En busca de tierras a perpetuidad para la agricultura sostenible

Por Cándida Cotto/CLARIDAD

 Después de varios años de conversaciones entre personas activas en el movimiento agroecológico preocupadas por el acceso a la tierra, el 9 de noviembre de 2019, se alcanzó a formalizar el Fideicomiso de Tierras Comunitarias para la Agricultura Sostenible (FTCAS). Este fideicomiso, cuyo fin primordial es la preservación a perpetuidad de tierras para una agricultura agroecológica sostenible, es la segunda iniciativa de personas de la sociedad civil en utilizar esa figura legal.

 Una de sus promotoras y ahora directora ejecutiva, Mariolga Reyes Cruz, compartió con CLARIDAD el desarrollo de este proyecto. Hace ya un par de años se organizó una reunión en Casa Pueblo entre personas que trabajan la tierra y personas dueñas de fincas, para hablar sobre la tenencia de la tierra. El paso de los huracanes Irma y María y ver el avance del llamado capitalismo del desastre hizo más evidente la necesidad  de hacerlo y los puso “en patines” para explorar qué estrategias se podían identificar para asegurar un acceso permanente a la tierra de quienes la cultivan.

 “La preocupación viene porque las personas que empezamos esta conversación, gente que se dedica más a proyectos comunitarios de agricultura y gente que nos dedicamos más a la documentación, llevamos muchos años documentando sobre agricultura sostenible, y en años de participar en este sector, veíamos que se repetía un patrón de que un buen número de las personas que estaba empezando en el sector de la agricultura sostenible, que era gente que no tenía el acceso a la tierra ni el capital para comprar, entraban en acuerdos verbales, incluso alquilaban tierra y estaban siempre vulnerables al desahucio”.

 En la reunión en Casa Pueblo participaron, entre otros, el activista Juan Delgado, quien fue la persona que les orientó sobre las distintas figuras que podían usar en el actual estado de derecho que tiene Puerto Rico  para tratar de proteger tierras, y  Ana Eliza Pérez Quintero, agricultora ecológica, activista ambiental desde adolescente, quien ha participado en proyectos como el del Corredor Ecológico del Noreste  (CEN) y otras iniciativas en Chiapas, México, y Haití, y es la gestora del proyecto Colmena Cimarrona, en Vieques.

 Las inquietudes por la falta de acceso y protección de tierras para la agricultura surgen a raíz del trabajo que Reyes Cruz, junto al documentalista y agricultor ecológico Juanma Pagán Teitelbaum, ha realizado. Son más de 30 mini documentales sobre el tema, incluyendo la serie llamada Cosecha hoy, la cual fue transmitida por WIPR y nominada para un Emmy. En estos trabajos también afloró el interés creciente de las nuevas generaciones en la agricultura sostenible para atender el problema de inseguridad alimentaria que tenemos en Puerto Rico.

 Una vez ponen “los pies en tierra” ante la urgencia de la necesidad de protección y comparar la figura del fideicomiso con otras como las servidumbres de conservación, la compra en grupo y las cooperativas, el grupo quería una estructura que protegiera las tierras en el tiempo, que no estuviese sujeta a los cambios de mentalidad de una generación a otra.  “En ese sentido, queríamos proteger las tierras de procesos históricos que ya hemos visto a nivel global y en Puerto Rico, donde una generación se dedica a la agricultura y la otra tiene que irse a la ciudad o decide vender las tierras. Y eso es algo que históricamente pasó aquí también”.  Es ahí que optaron por acudir a la Clínica de Asistencia Legal de la Universidad de Puerto Rico (UPR), su división de Desarrollo Comunitario Organización y Autogestión, liderada por la licenciada María Hernández Tórrales. La escritura madre se oficializó en noviembre de 2019.

 La directora ejecutiva aclaró que todavía el Fideicomiso no tiene tierras. Su función es establecer una estructura para adquirir tierras y salvaguardarlas a perpetuidad para un uso en particular, que es la agricultura sostenible y las empresas necesarias para sostener esta agricultura.

