemplo, teníamos que echarle al agua hidracina, una sustancia química y cancerígena que se le echa al agua para evitar que los tubos de las calderas se oxiden por dentro. Eso se hacía a mano, venía el técnico de laboratorio con el dron de hidracina y vertía eso en los tanques de agua, exponiéndose a morir. A raíz de un incidente que hubo, donde unos trabajadores por “error” bebieron de esa agua porque los tanques no estaban rotulados, entonces, de la investigación que se hizo de ese caso en particular, la AEE cambió el sistema de manejo de hidracina y lo mecanizó. Era por medio de una línea directa que se echaba la hidracina. Eso es un desarrollo importante que va encaminado a mejorar la calidad de vida en el trabajo y proveerles mayor seguridad y salud a los trabajadores. A eso yo no tengo ninguna objeción. Pero un desarrollo cuyo único objetivo sea que en vez de usar diez trabajadores puedas usar uno, y meramente economizarte eso, cuando tenemos un país con alto desempleo y los empleos no son decentes, que te ayuden a transformar, que la gente tiene dos y tres trabajos, ahí es donde yo veo la diferencia.

Todo apunta a una estrategia para justificar la privatización del servicio de energía eléctrica y precarizar el trabajo, como hemos podido ver en todos los niveles de la sociedad. Ahora tenemos empleos más explotadores, contrario a lo que se supone que ocurriera, que la mecanización facilitara el trabajo para todo el mundo. Hemos visto que no ha pasado eso, sino todo lo contrario, trabajos precarios, a tiempo parcial y con una remuneración horrible y la gente tiene que tener dos y tres trabajos para poder echar para adelante a duras penas. Hoy lo que tenemos es gente trabajando 10 y 12 horas, sin beneficios de vacaciones y planes médicos. Cuando uno se pone analizarlo, nos han echado para atrás 50 años.

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