En nombre de la humanidad

  Por Marcelo Barros/Especial para CLARIDAD

  Hoy en día, en los Estados Unidos y en todo el mundo, muchas personas reaccionan contra el racismo revelado en el cruel y cobarde asesinato de George Floyd. En nuestra sociedad, discriminación social y racismo estáníntimamente relacionados.

Mientras la humanidad sufre la tragedia de esta pandemia, el presidente de los Estados Unidos cancela 400 millones de dólares que el gobierno norteamericano siempre pasaba ala Organización Mundial de la Salud (OMS). En el mundo, se están probando ocho tipos de vacunas contra el Covid 19. De estos, la mitad (4) viene de China. Donald Trump utiliza todo su poder para evitar que las vacunas chinas lleguen al mercado mundial antes de noviembre. Considera que esto sería perjudicial asu campaña de reelección.

En medio de esta realidad, el presidente de Sudáfrica lanza un desafío alas Naciones Unidas: la vacuna contra un virus mortal que amenaza a toda la humanidad no debería ser comercializada. La vida no es mercancía. En varios países, entre ellos el Brasil, diversas organizaciones de la sociedad civil están unidas en una campaña internacional para declarar vacunas y medicamentos contra epidemias como bienes comunes de toda la humanidad. Esta campaña está coordinada por una Fundación Internacional que intenta unir a la humanidad en una Ágora de los Habitantes de la Tierra. Hay un documento que recorre el mundo y puede ser firmado por todos como Manifiesto en nombre de la Humanidad.

La conciencia de la dignidad e igualdad de todos los seres humanos y la comprensión de una ciudadanía universal es algo reciente. Para que tales logros se hayan producido, fue importante una evolución de la cultura. Hegel afirmaba que no somos dueños de nuestras ideas. Son las ideas que llegan a nosotros y allí tienen un poder transformador. La lucha por las ideas está en la raíz de las grandes luchas emancipadoras de la sociedad.

Desafortunadamente, en la historia, a menudo, las iglesias y religiones se han opuesto a los movimientos de liberación y promoción humana. En los siglos pasados, pastores y ministros cristianos defendían la monarquía contra la república. Consideraban que la superioridad del hombre sobre la mujer provenía de Dios. Estabanen contra de la igualdad de género y de la libertad de expresión y de religión. Aún hoy, hay pastores y ministros que organizan cruzadas contra el derecho de las personas ala diversidad sexual. Sobre todo, ligan religión con poder y control social. Necesitamos urgentemente volver al evangelio de Jesús que dice: «He venido para que todos tengan vida y la tengan en abundancia»(Jn 10:10).

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

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