¿Cómo tú estás maestro?, ése era el saludo que normalmente me daba mi compañero y amigo Eliott Castro cada vez que me saludaba.
Resulta irónico considerando que por los pasados 14 años fui yo quien tuvo la oportunidad de aprender de ese profesor. Cuando empecé a escribir sobre deportes quería llegar a tercera base sin haber pisado segunda ni primera pero Elliott me enseñó que pisabas todas las bases antes de llegar a home la importancia de que los escritos fueran diferentes y tuvieran su propia personalidad. Como el decía, las estadísticas y resultados ya salieron y fueron analizados. En el camino me protegía como un padre protege un hijo, recuerdo que cada vez que me presentaba, le decía ayúdamelo que está aprendiendo y siempre que hacía una crítica, ésta era constructiva explicándote por qué te la hacía y en que entendía que podías mejorar.
En el camino conocí una de las personas más humanas que he conocido en mi vida siempre preocupado por los demás y por el bien de la comunidad.
Algo que mucha gente no conoce es que pasaba semanas completas dándole charlas y preparándoles actividades a diferentes grupos de distintas barriadas donde le llevaba atletas para que aprendieran que el deporte era una alternativa a los peligros de la calle. Otra de la cosas que más me impresionó a través del tiempo fue que me enseno respetar el deporte femenino Elliott fue un luchador incansable por romper la barrera del sexo en el deporte y le dedicó muchos escritos en CLARIDAD a darle su merecido lugar. Incluso recuerdo que poco despues de Rio me dijo que el mejor momento de su carrera como comentarista había sido poder ver a la primera mujer medallista de oro en nuestra historia en la figura de Mónica Puig (quizás por eso tenía que ser la última que narrara en el espacio terrenal).
Hay muchas más cosas que podria escribir en estas líneas anécdotas e historias interminables pero hoy solo quiero decirte ¡Gracias Maestro! qué bueno eres y lo serás por siempre hasta la eternidad.
Javier Gorbea
Escritor deportivo