En Memoria: Roberto José Maldonado Rivera

Saliendo de la corte en San Juan. Foto Archivo CLARIDAD

El velatorio será hoy  martes 11 hasta las 10:00p.m. en la Funeraria Ehret en Río Piedras y mañana miércoles 12 de febrero desde las 9:00am hasta las 11:00pm.

 

Por Julio Eduardo Torres

 

Unas breves líneas para que un distinguido patriota y abogado no pase a la eternidad sin que alguien recuerde algunas de sus importantes aportaciones y sacrificios por nuestro Puerto Rico.

En las décadas del 60 y 70 del siglo pasado, cuando la represión contra el independentismo fue brutal, Roberto José Maldonado Rivera fue uno de los fundadores del Instituto Legal de Puerto Rico. El Instituto daba defensa legal gratuita a todo independentista acusado de delito por razón de sus ideas políticas. Defendía a los independentistas perseguidos, no importa a que grupo pertenecieran. También coordinaba la participación de abogados en la práctica privada que también brindaban defensa legal gratuita a los perseguidos,

Era la época gloriosa de la campaña contra el Servicio Militar Obligatorio, las playas para el pueblo, la lucha contra el ROTC, la defensa de la libertad de expresión, el rescate de terrenos, las grandes huelgas obreras y otras tantas luchas. Roberto era el Director Ejecutivo del Instituto. Junto a Manuel Moraza, trabajaban a tiempo completo para el Instituto a cambio de un exiguo salario. Éste dependía de lo que pudiera recogerse y en muchas ocasiones no llegaba. Por eso lo llamaban “el teorico”.

Roberto asistió a cientos de jóvenes puertorriqueños que se negaron a ingresar al ejercito de los Estados Unidos. Representó a miles de independentistas acusados ante los tribunales de Puerto Rico.

Cuando, como parte de la represión la legislatura y el Tribunal Supremo  se dedicaron a erosionar el Habeas Corpus hasta convertir el gran auto  en la institución inservible que es hoy, no fueron pocos los juicios que Roberto detuvo presentando recursos ante el Tribunal Federal para evitar que los tribunales de la colonia los celebraran sin atender los recursos de Habeas Corpus radicados. A pesar de sus triunfos eventualmente el Habeas Corpus desapareció como el gran auto protector de la libertad,

Roberto fue presidente del Instituto de Derechos Humanos de Puerto Rico. También de la Federación de Esgrima de Puerto Rico. En ambas instituciones se destacó por su férrea defensa de los derechos civiles y de la puertorriqueñidad.

El 11 de marzo de 1971, en ocasión de sucesos sangrientos en la Universidad de Puerto Rico, compareció a un cuartel de Policía a representar a jóvenes estudiantes ilegalmente detenidos. Fue brutalmente golpeado en el cuartel, de tal manera que estuvo semanas hospitalizado. Nunca se investigó la agresión ni se acusó a nadie por la misma.

Eso no lo asustó, Antes de dos años después, fue detenido en Canadá cuando se vio precisado a formar un escándalo en la vista de extradición de Humberto Pagán, estudiante acusado de dar muerte al Jefe de la fuerza de choque en los sucesos del 11 de marzo de 1971. Lo hizo al percatarse que  los fiscales de Puerto Rico hacían señas al testigo que llevaron a declarar en la vista de extradición. Finalmente el juez de Canadá denegó la extradición indicando que la prueba era increíble. Pagán regresó eventualmente  a Puerto Rico y fue exonerado ante lo increíble de la prueba en su contra.

Fueron miles los casos de perseguidos políticos que Roberto defendió y cientos las historias de sus valientes batallas legales. Pero no se detuvo ahí. Siempre puso la acción donde ponía su palabra. Era piloto de avión y en una ocasión su licencia fue suspendida por distribuir desde el aire propaganda independentista en ocasión de una actividad  para la que habían prohibido el vuelo en el área que lo hizo.

Fue arrestado en la segunda ronda de arrestos por la acción del grupo Macheteros en Hartford, Connecticut.  Juzgado por un juez prejuiciado y un jurado racista, fue absuelto de los cargos sustantivos pero condenado por el delito de conspiración. Sufrió encarcelamiento en Texas, USA por cumplir con  la patria.

En resumen, Roberto fue un destacado abogado, gran deportista, un gran defensor de los derechos civiles y humanos y por sobre todo, UN PATRIOTA.

 

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