En Memoria: ¡Qué bueno es!

Desde la ciudad de Trujillo en Perú, donde nos encontrábamos supervisando un Panamericano Sub 20 de Atletismo, evento que está bajo mi presidencia de la Asociación Panamericana de Atletismo, envié este escrito como un tributo y homenaje al querido amigo/hermano, Elliott Castro quien nos dejó físicamente el pasado domingo 23 de julio.

A Elliott lo conocimos en el 1967 cuando este servidor se transfirió de la Universidad de Houston donde estudiábamos desde el 1963, con una beca atlética al Colegio de Mayagüez. Nos hicimos amigos rápidamente pues él era un amante del deporte y ya yo había representado a Puerto Rico en Los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 1966 que se celebraron en San Juan y era natural el conocer y compartir con los atletas puertorriqueños. De esa amistad, que se convirtió en una hermandad y luego en solidaridad en todo lo que nos unía y amábamos, el deporte, la música, la lectura pero especialmente, la lucha por la total soberanía y descolonización de nuestra Patria, creció un amor de hermano y admiración mutua. Recuerdo que todos los viernes cuando regresábamos del Colegio para nuestros hogares, él para San Juan y yo para Caguas, junto a otro compañero atleta, Venancio Otero, nos parábamos al frente del campus en la carretera número 2 para pedir pon hasta llegar a nuestros destinos. Yo no pude continuar mis estudios en el Colegio por razones del servicio militar obligatorio pero tuve la dicha de ser asignado a la base militar Buchanan ya que, el Comité Olímpico de Puerto Rico bajo la presidencia del Profesor Felicio Torregrosa, solicitó al Pentágono que a mí se me dejara en Puerto Rico ya que, estaba entrenando para la Olimpiadas del 1968 que se celebrarían en la Ciudad de México. Así pude mantener la amistad con Elliott pues aunque no nos veíamos a menudo el seguía mi carrera.

Luego en el 1974 cuando me uno a mi compañera, Evelyn Claudio, quien era militante del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), Jaime Córdova, editor deportivo de CLARIDAD diario, me recluta para escribir artículos y reportajes para el periódico, especialmente del deporte de atletismo. Escribíamos con un seudónimo ya que, habían ordenes de la dirección del periódico que yo usara un seudónimo para no calentarme por mi posición en el deporte y en la entidad universitaria donde trabajaba. En estos tiempos reanudé la amistad con Elliott ahora con mucha más profundidad pues junto a Evelyn, estábamos inmersos en la lucha por la independencia de nuestra Patria y la descolonización. Como todos ustedes saben ya Elliott escribía para CLARIDAD y ya ambos le respondíamos a Jaime y a la redacción del periódico y más aún creció nuestra hermandad.

Hay una anécdota que deseo compartir con ustedes de la que Elliott fue el protagonista. En el 1981 estábamos en Santo Domingo, República Dominicana en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de Atletismo, este servidor como el Delegado Técnico del evento y Elliott cubriendo el evento para CLARIDAD. Sucede un momento histórico para Puerto Rico cuando Angelita Lind gana los 800 metros en el campeonato y estábamos todos eufóricos con ese triunfo del Ángel de Patillas. Al prepararnos para la ceremonia de premiación me informan los organizadores del Campeonato que no tenían el himno de Puerto Rico. Se lo notifiqué a Elliott y rápidamente con su sabiduría excepcional, me dice, yo lo consigo y al ratito vuelve donde mí y me dice que la compañera Quintina, quien residía en Santo Domingo en esa época tenía el himno pero era el de la letra original cantado por Danny Rivera. Yo di la orden que se utilizara pero era un secreto entre Elliott, Quintana y yo. Cuando premian a Angelita y ponen el himno de Puerto Rico, parte de la delegación de Puerto Rico se sorprendió, especialmente quien tuvo el honor de premiar a Angelita que fue Rosarito López Cepero que en esos momentos era la presidenta de la Federación de Atletismo de Puerto Rico. Para qué fue eso, pues se formó un reperpero de parte de los dirigentes de la delegación de Puerto Rico tratando de averiguar el porqué se tocó ese himno y yo como delegado de la competencia, simplemente les dije que era el único que había y además era la letra original de nuestro himno. Esa noche celebramos en grande pues logramos que se oyeron las notas del himno original y quién fue el sabio que logró la hazaña, pues el hermano Elliott.

Elliott era miembro de la Junta Directiva del World Best 10K, junto conmigo, Sara Rosario, el Dr. Natalio Debz y Rafi Acosta el director de la carrera. La junta selecciona a la persona que se le dedica la carrera cada año pero usualmente quien presentaba los(las) candidatos(as) era Elliott. Creo que para el año que viene desde ahora presento que a la persona que se le dedique la carrera póstumamente sea a Elliott. Él amaba éste evento y le dedicaba mucho tiempo al mismo y como ustedes saben este es el evento deportivo internacional de más envergadura que se celebra en Puerto Rico año tras año.

También, no dudo que pronto su yerno Miguel Zenón, quizás el mejor saxofonista alto de jazz del mundo, le dedique una de sus obras maestras.

Hermano descansa en Paz…

Artículo anteriorEn Memoria: Hasta luego y gracias  maestro
Artículo siguienteEl Gobierno, la Junta: ¿Quién actúa mejor?