Reyes Cruz, quien co-maneja una finca en Utuado con su familia, explicó que la agricultura sostenible requiere de la producción de insumos. “Estamos apostando a la relocalización de la producción agrícola, y para hacerlo se requiere atender el sistema alimentario completo y las necesidades específicas del sector agroecológico. Todo tipo de agricultura que cuida la salud del suelo, de los bienes naturales y de las y los agricultores, para hacerlo, se requiere otros eslabones. En esta cadena, el Fideicomiso está apostando poder apoyar la emergencia de otras tipas de empresas para la producción de composta, de semillas, herramientas y otras necesidades que los beneficiarios del fideicomiso vayan identificando para la sostenibilidad de los proyectos”.

En estos primeros meses de operación, en medio de los terremotos y pandemia, resaltó que el Fideicomiso ha logrado obtener exenciones contributivas tanto del Gobierno de Puerto Rico como del Gobierno de Estados Unidos y una primera subvención de la Fundación Segarra, con la que están identificando zonas prioritarias para un mapa de tierra y un proyecto de consulta a las y los agricultores sobre el tema de la tenencia de tierras en común y la gobernanza colectiva de esas tierras.

 Agregó que el proyecto de consulta está en progreso y ya se ha levantado un consenso de que el tema del acceso y permanencia de la tierra es una problemática que ya está viviendo este sector y hay que abordarlo. Comentó que, por ejemplo, el proyecto agroecológico El Josco Bravo ya ha graduado cerca de 500 promotores de agroecología. En Utuado hay otro proyecto e incluso hay otro programa en el Recinto de Mayagüez de la UPR.

 “Pero el acceso a las tierras es difícil, sobre todo para la gente que se quiere dedicar a la agricultura. La mayoría de los operadores, según el Censo Agrícola del 2018, viven con ingresos menores a $25 mil al año. La gente que empieza a sembrar no tiene ingresos y ya tiene gastos a menos que ya no se tenga el capital”. Mientras, el número de fincas activas en Puerto Rico se ha ido reduciendo desde los años 50 del siglo 20, cuando hubo cerca de dos millones de cuerdas de fincas productivas. Hoy, 70 años más tarde, ese número se ha reducido a menos de 500 mil cuerdas; es decir se han perdido cerca de 150 mil cuerdas. En estos momentos el 41% de las fincas activas están en manos de personas de 65 años o más y la mitad de esas tierras agrícolas se usan para el pastoreo de ganado.

 La directora del Fideicomiso agregó que en Puerto Rico  se importa el 85% de los alimentos: “La producción agrícola local es dominada por el pastoreo de ganado, que no suple la canasta básica completa. Tenemos que tener el poder de decidir qué sembramos y cómo sembramos. En ese sentido, sí se está sembrando; pero el 33% de la población adulta sufre de insuficiencia alimentaria. Así que el tema de acceso es un tema también de posibilidades para producir, y parte de lo que queremos atender es asegurar la tierra y un acceso sostenible para quienes la viven y trabajan”. Hizo el señalamiento de que el Departamento de Agricultura, en las tierras que alquila no permite ni promueve que los agricultores vivan las tierras que cultivan, lo que es un problema tanto para los procesos agrícolas como para la productividad de los proyectos. Argumentó que si la persona que alquila tiene que pagar la finca, una casa en otro lugar, pagar por la transportación y no tiene otro trabajo para los gastos de día, poco a poco los proyectos se van haciendo insostenibles.

 En este escenario, el propósito del Fideicomiso no es solo la perpetuación de las tierras, sino que busca además propiciar modelos diversos para la agricultura sostenible, que incluyen: agricultura familiar campesina, producción agrícola ecológica a pequeña escala para consumo local; agroforestería y pequeños rumiantes; proveer vivienda asequible y sostenible a quienes cultivan las tierras; establecimiento de incubadoras agrícolas para nuevos agricultores y agricultoras; creación de sociedades cooperativas que atiendan las necesidades diversas de quienes cultivan la tierra y la gestión cultural, educativa, comunitaria y económica organizada en red con los proyectos agrícolas.

Reyes Cruz indicó que en estos primeros meses, en el Fideicomiso se han enfocado en asuntos operacionales internos y que aunque todavía no han comenzado una campaña de educación y promoción están en proceso de buscar colaboraciones para impulsar esa otra dimensión del proyecto.

 Las personas interesadas pueden acceder a la página info@fideicomisoagricola.org o a su página en Facebook.

 

 

 

 

 

 

 

 

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