En memoria: Luis Sepúlveda: voz de los perdedores, no de lo perdido

 

Por: Redacción de CLARIDAD

Ha fallecido por coronavirus  en Oviedo, España el escritor chileno, Luis Sepúlveda, “militante de la palabra”, como se describió alguna vez a sí mismo, y creador de una obra literaria de amplio registro y altísima calidad. Entre muchos otros relatos extraordinarios, suya es la novela “Un viejo que leía novelas de amor”, convertida por la crítica y su amplia lectoría en un clásico de la literatura contemporánea latinoamericana. “Nombre de torero”, “Mundo del fin del mundo”, “Patagonia Express”, y la bellísima  fábula de tema ecológico “Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar” figuran entre sus libros más leídos y aclamados.

Vivió sus últimos veinte años en España, tras haber salido de Chile a finales de los años 70 como exiliado político de la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet. Antes había vivido por varios años en Hamburgo, Alemania. Había sido encarcelado y torturado por los esbirros de la dictadura, y su excarcelación, junto a la de un grupo de prominentes prisioneros políticos, se logró tras una intensa campaña de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional. Desde Europa desplegó su obra literaria hacia el mundo entero, gozando del aplauso y el aprecio de millones de lectores y lectoras. Dijo que su responsabilidad como escritor era contar la historia de los perdedores, porque “a los ganadores les escriben su propia historia”.

Además de su talento y del  valor literario de su obra- que le valió incontables premios y distinciones- a Luis Sepúlveda se le recuerda como una persona de vida sencilla y coherente, que compartió sus vastos saberes con sus estudiantes, que mantuvo la fidelidad a sus principios, y que rehusó dejarse atraer por el espejismo de la fama y la frivolidad que rodea a ciertas figuras y corillos literarios y culturales.

En su nota sobre el fallecimiento del escritor, la periodista y editora cultural del diario digital ElEspañol, Lorena Maldonado, describió así a Luis Sepúlveda: “Siempre se bautizó como un ciudadano “profundamente rojo”, mal que les pesase a muchos: era uno de esos grandes autores comprometidos, de los que entienden que lo personal es político, de los que ponen su palabra al servicio de la vida y sus militancias. Todas aquellas palabras nunca resueltas, nunca canjeadas, en el fondo: dignidad, libertad e ¿igualdad?”.

En Puerto Rico y entre la gente de CLARIDAD, Luis Sepúlveda contó con muchos fanáticos y fanáticas que hoy lloramos su partida. Decimos su partida, no su pérdida. Porque su voz, inmortalizada en su trayectoria personal y su legado escrito, permanece para siempre, y nunca será acallada ni perdida.

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