El Sínodo ha terminado, sigue el proceso sinodal

 

Por Marcelo Barros / Especial para En Rojo

Este domingo 27 de octubre, en Roma, se encierra la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la Amazonia. Durante tres semanas, casi 200 obispos católicos de todo el mundo, de los cuales más de 100 de la región amazónica, escucharon a representantes de los pueblos indígenas y dialogaron con misioneros que viven en la región. Escucharon a expertos y hablaron sobre los grandes retos que enfrentan la tierra y los pueblos de la Amazonía. 

La región pan-amazónica, con sus ocho millones de kilómetros cuadrados, ubicada en nueve países sudamericanos, tiene sido asunto de diálogos en todo el mundo. Fue la primera vez que la Iglesia Católica asumió la tarea de escuchar positivamente y valorar la realidad y las culturas ancestrales de los pueblos indígenas, especialmente su sabiduría religiosa. 

Desde que este sínodo comenzó a prepararse, obispos y misioneros que realizaron la consulta previa con las comunidades han descubierto que las culturas indígenas son expresión de la relación armoniosa entre Dios creador, los humanos, la comunidad y la naturaleza. También descubrieron que el capitalismo y el tipo de desarrollo que las empresas y gobiernos han traído a la región ha roto ese equilibrio ecológico. Principalmente, el extractivismo practicado por las grandes multinacionales mineras y la presión de grandes intereses económicos destruyen el bosque, contaminan los ríos, ponen en riesgo la vida y la seguridad de millones de personas, como también amenazan el futuro de la vida en el planeta Tierra. 

El domingo 20 de octubre, muchos obispos amazónicos celebraron juntos y firmaron un nuevo Pacto de las Catacumbas, documento a través de lo cual se comprometieron a inserirse en el camino de los pueblos amazónicos y en la defensa de la Amazonía y de la Tierra, nuestro hogar común. Así las Iglesias continúan la misión de Jesús.

Las conclusiones del Sínodo fueron entregadas al Papa, que, con este material, dirigirá al mundo una exhortación post-sinodal sobre el cuidado de la Amazonía y la misión de la Iglesia con respecto a la Ecología Integral. Mientras tanto, en la región amazónica y en toda América Latina, ese Sínodo continuará a través de un proceso de construcción conjunta de una misión profética que consiste en escuchar a los diferentes, acoger las diversas tradiciones de las comunidades y, con ellas, vivir el proyecto divino de justicia y paz. Como dijo el Papa Francisco, sínodo significa “caminar juntos”. En todas las diócesis y parroquias tenemos que vivir un proceso sinodal permanente. Esa debe ser la forma normal para que la iglesia viva y cumpla su misión.

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