El tiempo, el espacio, lo material, el 2021

El tiempo se queda. Somos nosotros los que pasamos. Y no vamos a repetir, con idealismo subjetivo, que el tiempo -y el espacio- son solo productos del pensamiento humano y están separados de lo material. Sobre eso ya se ha dicho que sin la materia tiempo y espacio serían “la nada, sólo una vacía representación, una abstracción, que existe meramente en nuestra cabeza(Engels). Aún cuando las representaciones del tiempo y el espacio cambian con los desarrollos científicos “…nuestros conceptos, en continuo desarrollo, sobre el tiempo y el espacio, reflejan el tiempo y el espacio objetivamente reales(Lenin).

Me permito decir que estamos ahora, aquí. Puerto Rico, en 2020. Objetivamente estamos en el mundo. ¿Y qué es hoy el mundo? ¿Qué tiempos son estos aquí en el mundo cuando el agua cotiza en la Bolsa de Valores? ¿El tiempo de la Pandemia es igual al tiempo de los rebaños? ? ¿Qué celebraremos cuando den las doce el día 31 de diciembre? ¿Qué lloraremos? ¿Qué creeremos dejar atrás?  Me permito decir que ahí estará nuestro entorno. Y aunque lo creamos -y quiénes somos para oponernos a lo que otros creen- nuestro mundo es la suma de entornos, ricos, grandes, o minúsculos, complejos, de los que no podemos separarnos ni con fechas, ni con distancias -que cambian más rápido que el corazón de un hombre-.

Sépase que el mundo de los peces en el río que beben y beben y vuelven a beber no esta separado del entorno de las aves que como el cardenalito, del que todas y todos sabemos por qué es rojo, surca el cielo y se posa en alguna rama. ¿Tendríamos que decir que esa rama, ese árbol, su entorno, no está separado de nosotros buscando sombra? Y a veces creemos que el tiempo que pasa el inversionista en Rincón está separado de aquella trabajadora que mira el reloj porque después de su turno tiene que buscar al niño en Carolina. ¿Celebrarán igual el 31 de diciembre?

Este fin de año deberíamos estar claros. Hemos sobrevivido una pandemia y hemos sobrevivido los estragos del neoliberalismo durante estos últimos años. Hemos perdido gente querida que habremos de eternizar en el recuerdo -con lo que el tiempo, entonces se va relativizando con nuestro deseo-.  Debemos estar claras de que ni el cardenalito, ni los peces, ni el agua, ni el árbol están en mundos y momentos separados. El político corrupto, los colonizadores, los inversionistas de la muerte, viven en mundos separados solo en la mente. Pero estamos juntas, estamos juntos, reconociendo el conflicto y las relaciones de dominación dejan de estar separados del resto. ¿Y si medimos el tiempo por cada cambio material, organizativo, administrativo, que nos vaya haciendo más libres, menos violentos con el entorno? Reconociendo la esperanza, organizando la ira, celebremos el tiempo del fin de la dominación, el final de pensarnos como vencidos, empezar a vivir como vencedores respetando el entorno, los entornos de cada animal, de cada mineral en la tierra, que nos colocará definitivamente en un hermoso aquí y ahora en el que trabajaremos por un mundo mejor.

Rafael Acevedo/Director En Rojo

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